Pelayaserías en Miami

El viernes 23 de mayo sucedió algo especial. Como este año se cumple el 30 aniversario de la creación de la Seña del Humor de Matanzas, compañía humorística para adultos de la cual fui co-fundador, guionista, comediante, director artístico y director general de 1984 a 1991, se me ocurrió para celebrar la fecha, presentar un espectáculo unipersonal llamado “Pelayaserías”, como mi blog de creación humorística en la ya prestidiosa Sala Xtrings de la ciudad de Miami. Con el apoyo y la acogida de Pedrito Alfonso y Claudia Arroyave, hice esa función única.

Era un desafío, porque aunque he seguido mi carrera en el humor, en este último tiempo me he dedicado más a la literatura infantil humorística, a la motivación a la lectura a través del humor, a mis Conciertos lectores para niños, a capacitar a los docentes en la Pedagogía del humor, a profundizar en la teoría del humor, a trabajar en la aplicación y promoción del humor en muchas otras áreas, sin dejar de crearlo en diferentes manifestaciones artísticas y medios de comunicaciones. 

Como es obvio, no he tenido tiempo para presentarme en escena con obras para público adulto. Sólo en contadas ocasiones en los últimos 10 años lo había hecho en Chile, en Cuba, en Boston, Buenos Aires o Toronto. Pero ese no era el único desafío. También lo era presentarme ante un público en Miami, donde se mezcla el que me conoció y consintió cuando la época de la Seña del Humor y los que desconocen ese trabajo, porque se fueron de la Isla antes de nacer mi grupo o eran muy chicos cuando nos presentábamos.

Así que después de “viejo” en el oficio, volví a sentir el nervio, la adrenalina del estreno. Para colmo, estuve muy enfermo durante más de dos días antes de la actuación, por lo que todos los sustos y las emociones se agudizaron.

Pero llegó al fin la noche del 23 de mayo. Y aunque suene a “autobombo”, voy a decir que al final de la función escuché solo felicitaciones y halagos. Que al otro día en facebook leí las mismas estimulantes frases. Así que únicamente por eso podría afirmar que todo me salió bien. Pero voy a confesar lo que sentí para redondear la idea: el nervio estuvo bien presente ahí, como ya dije, aunque al ver y oír las risas del primer monólogo se fue aplacando y llegó el momento en que volví a sentir el dominio escénico y de público que me dio el oficio adquirido durante mis años en la Seña y terminé la función con el placerazo que se vive al hacer el humor a conciencia, al hacer sonreír, reír y carcajear al público. Una experiencia increíble.

De nuevo triunfó el humor sano, blanco, el que a veces hace pensar, el que respeta al público, el que me gusta hacer.

Doy gracias por tener la suerte de trabajar en lo que me apasiona; gracias por lograr mis metas de a poco. En este caso doy gracias a mi esposa Mireya y a mi hijo Alex por el gran aporte que hicieron a “Pelayaserías”, a Pedri, a Claudia que logran que Xtrings sea un espacio con magia, a mis compañeros de La Seña que estuvieron allí esa noche, a los que no pudieron estar y al público que me provocó, estimuló e hizo sentirme tan bien.

En fin, otro lujo que me di.

Ahora, ya en mi casa de regreso, vivo la mezcla de la pena por dejar un público y la alegría por volver a otro, porque ya extraño a ambos. Me siento cubano, me siento chileno, me siento latinoamericano y me siento de cualquier parte. Pero de la parte que representa a los buenos seres humanos donde quiera que vivan.

Me siento libre, me siento realizado. ¿Qué más se puede pedir a los sesenta años?

Gracias a ustedes también por leer las reflexiones de este feliz humorista.

 

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