Una reflexión: "El humor ácido"

acidohumor.jpegExiste una persona que hace humor en Chile. La he visto diez minutos en mi vida y puedo decir que su humor me desagrada mucho. Pero eso es irrelevante, porque aplaudo que haga humor, aunque yo lo deteste. Entiendo que tiene seguidores, los cuales ríen y eso es suficiente para no convertir a esa persona en mi enemiga, ni para “funarla”. Prefiero mejor ignorarla, deseándole que le vaya bien.

Pero ayer leí algo que declaró en un medio de comunicación, y me chocó. Entonces me dieron tremendas ganas de redactar esta reflexión, no para armar un debate, una polémica con esa persona, sino para intentar llamarle la atención a muchos de mis seguidores que desconocen estos asuntos teóricos del humor. Algo que para mí sí es muy importante.

Dice esa persona: “La comedia no puede ser un masaje. La comedia tiene que ser incómoda, no es algo que les guste a todos”.

A mí me fastidia ese tipo de afirmación, porque esa no es la definición de comedia, ni de humor. Cuando más, sería una definición de la comedia que hacen esas personas. Me refiero a ese humor agresivo, arrollador, provocador, virulento, sarcástico, humillante, violento que hacen.

Me veo en la necesidad de aclarar que existen otras clasificaciones de humor que no tienen nada que ver con ese humor ácido. Me refiero al humor irónico, satírico, negro, blanco, absurdo, infantil, costumbrista, y otras clasificaciones más. Tipos de humor que pueden hacer pensar o solo divertir. Por lo tanto, eso de que la comedia “debe ser incómoda”, sí, ¿pero para quién? Obvio que se refiere a las víctimas de su humor ácido, descarnado y ultrajante, que más encima es cobarde, porque la víctima no se puede defender. Así que es una comedia incómoda también para personas como yo, que no disfrutan ese tipo de humor.

Y añade en su declaración: “(los comediantes) no pueden decir cosas para perder seguidores, entonces se vuelven personas amables y eso no es bueno para un comediante”.

Me impresiona que alguien pueda pensar que ser amable sea una cualidad negativa. Y menos que ser amable sea perjudicial para un comediante, un humorista. ¿Ustedes pueden pensar que Les Luthiers, Tricicle, Chaplin, Mr. Bean, el Payaso Popov, Víctor Borge, Tres Patines, Cantinflas y miles de colegas más son malos humoristas porque no hacen ese humor denigrante? ¿Son malos comediantes porque no son amables?

Es un desatino de aquellos.

Si el humorista tiene necesidad de criticar, es su deber hacerlo. Para eso tiene herramientas como la sátira, la ironía, la parodia, etc. Con esa crítica hace pensar a su público y hasta puede abrirle los ojos sobre algo que no se había dado cuenta. Insisto, tienen el deber de bajar del pedestal a cualquier autoridad que haga las cosas mal. Y cuando digo autoridad no necesariamente me refiero a los políticos, a los gobernantes. Una autoridad puede ser también un jefe en una empresa, un profesor, un padre, un guía de Boy Scout, etc., etc.

Pero de ahí a personificar para regodearese en público y decirle que es un tal por cual, y burlarse hasta la humillación, es demasiado. Decía Nicolás Gogol “hay que reírse de una cualidad fea, no de una nariz fea”.

Pero los comediantes mediocres saben que burlarse despiadadamente de alguien en público provoca risa (recuerden cuando disfrazaban ridículamente al condenado que iban a decapitar en una plaza medieval, cómo reían a carcajadas los reunidos allí con morbosidad para ver la ejecución). Y ellos saben también que tienen asegurada aún más la risa haciendo ese humor con vulgaridades. Saben que decir una grosería es garantía de carcajada. Por supuesto, me refiero en ambas casos a éxitos en públicos tan mediocres como esos humoristas.

Lástima que no hayan experimentado, disfrutado, hacer humor inteligente. Porque para los que no conocen, hacer humor blanco, pero que haga pensar, es la forma más difícil de hacer humor. Y es inteligente, porque hace que el público se sienta inteligente al descifrar el mensaje elaborado artísticamente.

Pero bueno, tampoco podemos pedir que todos los comediantes tengan el mismo nivel de calidad, ni el mismo talento.

Eso sí, reitero: es bueno que hagan el humor que quieran, porque -para mí-, el concepto de libertad de expresión está por encima de cualquier calificación artística, de expresión.

Lo que sí me molesta es que se la den de teóricos del humor, solamente para justificar lo que hacen, o por pose para ocultar su ignorancia. Porque sin saberlo, están ninguneando a otros colegas como yo, que hacen otro tipo de humor.

Por favor, cuidemos y dignificamos esta profesión.

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