Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo

Reseña del libro "Aquel. Humor en pocas palabras” de Alejandro Rojo Vivot

ale.jpgCon ustedes algunas opiniones sobre el libro “Aquel” (sobre éste, obvio).

Les confieso que cuando leí algunos de sus artículos y le eché un vistazo ligero a sus libros, le comenté al autor que me encantaba que siempre, en la introducción, desarrollaba todo un ensayo sobre el humor. ¡Porque es algo parecido a lo que hago con muchos de mis libros!

En este libro en cuestión duplicó la cuota, ya que nos ofrece un artículo ensayístico antes de comenzar el libro como tal y otro al final. Por lo tanto, me dio “por la vena del gusto”, como decía mi madre.

Ahora, ¿cuál es el argumento del libro? No, imposible responder literalmente esa pregunta, porque abarca cientos de temas diferentes. ¿Cómo?, se preguntará extrañado usted con toda razón. Le explico.

“Aquel” es el adjetivo demostrativo que escogió el autor para de ahí desarrollar breves cápsulas de humor, que nos recuerdan desde las “Greguerías” de Ramón Gómez de la Serna, hasta algunas formas fijas del folklore oral infantil, que me encantan.

Un dato: las escribió durante muchísimos años. Las creaba, las anotaba y las guardaba. Hasta que decidió publicarlas en este libro.

Les muestro algunos ejemplos:

Aquel hombre sándwich tuvo que cambiar de trabajo cuando le subió mucho el colesterol.

Aquel periodista decía siempre la verdad por eso era empleado en un quiosco.

Aquel cabezadura fue un buen testaferro.

Aquel cesto contenía cinco papeles que cuatro mujeres le arrojaron en tres oportunidades por dos razones; vaya uno a saber cuáles fueron.

Aquel pescador usaba cañitas voladoras para atrapar peces voladores.

Aquel hombre era tan mentiroso que no se le podía creer ni lo contrario

de lo que decía.

Aquel navegante cuando redondeó su idea se la presentó a los reyes católicos.

Aquel filósofo cuando dejó de profundizar se vino abajo.

Aquel ingeniero textil se especializó en la igualdad de géneros.

Aquel hombre no le importaba un cuerno si su esposa le era infiel.

Como ven, exquisito humor para reír, pero sobre todo para sonreír, humor para pensar también, por supuesto.

Y el uso de una forma breve (no la misma que él, pero parientes), es otro punto que tenemos en común. He publicado varios libros de chistes breves infantiles recopilados, pero también creados por mí. Además, he publicado “Humor de vida y muerte”, que son epigramas y epitafios; “(Pre)textos breves, supuestamente graciosillos” y “Chistes, donde en la primera parte aparece un ensayo, varios artículos y reflexiones sobre el chiste y en la segunda parte publico muchos chistes originales. En fin, somos casi mellizos en estas batallas.

También encontramos en este libro valiosas citas sobre el humor, al inicio, al medio y al final. Otro punto de coincidencia, porque el que visita humorsapiens.com sabe que en el menú, tenemos recopiladas cientos de citas del mismo tenor.

En fin, para leer en un bus, en un avión, en un bote, en la fila del banco o del registro civil, en la playa, en un camping, en el baño (¿por qué no?) o sentado frente a una ventana, en el patio, o acostado en la cama o en el sofá, no hay nada mejor que este libro para pasar un momento entretenido, divertido, placentero y hasta reflexivo.

Y ahora compartiré unas palabras con ustedes sobre “Aquel” autor.

Lo primero: ha sido una enorme y agradable sorpresa “descubrirlo”. No exactamente igual, pero parecido, experimenté lo mismo hace unos cuantos años, cuando el español Enrique Gallud Jardiel y yo, también nos sorprendimos al conocernos y ver que teníamos un sentido del humor, un gusto y una predilección por el humor muy similar, muy especial. En mi caso supongo que fue mayor el impacto, porque el abuelo de él fue en mi adolescencia -y siempre ha sido hasta hoy-, un ídolo como creador de humor: el gran Enrique Jardiel Poncela.

