Visas y visitas de un viejo en viaje No. 8
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“Allá en la Siria, hay una mora, que tiene los ojos tan lindos, como lucero encantador…”, creo que así dice una canción que escuchaba desde chico. Y siempre pensé en ir a conocer Siria, más aún cuando leía tantas historias y vía películas que me provocaban aún más visitar ese país.
Y ahora cuando conseguí el suficiente tiempo y el suficiente dinero para darme el salto hasta allá, veo que es imposible hacerlo (bueno, desde hace tiempo, pero ahora está peor la situación).
Siria está a punto de una guerra de alcance internacional. Y me siento defraudado, cansado, aburrido, aplastado y triste por eso.
Para mí, no existen las guerras necesarias. Obvio, si alguien te invade tienes que pelear para defenderte; me refiero a que el que invade, el que comienza una guerra, jamás tiene una razón necesaria para iniciarla.
Alguien me dirá que a un dictador hay que derrocarlo a la fuerza, con violencia, con las armas. No me convence. La guerra contra Sadam Hussein, por ejemplo, se llevó a cabo bajo las banderas del humanitarismo, para terminar con ese tirano y se inventaron justificaciones como la posesión de uranio o algo así, y todos sabíamos que fue por razones cochinamente económicas. Porque si de verdad prevalecieran las razones humanitarias, hubieran invadido hace tiempo a Corea del Norte o a Cuba, por ejemplo, donde las eternas dictaduras han manchado de sangre a sus pueblos. Pero como existen razones económicas detrás, no les interesan esas guerras, n i la industria petrolera, ni la industria de las armas les ordena a los gobiernos que invadan a esos países. ¿Dónde se metió el hamanitarismo? (Que conste que no estoy de acuerdo ni mucho menos en que invadan esos países que mencioné.)
¿Cuáles son las razones para una guerra en Siria? No las sé, ni quiero saberlas, porque sé que para la vitrina será una razón noble y en el fondo será una razón sucia.
¿Hace falta derrocar a un dictador como Bashar al Assad? Por supuesto, es un asesino de marca mayor. ¿Hay que ayudar entonces a los que combaten contra él? Otro problema, porque ayudaríamos entonces a los extremistas islámicos, que tomarán el poder y se harán dictadores tan o más sanguinarios que Assad. Es el turno de “Isis”, una organización que ha dejado tan chica a la anterior, que Al Qaeda ahora parece “Cáritas”.
Pasará con el cabecilla de Isis, como cuando se ayudó a Osama bin Laden y se le convirtió en líder de su pueblo, para años más tarde fuera el enemigo No. 1.
¿Cuál es la solución entonces para evitar la guerra y yo pueda conocer la bella Siria? No tengo idea, porque no soy especialista, ni tengo la debida información. Por tanto, sólo especulo. Pero sí estoy convencido de que una guerra jamás es necesaria.
Los únicos que ganan son los políticos, los militares y los empresarios beneficiados. Los únicos que pierden son los civiles inocentes y sus familias, así como los soldados de ambas partes y sus familias.
La base de todo es que no se valora bien la vida humana. Todavía hay personas que piensan que matar a un inocente es una solución para evitar la muerte de diez. Y mientras las cifras aumentan, más respaldo ético tiene la solución. Todo se minimiza porque hay un solo muerto. Incluso, puede llegar esa muerte a ser un triunfo y una celebración.
¿Y el muerto? ¿No tenía derecho a vivir como tú o como yo? Parece un chiste, pero nunca el que pone el muerto es el jefe, el que manda, el poderoso.
Por otro lado, es bueno recordar una experiencia que tuve. Viviendo en Cuba dije que si me llamaban a una guerra no me alistaría. Estaba dispuesto a hacerlo si me llamaban a pelear en Angola, otra guerra innecesaria y sucia.
¿Por qué no defender tu “suelo patrio”?, me dirían algunos. Yo sólo respondo esto: ok, voy a defender a mi pueblo (sea Cuba, sea Chile, Siria o el que sea), ¿pero a qué personas que pertenecen a mi pueblo tendría que defender también en ese caso? A los mafiosos, violadores, asesinos, ladrones, narcos, torturadores, pedófilos, etcétera, sin contar otros defectos humanos que me molestan y que poseen otros de mi pueblo (el que sea, insisto) y que tendría que defender también: a los envidiosos, los corruptos, los abusadores, los egoístas, los prepotentes, los xenófobos, los racistas, los clasistas, los tacaños, los traidores y otro largo etcétera. A todos yo debo defender entonces y dar hasta mi vida por ellos. ¡Pues no voy a ir a una guerra para defender a esa gentuza!, por muy coterráneos que sean.
En fin, por ningún lado se ve una guerra necesaria y justificada. Por lo tanto, mañana es un día de duelo internacional si comienza una guerra internacional en Siria.
Ya sé que no debo insistir mucho en el asunto, ya que me deprimiría por gusto, porque lo que piense y diga no cambiará nada. Lo sé. Y es por eso que escribo esta reflexión, para “descargar”, para “vomitar” el veneno.
Por favor, también sé que existen otras opiniones diferentes, tienen todo el derecho del mundo a exponerlas, pero les aviso que no es mi intención entrar en un debate sobre esto (y menos armar una guerra, ¿no es cierto?).
Entonces a llenarse de paciencia y esperar el día en que se pueda viajar en paz y felicidad a Siria.
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