Serie de Tv "Doctor Tuga"

amplian_lista_para_control_precios_3feb2014-1.jpgCuarto Capítulo: REMEDIO MILAGROSO.

Guión literario.-

Tuga terminó el sudocu, revisó la lista de pacientes y vio que le tocaba al señor Nicolás Camhi. Apretó el intercomuncador y esta vez esperó por la voz de su pareja-secretaria. Como no respondía, le habló él.

-¡Yésica! -pasaron unos segundos e insistió-.¡Yésica!

Iba a gritar cuando al fin le habló ella.

-¡Mi amor!

-¡No me digas así! ¿Dónde estabas?

-¡Perdón, Doctor Tuga! Ni te lo imaginas. Hay una señora aquí que dice sentirse muy mal. Cada vez le duele algo distinto y me tiene loca.

-Bueno, no te separes tanto del teléfono por sit e necesito.

-Tienes razón.

-Bueno, anda y llama al señor Nicolás Camhi, que le toca ahora.

-De acuerdo.

Tuga se recostó a esperar por el paciente. Sintió una molesta en la nariz y comenzó a hurguetear el huequito derecho con el dedo meñique de su mano derecha. Como no podia sacar al intruso, lo intentó con el meñique de su mano izquierda. Al frustrarse también la operación, se tapó el otro agujero con el dedo índice y sopló cuan fuerte pudo. El indeseable salió disparado hacia el espaldar de la silla del paciente y allí quedó adherido sin vergüenza alguna.

El Doctor Tuga se dio cuenta de lo que sucedería si en esos momentos entrara el paciente y con la rapidez que le permitía su lento andar, fue hasta allí y con una hoja del talonario de exámenes de sangre, tomó al bastardo y lo lanzó con cierto odio a la basura.

En ese instante retumbó la voz de Yésica en todo el recinto:

-¡Señora Karima Ponce! ¡Señora Karima Ponce! ¡Diríjase a la consulta número once! ¡Y no la llamo por Karima porque rima!

Héctor iba a regañar a Yésica por su versificación y por no llamar al paciente de turno como le ordenó, pero recordó lo que le había contado de la insoportable señora.

Ésta entró a la consulta con pasos cortos, como sufriendo por tener que desplazarse.

-¡Adelante!... Siéntese, por favor… Cuerpo y mente atiendo yo en esta consulta integral. Dígame qué se siente, Doña Karima.

-Tengo un dolor aquí, Doctor Tuga –dijo señalándose el hombro-. Bueno, en realidad más me duele aquí en ésta rodilla. Pero lo que más me afecta es el dolor de cabeza, aquí, detrás de la oreja.

-No se preocupe. Tómese un par de aspirinas y en un tiempito se le pasa, ya verá.

-¡Pero no, Doctor! Usted no entendió. ¡Siento dolor y quiero curame rápido!

-Bueno, existe otro tratamiento que la puede aliviar de inmediato. Es un remedio milagroso. ¿Lo quiere?

-¡Claro! ¡Eso es que deseo!

-Muy bien. Se lo escribo…

-Gracias, Doctor Tuga. Usted es una eminencia.

-Aquí lo tiene –el hombre alargó su mano para entregarle el papel.

-¿Esto? –se extrañó la mujer al leer.

-Así es. Ahí está el listado de los exámenes de sangre, de orina, de eses fecales, la radiografía y el escaner, cada uno con sus costos.

-Este… pues… Mire, Doctor, no sé si es casualidad o la influencia de su buena vibra, pero creo que se me está quitando bastante el dolor…

-¿No le dije que el remedio era milagroso?

 

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