Pues con Alejandro, reitero, he vivido de nuevo esa experiencia.

Primero, me entero que publica un artículo en un conocido medio digital argentino, comentando un libro del humorista gráfico cubano René de la Nuez, donde me menciona y cita un párrafo de mi autoría. Se lo agradecí en mis redes sociales y no sé los detalles del cómo, pero me escribe un correo. Y establecimos contacto. Nos mandamos libros y artículos recíprocamente. Me gustó mucho lo que vi y le solicité que abriera una sección fija en nuestro sitio humorsapiens.com. Aceptó. Ya publicamos su primer artículo. Entonces él, más rápido que yo, leyó mi libro “Teoría Humor Sapiens. El humor, lo cómico y el chiste”, y publicó una reseña, que también le agradecí, por sus generosas palabras. Pero más allá de eso, en el intercambio nos dimos cuenta de que tenemos mucho en común, como ya señalé reiteradamente y el humor nos une.

Acaba de aceptar que lo entreviste para Humor Sapiens y para un próximo libro mío sobre entrevistas a colegas.

Y, para más suerte, tuve el tiempo necesario para leerme uno de sus libros que me envió y que acabo de reseñar aquí.

El cual recomiendo, sin ninguna duda. ¡Ninguna!

 

Aquí les ofrezco unos datos biográficos del autor, muy sintetizadamente:

“El argentino Alejandro Rojo Vivot es escritor, articulista, conferencista y humorista literario. Ha publicado más de 30 libros, más de 1.500 artículos y ha dado conferencias, cursos y asistencias técnicas en casi todos los países de América y el Caribe, invitado por

universidades, organismos públicos de carácter municipal, provincial, nacional e internacional como organizaciones de la sociedad civil. Su producción ensayística

es numerosa y, cuestión infrecuente, también como humorista”.

 

pepepelayo.com

 

Para adquirir el libro, pinche aquí...

https://www.amazon.com/Aquel-Humor-en-pocas-palabras/dp/9870297277/ref=sr_1_1?crid=2HIKG7KDH3Z3R&dib=eyJ2IjoiMSJ9.dVakQjRBHw-Nt3FKbNWgKoFFVKEcewuj4I1p8EBS7_EwsGbGI_XhnpCRAnK1ceZjNXjsHDIZgU-AtAIyJBczmr2Dt9sctqpR96aa7eE4_FHwnamwo8UxqAiRsIjMwiishh-FLZT1AS3lSQyvMpwrKg.hzABpKnF6eQailBBAubDvuOsJhz7k5aAaqpM38siIfc&dib_tag=se&keywords=Aquel.+Humor+en+pocas+palabras&qid=1721255041&s=digital-text&sprefix=aquel.+humor+en+pocas+palabras%2Cdigital-text%2C219&sr=1-1

Reseña sobre mi "Teoría Humor Sapiens" por Alejandro Rojo Vivot

captura_de_pantalla_2024-07-14_a_las_18.31.39.pngEs posible que tú, lector, tengas este libro ante los ojos, nó por derecho propio, sino porque lo hayas pedido prestado á un amigo...

Pero hay ciertos casos en que uno no debe ponerse jamás, como el de morir en un choque dé trenes, el de ser candidato a ministro,

el de escribir libros para que otros los lean gratis y tantas otras calamidades. (…)

Si el libro te agrada, si te hace reír alguna vez, abónamelo á mi cuenta y... prepárate a una segunda serie, Dios mediante.

Si no te agrada, arrójalo; pero te prevengo que no te he de devolver la plata”. (1) Valparaíso (1904).

