PP Layo, corre pon sal voluntario No. 5

La pregunta y la respuesta que encabeza esta noticia, es parte de la entrevista que le hice al  Sr. Maradona, cuando realizaba esta nota en Argentina. El resto de la entrevista la encontrará en este mismo blog, cuando venza mi autocensura. Gracias.

A continuación, el banálisis de la noticia:
En cuanto me enteré de que el equipo de River Plate decidía su permanencia en el fútbol de primera división en Argentina, volé de inmediato a Buenos Aires para ser testigo de un hecho histórico.
En apretujada síntesis me referiré al respecto -sin faltarles el respecto, claro-, porque sé lo delicado del asunto, ya que uno de los temas más serios y trascendentales en la vida de las  grandes masas, tanto en Sudamérica como Europa es el balompié. (No quise mencionar a E.U., porque no sé cuáles son los temas fundamentales de esas masas, aparte de ganar dinero).
Afirmo lo anterior del fanatismo futbolero, basándome en lo que se oye en casi todas las conversaciones, en lo que aparece en las primeras páginas de los diarios en ocho de los siete días de la semana, o cuando uno ve la tele. Por ejemplo, el día de mi llegada pude ver las noticias de los goles del Campeonato Nacional, las entrevistas a los jugadores y un educativo y ameno reportaje sobre cómo se desenvuelve la vida hogareña de un jugador argentino en Europa sin su mamá; ocupando todo eso los primeros veinte minutos de un telediario.
Para ir al grano, como diría un pollo, fui al estadio. Allí observé con qué furor exteriorizaban sus emociones la barra (los fans) de River Plate. Parecían las huestes de Alejandro Magno. (Recuerdo a un religioso a mi lado que gritaba: ¡Amaos los Hunos a los otros!, aunque de nada valía).
Al final, cuando perdió River, me sorprendió que hubo aún más emociones que exteriorizar y fui testigo de cómo los barristas le echaban la culpa del descenso de su equipo a las puertas, señales, cristales, sillas y otros objetos del estadio, aunque también a los autos estacionados, el molibiario urbano, y hasta transeúntes, porque lo destrozaron todo.
Pero hay que ser justo, eso no sólo sucede en Argentina, es un mal mundial. Puedo asegurar entonces que mientras más se civiliza el ser humano, más se entrega al fútbol para encauzar sus emociones. (No sé si eso es cierto, pero suena interesante, ¿no?).
Pero no me preocupo ante tanta violencia. Yo entiendo el dolor de esos hinchas de River. Es que yo soy superfanático a los deportes de caballos, por ello, sé que "herrar es  humano".
 
PP Layo
Corre pon sal
 

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