PP Layo, corre pon sal voluntario No. 4
La pregunta y la respuesta que encabeza esta noticia, es parte de la entrevista que le hice telefónicamente al ex post Presidente de Cuba, el Sr. Fidel Castro, ya que me rechazaron la visa para entrar a ese país. Entonces, solo pude leer por internet los cambios que promete el Sr. Raúl Castro, nuevo Presidente electo democráticamente por su hermano. Ese día me vi en la obligación de buscar ayuda para entender aquello y así banalizar mejor la noticia. El resto de la entrevista a Fidel la encontrará en este mismo blog, cuando venza mi autocensura. Gracias.
A continuación, el banálisis de la noticia:
Cuando me enteré de los cambios que dice hará alguien que lleva 50 años en el poder sin hacerlos, fue tal la confusión de mi alma que corrí a consultar un especialista en “almas”. El hombre era un almacén de datos. Y a pesar de su almanaque, era un tipo de almas tomar. Pero lo importante es que logró interesar en el tema almá s escéptico del mundo, o sea yo. Claro, no entendí mucho, porque: ¿qué es el alma en sí y como tal? ¿Todos tenemos almas, incluyendo a los animales, minerales, los causantes de las crisis económicas, las dictaduras y el reguetón?
Cuando terminó la consulta pude manejar ciertos elementos que de nada me sirvieron para comprender el fenómeno cubano. Así y todo, me senté debajo de un almácigo e hice un exhaustivo banálisis de la situación:
1-Si el número de almas es finito, entonces sólo hay una sola alma en este mundo, porque el número más finito es el uno (el cero es el más grueso). Eso significa que, en estos momentos en el mundo, hay una sola persona viva que no tiene alma. Pero ya lo sabíamos, porque el número “uno” (el caballo en la “charada” o lotería), el sinalma, el desalmado, es uno que está enfermo de poder y ahora de diverticulitis o diverticulosis (no sé bien cuál, pero sí sé que se divierte vestido de Adiddas a costa nuestra junto a su hermano).
2-Si el número de almas es finito, también significa que en algún lugar (en un salón al lado de dios, para los creyentes), existe una cola o fila de almas nuevas que esperan su turno, después de agarrar un numerito, para “meterse” en el cuerpo de un recién nacido. (Me imagino, si son almas cubanas, las peleas entre los que quieren encarnarse en el bebé de gente que pueda viajar al extranjero, etcétera, son holocáusticas).
3-Si el número de almas es finito, podría significar también que en cualquier momento se termina la cola o fila de almas nuevas, por tanto, no nacerán más niños y cuando muera el último nacido (de todos los planetas y dimensiones) se acaba el mundo. Y si comienzan a nacer desalmados, todos serán gente mala como el mencionado “Adiadas, El divertido” o su hermano, y el mundo se acaba también, pero de peor manera.
4-Si el número de almas fuera finito, cabe la posibilidad que exista la reencarnación (o círculo virtuoso o vicioso de almas, o reciclaje, como le llaman). Cosa ésta muy mala si uno muere y regresa encarnado en el nieto de “Adiadas, El Divertido” o en el de su hermano.
5-Si el número de almas es infinito, entonces este mundo no tiene para cuándo acabar, como “Adiadas, El Divertido” y su hermano. Claro, si es infinito, la cola de almas nuevas sería interminable, como la que hacen los cubanos para pedir visa a cualquier lado y alejarse de “Adiadas, El Divertido” y su hermano. Y eso nos lleva a que si sigue mejorando la longevidad, por los avances científicos en la Medicina, se llenaría este planeta (y los otros que tuvieran vida), y no cabríamos, por lo que se podría explotar el mundo en algún instante.
6-Si el número de almas es finito o infinito, es difícil de entender, pero peor es comprender estos dos enigmas: Uno, ¿cómo se pudieron apretujar las almas que habían en el universo, antes de estallar el Big Bang? Y dos, ¿cómo dejaron nacer a “Adidas, El divertido” y a su hermano en una misma época?
Sin dudas, soy un magro especialista de almas. Un “Almagro” (como Diego de), un frustrado conquistador de la esencia del Almagedón. Por ello intuyo que me faltan más banálisis para entenderlo todo.
Eso sí, sigo creyendo que primero se autocastran los Castros antes de hacer grandes cambios que vayan contra su sempiterno nepotismo.
PP Layo
Corre pon sal
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