Edigio Poblete (Ronquillo) (1868-1940)

 

A pesar de los muy numerosos estudios científicos y controversias de todo tipo que hemos leído sin encontrar suficientes fundamentos, es posible que el “Bisonte encogido”, la “Gran cierva” y el “Caballo ocre”, como otras bellísimas figuras rupestres de las “Cuevas de Altamira”, sean caricaturas de ciertos importantes personajes de la “Cornisa Cantábrica” con que se divertían los homo sapiens o hombres sabios (seres humanos) ancestrales; primates que ignoraban lo que el futuro les significaría a nosotros sus descendientes…

Por supuesto que es posible y vale la pena avanzar en encontrar aunque sea algún atisbo comprobable en tal sentido pues, seguramente, los magdalenienses también se reían de sí mismos y de muchas más cuestiones que socializaban, donde el juego estaba siempre presente.

Tenemos una prueba irrefutable: si eran inteligentes seguro que jugaban y reían, como también lo hicieron, por caso, en la “Cueva de Leang Tedongnge”, Sulawesi, Indonesia y la “Cueva de Lascaux”, Dordoña, Francia.

Además, las relativamente enormes distancias entre sí de esos y otros núcleos poblacionales ancestrales, nos permiten inferir sus pocas posibilidades de interconexión, abonando que todos tenían en común la misma condición humana y las carcajadas, apaciguadas risotadas, etcétera.

HITOS

Son muchos y muy valiosos los aportes de quienes, desde diversas perspectivas, han contribuido al estudio y comprensión del humor.

Al respecto, sin duda, Pepe Pelayo (1952) es uno de los exponentes principales a través de décadas de empeño fructífero tanto en la creación como en la difusión de una de las más destacadas peculiaridades del ser humano: la risa y la sonrisa.

Su estilo lleva al lector a situarse frente al autor con cualidades docentes en un diálogo fructífero mediante preguntas retóricas y, por caso, afirmaciones coloquiales y las con rigor científico, citas de autores, esquemas o gráficos intercalados adecuadamente que facilitan permitiendo, de ser necesario, volver a repasarlos, etcétera.

A la mañana, al retomar la lectura de esta obra interrumpida la noche anterior se nos escapa: buen día profesor… esperando una sonrisa de bienvenida.

En épocas conflictivas, contradictorias y de exacerbación individualista encontrar un libro generoso es una magnífica oportunidad que a veces nos da la vida.

UN ENSAYO INSOSLAYABLE

Ante una cuestión con muy diversas aristas y evoluciones, “Teoría humor sapiens. Lo cómico, el humor y el chiste” es su valiosa tesis que reúne en sí mismo varias características destacables como, por ejemplo, ordena y sintetiza, es didáctico y ameno en su desarrollo; también  muy útil tanto para los que se suman al estudio atinente como para los que ya han pasado años tratando de dilucidar los recónditos meandros atinentes, provoca debates que ojalá sucedan, establece claramente los puntos de vista sustentados alentando a que se generen nuevos aportes, etcétera.

Otra valiosa contribución es su capacidad para identificar cuestiones muy distintas: humor, cómico, risa, chiste, espontáneo, intencional, individual, social, esquemas mentales, los emisores y los receptores, etcétera, haciéndolo con precisión que coadyuva a los aprendizajes, reflexiones y discusiones.

Es decir, Pepe Pelayo demuestra ser un ensayista cabal.

POR EJEMPLO

“Desde que el ser humano se ocupó y preocupó del porqué de su risa, tanto desde el campo científico―académico, como en sus diálogos con la almohada y conversaciones de sobremesa, ha tratado de encerrarla en una definición, ha intentado clasificarla, de diseccionarla, y como siempre ocurre, han ayudado mucho a precisarla y detallarla, pero también, con sus diferencias de enfoques y opiniones, a lograr un buen embrollo para entenderla. (…)

El chiste es una forma del humor, una forma de comunicar socialmente lo cómico, ¿no es cierto? Es la más amplia y variada de las formas. Es tan inclusiva que existe el chiste irónico, el chiste satírico, el chiste paródico, el chiste caricaturesco, el chiste embromado, el chiste sarcástico, etcétera. Es decir, se adapta a las demás formas humorísticas. Es la base, la célula, la médula del humor. (…)

