Por los subterráneos de Jerusalem.

tunje9.jpgComo señalé en una de mis crónicas, los judíos tuvieron un gran Templo en Jerusalem, que fue destruido por los babilónicos. Después levantaron ahí mismo otro y lo quemaron los romanos. Sólo quedó en pie, en ambos desastres, una parte de una de las murallas, que se conoce hoy como “El Muro de las Lamentaciones”. Pues siguiendo la dirección del Muro, pero por debajo, se pueden caminar, creo que 2 kilómetros.

Bajamos. Todo huele a polvo y a moho milenario.  Ahí se ven vestigios de los que construyó Herodes, callecitas de la antiquísima ciudad, parte de un acueducto romano, bóvedas, arcos de posibles ventanas, espacios como restos de casas, bloques de 500 toneladas que trasladaban de cerros cercanos y subían hasta alturas como de 4 pisos actuales, baños romanos y unas cuantas cosas increíbles más. Y siguen las excavaciones.

Cuando salimos a la supuerficie, ya era de noche. Es preciosa la vieja Jerusalem bajo las estrellas e iluminada con las luces artificiales.

Con esa belleza y la historia que se respira, es obvio que la hayan conquistado tantos interesados y aún se la disputen tantos pretendientes, ¿no es cierto?

 

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