Primera presentación del humor en el Festival de Viña 2017.

descarga_6_1.jpegComo hago año tras año, doy mi opinión sobre los humoristas que se presentan en el Festival de Viña. En la jornada inaugural, actuó el señor Juan Pablo López, alguien enmarcado en el estilo stand up comedy.
Aparentemente a todo el público presente le gustó su interpretación. Los periodistas hablan maravillas de él y lo prueban con el alto rating conseguido.

Por eso hoy me sorprendió el comentario que hizo el cantautor Mauricio Redolés, cuyo sentido del humor en su obra es como para catalogarlo como humorista también, según mi opinión. Pues Redolés dijo, entre otras cosas, que el cómico López denostó a la tercera edad y fue un acto de cobardía burlarse de la vejez del ex Presidente Lagos (sin ser él Laguista).
Yo vi la rutina de ese humorista y no voy a analizar aquí contenidos; es decir, no me referiré a si atacó merecidamente a alguien o no. Me dedicaré a hacer un par de breves comentarios sobre lo que percibí.

En primer lugar estoy hasta el último pelo de que los colegas exploten a los políticos, empresarios, el sistema, los bancos, etc. Y no porque no coincida con ellos la mayoría de las veces. Creo que muchos se merecen la crítica. Es obvio. Me refiero a que usen el espacio del humor para discursos serios, para dar mensajes, para mostrarse como líderes de opinión. Para mí un humorista se para en un escenario con el objetivo principal de hacer humor, hacer arte. Y eso no lo percibo últimamente. Tampoco en la presentación del señor López. Otro objetivo de los humoristas puede ser, si así lo entienden, además de hacer humor, hacer pensar. Maravilloso cuando eso sucede. Para eso es el arte, para elaborar el mensaje, haciendo reír o sonreír. Eso es humor. Pero a veces los colegas se confunden y piensan que su objetivo es hacer reír o hacer pensar sin hacer humor y ahí se pierden. Es muy fácil subirse a un escenario y decir que tal político es corrupto, que las mujeres están explotadas, que los gay son discriminados, que los ancianos se merecen mejor vida, que los pueblos indígenas deben ser valorados y un largo etcétera. Ahí se sabe que el público aplaudirá, lo recibirá con los abrazos abiertos. Ya tiene ganado más de la mitad del éxito. Entonces recurre a decir o verdades crudas o cinismos o sarcasmos contra tal personaje, aliñando la frase con malas palabras, con palabras obscenas. Con eso consigue las risas y el éxito total. Eso no es humor. 
Vi mucho en la rutina del señor López de atacar sin humor, vi muchas malas palabras sin justificación (estoy hasta el último pelo también de la excusa "de que así hablamos los chilenos". Señores, eso es grosería, vulgaridad y mal gusto, lo hable el pueblo o no. Me refiero a las obscenidades y groserías sin justificación. Aprovecho y aclaro: estoy lejos de ser beato, mi opinión no va por ese lado. Me refiero a buen gusto, a espíritu, etc.). Lo mejor, para mí, fue cuando abordó los temas costumbristas, claro, sin las groserías.
Pero es mi modesto y humilde criterio. Puedo estar equivocado, porque estos son temas subjetivos. Y a ese señor le deseo la mejor de las carreras, porque se ve que maneja el oficio de comunicar graciosamente. Insisto, para mí, solo le falta que comience a hacer humor de verdad (como a veces lo vi en algunos momentos pasajeros en su presentación).
Espero que no me ataquen tanto los que rieron con él y piensen distinto a mí. Les recuerdo que en esta página no se admiten vulgaridades ni ofensas.

 

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