Humorista es el que comunica el arte de hacer reír. Ese es el llamado humorismo. Como decidimos llamarle humor a la expresión de lo cómico, el humorismo es lo más elaborado de esa expresión. (…)

Por supuesto, no tenemos la verdad, ni creo que nadie la tenga ciento por ciento. Este es un campo aún en estudio, en investigación, como decía. Mientras tanto, especulamos como cualquier hijo de vecino. Y compartimos esta Teoría aquí, para provocar que se profundice sobre el tema.

Pero independientemente de la Teoría, sí nos interesa ―y mucho―, que cada día hayan más humoristas, sean artistas o ‘centros de mesa’ sociales, sean que nos hagan solo reír a carcajadas, o sea que nos hagan pensar y sentir más allá de la risa. Sean bienvenidos todos, porque todos necesitamos pensar, ¡por supuesto!; pero hay mucha gente que necesita sólo reír también, no nos olvidemos de eso. (…)

Todos somos necesarios. Y que los seres humanos escojan el momento y el lugar para consumir lo que necesiten; sea sólo reír o sea sólo elevar el espíritu con un humor que nos haga pensar. (…)

Para tratar de sobrevivir y ser feliz, antes hay que intentar comprender la vida. Para comprenderla tenemos que tener espíritu comprensivo. Para adquirir ese espíritu hay que estimular y desarrollar el sentido de lo cómico. (…)

Cualquier mensaje que envía una fuente con intención de hacer reír a uno o más receptores y lo logra, eso es humor (…)

En este campo, en estos momentos, nada es ciento por ciento seguro y es amplio el espacio para pensar distinto y contradecirnos. No hay que temerle a eso. (…)

Gracias y que el humor sea con usted”. (2)

COLOFÓN

Hoy. ¿Qué sería de la humanidad actual si recordara cotidianamente que en sus orígenes los homo sapiens también iniciaban el humor sapiens, como parte del proceso de la inteligencia?

El pasado mañana está abierto pero, al menos, contamos con “Teoría humor sapiens. Lo cómico, el humor y el chiste” de Pepe Pelayo y eso es mucho.

 

NOTAS Y REFERENCIAS

Alejandro Rojo Vivot ha publicado numerosas reseñas literarias periodísticas y parte de sus ensayos incluyen aproximaciones preliminares a la comprensión de humor

1) Ronquillo. Humoradas. Páginas 5 y 8. Imprenta de Luis de la Cruz y CJ. Valparaíso, Chile. 1905.

2) Pelayo, Pepe. Teoría humor sapiens. Lo cómico, el humor y el chiste. Humor Sapiens Ediciones. Páginas 33, 76, 99, 104, 105, 108, 122, 135, 151, y 152. Santiago, Chile. 2022.

Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor

Nuestro humorsapiens.com en China

captura_de_pantalla_2024-07-11_a_las_08.34.01.pngAcabo de publicar una entrevista que le realicé al reconocidísimo humorista gráfico chino Fan Lintao, para la sección "Vis a vis con la vis cómica" de humorsapiens.com.
Y me entero que el amigo Fan la está promoviendo en su país, incluyendo fotos mías y y un breve curriculum.
Gracias, estimado amigo.
Y a mis amigos y seguidores los invito a entrar en ese link que copio al final, porque aunque no entiedan lo que dice, es agradable ver la publicación.
Y ahora agradezco y deseo que que guste allá mi trabajo, pero lo. haré en chino, a través del traductor de Google:

非常感謝,希望中國讀者喜歡我的作品!
Fēicháng gǎnxiè, xīwàng zhōngguó dúzhě xǐhuān wǒ de zuòpǐn!

https://mp.weixin.qq.com/s/zYhLwNXmKqXlCbJsl8VEww?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR3YpzhPrXxCfTM-95WMoigPizwVNgn-RGq_qaHn22wczVQqdDWT_779yNA_aem_ClJbKO0XGt4GhE6wc84d4A

