Teatrocidades No. 4

descarga_30.jpegEL ENGAÑADO

(TEATRO PARA LEER)

PRIMER ACTO

 

Se oscurece la sala y se abre el telón. Se escuchan las notas de una marcha militar (pero separadas, una a una cada tres segundos. El público, que se la sabe, intenta cantarla pero no puede. Se encienden las luces del escenario. Escenografía de estilo realista. Tres paredes de bloques de hormigón y un techo de planchas de fibrocemento hacen las veces de Jefatura en campaña. Dentro, una larga mesa de cedro. Alrededor de ésta, los actores aparecen sentados en sendas sillas de estilo vienés, representando a Sotolongo, Coronel del Ejército cubano, a  Musuto, sub-teniente angolano y demás oficiales y sub-oficiales de la Compañía de Zapadores.

Son actores de raza blanca y negra, ya sean cubanos o angolanos indistintamente. Los blancos pintados con corcho quemado por orden del Alto Mando del ejército cubano en La Habana, con el objetivo de ganarse a los africanos. Vestuario: uniformes militares también de color negro. Es de noche sin estrellas, solo la de las que exhiben los militares por sus rangos. Tampoco hay luna. Se va música. Todos los textos se dicen en dialecto karabalí. Sotolongo al hablar, arrastra la “s”. Musuto , al hablar, arrastra la “k” y los espectadores arrastran una condena.

Sotolongo: (CON FIRMEZA)... Entoncesss, mañana avanzaremosss unosss treinta kilómetrosss, arrastrándonosss a travésss de losss riscosss de la cosssta. (ORGULLOSO) ¡Mañana el mundo entero sssabrá del éxito de losss mejoresss zapadoresss de todosss losss tiemposss formadosss por nuessstro Comandante en jefe!

Musuto: Yo tengo una duda grande, en cuanto a ese avance, Coronel. Me parece absurdo que tengamos que arrastrarnos así, varios kkkilómetros, en esas condiciones y usando el uniforme de ceremonias que recién se les entregó a las tropas.

Sotolongo: No me importa. ¡Mejor! Así nosss mezclaremosss con el pueblo que vissste andrajosssamente, y no nosss dessscubrirán.

Musuto: Lo siento, mi Coronel, pero usted no puede sacrificar la elegancia y gallardía del ejército cubano, ni por una cuestión de seguridad Nacional.

Sotolongo: (PENSATIVO) Hum... esss verdad, tiene usssted razón... (ENERGICO) Atiendan todosss: cambio de planesss. Usssaremosss la variante "Aguila". Mañana avanzaremosss losss treinta kilómetrosss en auto-ssstop... (MALEVOLO) Je, je, losss de la UNITA, pagadosss por la CIA, no esssperarán esssa maniobra...

Musuto: Yo tengo una duda grande, en cuanto a este avance. Me parece absurdo que tengamos que trasladarnos así, en esas condiciones, sin una seguridad, una prueba fehaciente de nuestra contrainteligencia, que nos permita salir airosos en nuestros objetivos.

Sotolongo: ¡Pero sssi tenemosss esssa prueba! Hoy misssmo recibí un fax directamente de la Oficina del Comandante en Jefe, dónde ssse me comunica que, sssegún el Departamento de Inteligencia Militar del Essstado Mayor, podemosss avanzar confiadosss hacia la victoria final. ¡Y lo firma nada menosss que el invicto y genial Comandante en Jefe!

Musuto: Perdone, pero entonces ¿por qué sale hoy publicado en la primera página de todos los diarios de África que las tropas de nuestro enemigo Savimbi están entrando triunfantes en nuestra capital?

Sotolongo:   (CONSTERNADO) ¡Oh, no!... (CONSTIPADO) ¡Achisss!... ¡No le puedo creer! ¡No!... ¡Por dios!

El director de la obra: (EN OFF) ¡Arrastra la "s"!

Sotolongo:   (OBEDECIENDO ¡Por diosssssss!

El director de la obra:    (EN OFF) ¡Son tres "s" nada más! ¡Por diosss!

Sotolongo:   (AL DIRECTOR EN SUSURRO) ¡No me fastidies más que me desconcentras! (EN VOZ ALTA) ¡Me han engañado!... (SE CONGELA LA ESCENA Y LOS ACTORES COMIENZAN A TIRITAR).

Los actores saludan al público. El actor que hace de Sotolongo hace mutis por derecha, hacia el fondo del Teatro. Cruza por frente a los camerinos, atraviesa el pasillo de las oficinas, saluda al sereno, abre la puerta de servicio del Teatro y sale al exterior. Pero, en vez de la calle, se encuentra en una ciénaga. Al centro del gran lodazal, se eleva una plataforma iluminada por miles de fuegos fatuos, donde tocan son unos jóvenes que se hacen llamar Buenavista Social Club... Entonces, se escucha en los alrededores del Teatro, el desesperante grito de Sotolongo: ¡¡ME HAN ENGAÑADO!!...

SEGUNDO ACTO

Se encienden las luces del escenario. Entra música militar pero casi imperceptible. Escenografía: Baños del campamento. Un insoportable mal olor invade el escenario, la platea, el vestíbulo y la acera del Teatro. Los vecinos que viven en la cuadra protestan. El dueño de la cafetería de al lado del Teatro demanda judicialmente al administrador del mismo. Sotolongo dice algo, pero el público no lo oye bien. Tiene que desplazarse cuatro metros, hasta donde está un micrófono colgado para hablar.

Sotolongo: ¡Sssé que estásss ahí, mi querido Josssé Ramón!

José Ramón: (DESDE DENTRO DEL BAÑO) ¿Y por qué lo supiste?

