PP Layo, corre pon sal voluntario No. 11
La pregunta y la respuesta que encabeza esta noticia, es parte de la entrevista que le hice al Presidente de Haití, el Sr. Michel Martelly, cuando realizaba esta nota en Puerto Príncipe. El resto de la entrevista la encontrará en este mismo blog, cuando venza mi autocensura. Gracias.
No es fácil llegar a la capital de Haití para investigar, escribir y enviar una crónica reflexiva sobre lo que allí ocurre. Es que casi todo está dicho ya. Horror y miseria por doquier.
Por ello, deseo darle otro enfoque a mi trabajo. Comenzaría por la pregunta: ¿los haitianos se merecen esta desgracia? La conquista española, la esclavitud, los filibusteros franceses y la colonización gala, guerras de independencia y entre mulatos y negros, política de E.U., deforestación, dictaduras, pobreza, emigraciones, los Duvalier, sida, huracanes frecuentes, un devastador terremoto, epidemias y ahora los abusos sexuales de los cascos azules uruguayos. Mi respuesta: claro que no. Los haitianos son gente noble, amable, humilde y alegre, que ya han sufrido demasiado.
Por ello, deseo darle otro enfoque a mi trabajo. Comenzaría por la pregunta: ¿los haitianos se merecen esta desgracia? La conquista española, la esclavitud, los filibusteros franceses y la colonización gala, guerras de independencia y entre mulatos y negros, política de E.U., deforestación, dictaduras, pobreza, emigraciones, los Duvalier, sida, huracanes frecuentes, un devastador terremoto, epidemias y ahora los abusos sexuales de los cascos azules uruguayos. Mi respuesta: claro que no. Los haitianos son gente noble, amable, humilde y alegre, que ya han sufrido demasiado.
Por eso se me ocurrió algo que me comenté en voz baja, durante mi recorrido por la ciudad y que me confié en estricto secreto. Sin embargo, me voy a traicionar, ya que ante todo está mi deber de publicarlo, como profesional ético que soy, y compartirlo con mis lectores debido a su importancia.
Me dije a mí mismo que sería ideal proponerle a la ONU dos alternativas: o llevar a los siete millones de haitianos a Mónaco, sacando de ahí a los monacales (no estoy seguro si ese es el gentilicio de Mónaco, pero espero que sí, porque seguro serán “gentilicios” con los haitianos y se mudarán, comprándose sus palacetes en otras partes, donde gusten); o, me confesé, la otra variante de mi idea consiste en pedirles a Brad Pitt y a Angelina Jolie que adopten a los siete millones de haitianos.
Así, se deja a Haití sin los habitantes actuales, pero se puede llenar de militares violentos (valga la redundancia), guerrilleros y movimientos de liberación sanguinarios (valga la redundancia), narcotraficantes execrables (valga la redundancia), inhumanos fundamentalistas religiosos (valga la redundancia) y de los políticos corruptos, los pejes gordos (nalga la “redondancia”) escogidos de los peorcito de todos los países del mundo. Eso lo propongo por dos razones: 1) limpiar bastante ciertas sociedades, y 2) al mismo tiempo montar una empresa de turismo de aventura extrema en una tierra tan fatal, y que paguen los que quieran vivir las emociones y la adrenalina de enfrentarse a huracanes y terremotos, golpes de estado, matanzas, enfermedades y otro largo etcétera, en una semana, por ejemplo.
En mi opinión, conociendo a los monacoluenses, me inclino a que será más factible y real la variante de la adopción, tomando en cuenta lo que sugirió hoy al respecto el Sr. Pitt en Niza, junto a su pitto-nisa señora.
No sé si acogerán mi idea. Y hablando de acoger, ya acordé con mi traductora, una exquisita mujer de ébano (una negra rica, como diría eufemísticamente mi jefe de redacción), que habla creole como creolina para limpiar todo lo sucio en mis oídos, acordé decía, quedarme en esta Nación por ahora para ayudar en lo posible y acoger a los haitianos… y acoger a mi traductora también, ¿por qué no?, y quizás llegue incluso, hasta nacionalizarme. Estoy trabajando en ese sentido y aunque aún no me sé el Himno Nacional, ya me estoy aprendiendo el Escudo.
Y en cuanto a los uruguayos, que los dejen ahí cuando saquen a los haitianos y vacíen la Isla, si aprueban mi idea. Ellos se excedieron con la famosa garra charrúa que tanto ennoblece a ese pueblo sudamericano y en vez de demostrarnos que los cascos azules mueren con las botas puestas, demostraron que son “cacos” azules y morirán sin los pantalones puestos.
PP Layo
Corre pon sal
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