Cumpleaños de Osvaldo Macedo. de Sousa

aos.jpgHoy está de cumpleaños una persona muy especial. Hace años lo conocí en las redes y enseguida empecé a admirar su trabajo, por sus decenas de libros publicados, por su enorme cantidad de curatorías de importantes exposiciones de humor gráfico, por la profundidad de sus artículos y análisis, por ser investigador, estudioso y promotor del humor, por su trabajo responsable y profesional al estar dirigiendo una Bienal Internacional de humor por tantos años. Y todo eso ¡mientras recibía su sueldo como cantante lírico! En fin, un extraordinario portugués todoterreno llamado Osvaldo Macedo de Sousa.

Un día, estando en Vigo, España, decidimos ir en familia a conocer Oporto en auto. Logré convencerlos de pasar una noche en Vila Real, porque sabía que Osvaldo inauguraba una exposición de caricaturas en esa ciudad esa tarde y quería conocerlo personalmente. Así fue.

Ahí pasamos de la amistad virtual a la amistad de piel.

Después tuve el privilegio de que para un Festival de Caricaturas en Portugal, a cargo de Osvaldo, le aprobasen una exposición con mis fotomontajes. Fuimos entonces a esa bello país. Estuvimos muchos días compartiendo y hasta Osvaldo y su esposa nos sirvieron de cicerones por una buena parte de Portugal.

Ahí pasamos de amistad de piel a amistad de corazón.

Y hasta ahora.

Ambos colaboramos incondicionalmente en proyectos de uno y del otro, porque nos une un loco, pasional y profesional amor por el humor.

Por tales razones te mando miles de millones de felicitaciones, mi querido amigo. Estoy muy orgulloso de ser tu colega y de que me hayas brindado tu sincera amistad. Mucha salud, muchos éxitos, y lo mejor del mundo para ti. ¡Que no se olvide nunca cumplir años, porque el humor portugués, el humor de este Planeta y muchísima gente como yo te necesita!!

Conociendo y compartiendo con reconocido caricaturista brasileño

whatsapp_image_2024-07-09_at_07.42.25.jpegMi amigo y colega brasileño Cival Einstein me escribe para informarme que visitará Santiago de Chile, su amigo y coterráneo, Brito Silva, reconocido caricaturista e ilustrador.
Días después nos contactamos y a fin coincidimos para conocernos y compartir un café. Tuvo la amabilidad de hacerme una caricatura y regalármela enmarcada y yo, más humildemente, le regalé solo uno de mis libros.
Fue un encuentro estupendo, placentero, enriquecedor. Espero que se decida -a pesar del frío que le ha tocado vivir-, a venir a vivir a Chile con su simpático hijo que también conocimos.
Gracias, Cival, por darme la oportunidad de conocer a ese gran ser humano y caricaturista que es Brito.

Reseña del libro "John y Deep", por Ricardo Guzmán Wolffer

portadajoyd.jpgDE TEATRO Y HUMOR

De pie, sobre la estepa horizontal y tozuda, almácigo vivo de tradición pensante, un roble preñado de acervo universal, Pepe Pelayo, erudito conocedor del humor, escribe la obra de teatro “John y Deep”, autoclasificada como historieta, donde dos personajes se dedican a divagar sobre los más diversos temas sin que se dé el conocido conflicto aristotélico teatral. Debido a la falta de trama anunciada, mientras hacen la mímica relativa a que caminan a tantos lugares como sketches desarrollan, los personajes se divierten con chistes fonéticos, chistes derivados de la cultura popular hispana, chistes literarios, chistes semióticos y cualquier cantidad de divertimentos para cautivar al espectador y evitar que deje esta obra de teatro, en apariencia escrita sólo para lectura. Aunque no faltarán los empresarios teatrales temerarios y menos los públicos mártires de la dramaturgia experimental o del teatro del absurdo, improbables casilleros para acomodar a estos dos personajes autoparódicos.