Sotolongo: Tu olor esss inconfundible. Pero, ¿por qué me huyesss? ¡Hace diez minutosss que te busssco por todosss losss rinconesss del campamento! ¿Qué te he hecho ahora, hijo mío?

José Ramón: ¡Espérate Sotolongo! (SE OYEN SONIDOS DE PAPELES RASGADOS Y ESTRUJADOS. AL RATO APARECE UN ACTOR NEGRO, TAMBIÉN EN UNIFORME NEGRO)... ¡Dime, Sotolongo!

Sotolongo: (SUFRIDO) Ahora, cuando másss te necesssito, ¡te pierdesss!

José Ramón: No digas eso. Lo que pasa es que como ya estamos a punto de perder la guerra, no hace falta que esté todo el tiempo contigo.

Sotolongo: ¿Ah, sssí? ¿Entoncesss somosss familia sssólo en losss buenosss momentosss?

José Ramón: Mira, Sotolongo, tengo que hablar contigo. Debo hacerte una importante confesión.

Sotolongo: (PREOCUPADO) ¿De qué ssse trata?

José Ramón: ¡Yo no soy José Ramón!

Sotolongo: (SORPRENDIDO) ¡Qué!

José Ramón: Sí, mira, en verdad yo toda mi vida me he llamado María Eulalia, porque soy mujer, Sotolongo. ¡Soy tu hija!

Sotolongo: ¿Y mi hijo dónde essstá?

José Ramón: No está, porque él es ella y soy yo.

Sotolongo:   ¿Y desssde cuándo eresss mi hija?

José Ramón: Desde que nací. Cuando te fuiste a África como guerrillero con el Che la primera vez, mi madre quedó embarazada y como sabía que tú eres un machista empedernido y que te encanta las armas, matar y esas cosas, querías tener un hombre para enseñarle eso. Así que ella me crió como varón para complacerte. Pero ya no puedo más permanecer así.

Sotolongo: (DE REPENTE MAS AFECTADO) ¡No te puedo creer!...  (COMPLETAMENTE APLASTADO) ¡Me han engañado!... (SE CONGELA LA ESCENA Y LE REPARTEN ABRIGOS NEGROS A LOS ACTORES).

Aplausos. Algunas toses por un resfrío que contagia la ciudad. La acomodadora reparte jarabe y paños calientes para que se froten el pecho. Apagón.

TERCER ACTO.

Se encienden las luces del escenario. Se presenta un corto circuito en la pizarra de luces. Comienzan algunos cables a producir chispas. Se funden tres diablas y dos rasantes. Un cable se zafa y uno de sus extremos cae sobre un espectador sentado al lado del bafle. Recibe una descarga eléctrica que lo mantiene casi dos minutos convulsionando. Apagón total. Media hora después, los empleados de la Compañía de Electricidad logran establecer el fluido. Se encienden las pocas luces del entablado. Escenografía: cámara negra. Han levantado unas cuantas tablas del piso del escenario para dar la impresión de trincheras. De platea sólo se ve la cabeza del actor negro, que interpreta a un soldado de guardia. Con la poca luz, la cámara negra, los actores y los uniformes también negros, se hace difícil la visibilidad por lo que el director de escena ordena improvisadamente a los actores que para hablar, prendan fósforos. Entra Sotolongo en la trinchera por izquierda de público. Llega hasta un soldado que monta guardia. Los dos actores hablan, pero esta vez tampoco se les escucha. Resuelven llevando el micrófono en la mano; por lo que se complican un poco con la maniobra del encendido del fósforo.

Sotolongo: (DESEPCIONADO) Cabo, estamos a punto de que nos manden de regreso a Cuba. Quería decirle que estoy orgulloso de usted y de todos mis soldados que tan valerosamente han luchado en esta misión internacionalista luchando contra el imperialismo yanqui y sus títeres pagados por la CIA

Cabo: Lo siento, mi Coronel, pero en realidad perdimos esta guerra y perdimos muchos hombres por gusto. Y sabemos que los angolanos nunca nos quisieron aquí y que pronto serán capitalistas, a no ser que vuelva otro dictador como Agostino Neto.

Sotolongo: (SORPRENDIDO Y ENOJADO UNA VEZ MÁS)  ¡¡¡Qué!!!

Cabo: Lo que oyó, mi Coronel.

Sotolongo: ¡Por dios!

Director de la Obra:  (EN OFF) ¡¿Otra vez sin repetir la "s"?! Ah, ya esto es mierda...

Sotolongo: Perdón… ¡Por diosss!... Entonces todos ellos (SEÑALANDO PARA LOS ESPECTADORES DEL TEATRO) han peleados en vano por esta causa.

Cabo: Perdón, mi Coronel, pero ellos no son soldados. Quizás usted siempre los ha visto así, pero ellos son solo público.

Sotolongo: ¡Oooh!... ¡Me han engañado! (SE CONGELA DE NUEVO LA ESCENA Y HAY QUE ENCENDER LA CALEFACCIÓN DEL TEATRO).

Entra música. La acomodadora aparece acostada bocarriba en el pasillo de platea. Llegan los paramédicos. Ella se levanta de pronto y dice que se acostó ahí por broma. En el escenario los actores aplauden serios y sombríos. El público se pone de pie, se toman las manos y las levantan. También saludan inclinando sus cabezas y torsos  El público sale del teatro con rapidez y los actores en escena se mantienen aplaudiendo. El público regresa a sus asientos y vuelven a saludar inclinándose. Estas acciones se repiten varias veces, hasta que se les hincha las manos a los actores y baja el telón.

 

Fin

 

firma3_18.jpg

Añadir nuevo comentario

Plain text

  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.