Triste noticia

libros-de-roald.jpegDespués de una buena noticia, siempre viene una mala. Así está diseñada la vida. En estos días he sido feliz con el homenaje que le han rendido en Cuba a nuestro antiguo grupo “La Seña del Humor”.
Pues ahora he leído esta noticia y se me pasó la alegría:
“Charlie y la Fábrica de Chocolate, Las brujas, Matilda o Jake y el Melocotón Gigante son algunas de las obras más conocidas del autor británico de literatura infantil Roald Dahl. Pero a partir de ahora, el contenido de estos libros va a cambiar.
El editor de sus libros y Roald Dahl Story Company, la propietaria de los derechos de la obra del autor, decidieron aliarse con “Inclusive Minds” para reescribir los libros y hacerlos más acordes, supuestamente, con el siglo XXI, eliminando todo rastro de lenguaje ofensivo”.
Por ejemplo, sustituirán las palabras gordo, feo, bruto, etcétera.

Informo: “Inclusive Minds” es un colectivo de personas apasionadas (por decirlo con suavidad), por la inclusión, la diversidad, la igualdad y la accesibilidad en la literatura infantil, y están comprometidas con cambiar la cara de los libros infantiles.
Por suerte, leí: "El escritor Salman Rushdie se posicionó al respecto: Roald Dahl no era un ángel, pero esto es una censura absurda. Los que hacen esto deberían estar avergonzados, tuiteó”.
Y por suerte también leí: “La escritora argentina Marcela Giuffré comentó en su cuenta de Twitter: Me apuraré a comprar los últimos ejemplares de R. Dahl antes de que se haga efectiva la censura (es censura, las cosas por su nombre). No pienso leer las versiones manipuladas. Cuando pase este delirio cancelatorio, recuperaremos los originales desde las bibliotecas personales”.
En fin, es algo que no se puede creer. Es el absurdo llevado al extremo. Así está el mundo en que vivimos.
¿Por qué le dan tanto poder a esa gente fanática? Si no fuera tan triste el daño que están haciendo esas personas, me reiría por lo disparatado.
Espero que sea un ciclo pasajero de la humanidad y se retome la cordura lo más pronto posible.
Leí también: “Los que hacen esta censura dicen que las palabras son importantes. Lamentablemente, a ellos les importan más las palabras que las obras”.
Yo digo que solo falta que quemen los libros en la hoguera, como siempre han hecho los locos extremistas en todas las épocas.

 

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