Si el recorrido de los cuasihéroes caminantes nos da ecos de “Bouvard y Pecuchet” de Flaubert, por el dúo central, la forma en que está presentado el conflicto ausente de la trama, conlleva una peculiar derivación de obras de teatro importantes como “Las tentaciones de San Antonio” del mismo Flaubert, donde se hacen anotaciones escenográficas imposibles de realizar en la época en que escribió por la cantidad de personajes que se supone aparecen ante el público y la complejidad en la presentación de las distintas bestias míticas convertidas en personajes con diálogos. Quizás Flaubert, grande entre los grandes, tuvo una premonición sobre esta obra de Pelayo y escribe en “Las tentaciones”: “Los que poseen las bellezas de las apariencias pueden seducir. ¿Pero cómo se puede creer en los otros, que son abyectos y terribles?”

Las complicaciones escénicas son resueltas por Pelayo al colocar una pantalla de fondo, en la que se proyecta lo suficiente para suponer que los personajes van caminando por el bosque, o por la selva tropical, o por la montaña, o en un caudaloso río y muchos otros lugares. Si la obra de Pepe está totalmente referenciada a las caricaturas donde todo puede suceder (hace 50 años no existía el concepto de lo políticamente correcto ni el de la integración), la posibilidad de proyectar hasta pensamientos de los personajes es viable, pues se usan como parte de la trama los globos que suelen insertarse en las viñetas.

En la divagación de los personajes, el cielo es el límite: abiertamente juegan con el concepto de estar en el escenario sin rumbo alguno. Con lo cual, ya lo había dicho, juegan con palabras y conceptos. No quieren ser encasillados en teatro Dadá, “dada esa valoración” se aclara que no hay relación con Idi Amín Dada o con los vocablos similares de otras lenguas y llegan hasta los hermanos Marx para emular más de una escena en sus películas donde los cómicos sacan de sus ropas objetos con la misma pronunciación. Las influencias de Pelayo van brotando por referencia directa o copia estilística. Menciona a Pirandello, pero hace un homenaje a Gilbert y Sullivan, los creadores de la opereta cómica inglesa, en la parte de “Los piratas de Penzance” donde un general rima a ritmo frenético palabras con igual terminación fonética, en un verdadero reto al intérprete en turno para jalar aire sin soltar la rima musical, pues Pepe pone a John a hilar palabras con terminación similar. O se pitorrea de Serrat y su himno transgeneracional “Caminante no hay camino” al decir que, en realidad, “se hace camino al hablar” y hace bien Pelayo, pues el andar puede llevarnos a los bordes de la tierra plana y redonda para caer al vacío, mientras que la palabra, ya lo dijo la Biblia, es el génesis de todo. Especialmente cuando es una palabra descacharrante y reflexiva, de la que, incluso, hay que tomar dictado porque así “dicta el sentido común”. O luego se ría de Iglesias al decir que “el hombre tropieza siempre con la misma piedra”, lo que también resulta en la puntilla contra Serrat y sus incondicionales. Por si algún despistado no lo hubiera identificado, menciona a Salinger con su “Guardian entre el centeno

No se piense que todo es certero ni que se insiste en lo positivo, pues también hay intentos humorísticos que merecen tarjeta roja vitalicia (¡Vivan Hugo Sánchez y Pelé!), para ejemplo está la afirmación de que “en parte sí y en Partenon” o el citar a varias actrices de nombre Pilar que cosechan para decir que son “Los pilares de la tierra” o que el arroyo se hace lago porque se “desarrolló” (dejó de ser arroyo) y otras similares que no menciono para evitar que de nuevo me sangren los ojos.

Lo central de esta obra no es la inconexa trama que la emparenta con el teatro del absurdo, sino el soltar planteamientos de fondo que pueden pasar desapercibidos para la cognición consciente del lector, pero que se anidan en la zona compleja cerebral para estallar en su momento. Cuando Depp establece la necesidad de decidir el rumbo de la obra, John se lamenta de ser un personaje secundario al que no le pasan cosas trascendentales.

En la avalancha contemporánea de información se presenta como correcto que se haga la equiparación de la opinión del ignorante con la del docto estudiado o el experimentado trabajador del área. Así, la percepción de lo trascendente va bajando porque todo parece tener el mismo peso en redes sociales. Incluso la muerte y los accidentes casi fatales se presentan como divertidos o entretenidos. Ni digamos de los fenómenos políticos locales y mundiales, apenas comprensibles para el lego. En tales circunstancias, es fácil suponer que, para el usuario promedio de tales herramientas informáticas, el concepto de lo trascendente es muy opinable. Es que se ha perdido el referente. Por eso los personajes de esta engañosa obra caminan y divagan, son seres perdidos en la era de los referentes conceptuales difusos y optan por el divertimento, con todo y los golpes de conejo boxístico que dejan caer cada tanto. Tales ganchos existenciales pueden verse en la disquisición paródica del alma y su contenedor.

“Parece que en el arte no somos tan libres” suelta graciosamente John, como si en ello no hubiera una afirmación que, con el espectador adecuado, podría llevar a la revolución creativa. De fijo se dice que el arte es la expresión libertaria por antonomasia, pero aquí está Pelayo con su necedad iconoclasta y luego suelta el mensaje contrario al decir que “Los artistas son dioses en el fondo”, pero en el fondo del río, cabe añadir, o en el fondo de la diversidad, explica después, para plantearse que quizás Dios es gay o discapacitado o negro o pertenece a una minoría de modo que ya cabría hacerle una campaña a Brahma, Isis, Wiracocha, Pachamamma o a otra deidad discriminada por el oficialismo mundial.

Al final, como establece el autor, puede decirse que nadie obliga al lector a comprar el libro o asistir a la función. Así que, si decide adentrarse en esta peculiar cuan entretenida cosa de teatro, será por un error cometido libremente. Ya percibida la falta cometida contra sí mismo, pierda su dinero o reclámelo, faltaba más.

Encuentre a Pepe Pelayo en su magnífica revista electrónica “Humor sapiens”, de acceso gratuito. Una compensación valiosa para quienes lean la obra de teatro. Una aportación para quienes sabemos que el humor es cosa seria.

Busque en Instagram @libros_de_ricardo

 

 Ricardo Guzmán Wolffer

Mexicano. Abogado, narrador, poeta y humorista literario.

Del libro "Doctor Tuga"

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1- Si desea un turno para consultarse usted, marque “1”.

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Pero si presenta esta promoción... ¡no se les descontará absolutamente nada!

 

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Libro: "Doctor Tuga"

Autor: Pepe Pelayo

Ediciones Humor Sapiens, 2000

240 páginas

 

Aquí, para los interesados...

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Del libro "Divina gracia. Humor convenientemente impío"

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SUBE EL TELÓN. ESTÁ ENCENDIDO SÓLO UN ÁREA EN EL CENTRO DEL ESCENARIO. DOS HOMBRES ESTÁN SENTADOS DE FRENTE AL PÚBLICO. AMBOS VISTEN COMO CARDENALES DE LA CURIA ROMANA.

Cardenal 1: ...Pues a mí no. Yo prefiero el humor verde, el negro... ¡y el púrpura! Ja, ja, ja...

Cardenal 2: Dije humo blanco, Monseñor, no humor blanco. Dije que todos querían hoy el humo blanco.

Cardenal 1: ¡Ah!... Pues eso será difícil de conseguir en este Cónclave.

Cardenal 2: Es lo que yo digo. El Cardenal Mezzati y el Cardenal Edina están emparejados.

Cardenal 1: ¿Se comprometieron?

Cardenal 2: No, digo que en la votación van parejos.

Cardenal 1: ¡Ah!... ¿Entonces el que consiga un voto gana?

Cardenal 2: No, no se trata del 50% más uno. Se necesitan dos tercios.

Cardenal 1: No presumas de matemático, hijo mío. Sé un poco más humilde ante Dios y los hombres.

Cardenal 2: Es que no se requiere la mitad de la Curia, Monseñor, se necesita el 66,3% de los votos.

Cardenal 1: ¿Y cuál es el Cardenal cuyo voto vale 0,3%?

Cardenal 2: Todo tenemos un voto.

Cardenal 1: ¡Ah, no! ¡Yo tengo dos! El de pobreza y el de celibato.

Cardenal 2: ¿Sí?

Cardenal 1: ¿Lo dudas? Pues te diré que vendí mi limusina y me compré un simple Audi A3, ¿qué te parece?

Cardenal 2: Me quedó claro. Y mejor no le pregunto sobre su condición célibe.

Cardenal 1: ¿Te cuento?

Cardenal 2: ¡Dije que no, Monseñor!

Cardenal 1: Bueno, ¿qué estamos esperando?

Cardenal 2: Que ambos candidatos terminen su campaña.

Cardenal 1: ¿Y está permitido hacer campaña?

Cardenal 2: ¡Claro que no! Por eso lo hacen lo más discretamente posible.

Cardenal 1: ¡Ah!... Por eso sólo veo diez o doce gigantografías de cada uno pegadas a las paredes y a la bóveda.

Cardenal 2: Bueno, tampoco caben muchas más en la Capilla Sixtina, ¿no?

Cardenal 1: Así es, deberían ampliar la Capilla y llevarla a Diextina o Doxetina por lo menos.

Cardenal 2: Oiga, parece que en esta ocasión se han dedicado más a prometer regalos a cada miembro.

Cardenal 1: ¿Condones para cada miembro dices?

Cardenal 2: ¡A cada miembro de la Curia!

Cardenal 1: ¡Ah!... A mí no me han prometido ningún regalo. Voy a protestar...

Cardenal 2: Ya llegarán. Están avanzando hacia acá repartiendo sus volantes.

Cardenal 1: ¿Y qué regalan?

Cardenal 2: No sé... ¿mirra, incienso...?

Cardenal 1: ¿Son Cardenales o son los Reyes Magos? ¡Tienen que dar dinero o si no, no voto por ellos!

Cardenal 2: ¿Y si ambos le regalan la misma cantidad de dinero? ¿Por quién votaría?

Cardenal 1: Primero averiguo el origen de las platas. Quizás alguno sea producto de lavado de dinero...

Cardenal 2: ¿No le gusta el lavado de dinero?

Cardenal 1: Al contrario, me gusta el dinero que gano en el Instituto para las Obras de Religión.

Cardenal 2: Se siente bien con el Banco entonces, ¿no?

Cardenal 1: ¿La verdad? Está un poco duro. Deberíamos traer un cojincito aunque sea.

Cardenal 2: Me refería al Banco del Vaticano.

Cardenal 1: ¡Aaah! Pues no, ¿no sabías que el Mayordomo del Papa me robó a mí también parte de lo que yo tenía en el Banco.

Cardenal 2: Por suerte ya él no está.

Cardenal 1: Una vez me dijo que prefería trabajar con Batman en la Baticueva que no con el Papa en el Baticano.

Cardenal 2: ¿En serio?

Cardenal 1: Así es. Yo le dije que estaba en un error.

Cardenal 2: Le dijo que era un error pensar así de su labor de servicio, ¿no es cierto?

Cardenal 1: No, le dije que era un error escribir así esa palabra. Le expliqué que Baticano se escribe con “V” de Basílica.

Cardenal 2: Claro... sí... Bueno, sobre lo que hablábamos, ¿y si los dos Cardenales siguen empatados en todo? ¿Por quién votaría usted?

Cardenal 1: ¡Ah!... Para decidirme les pediría un palco vitalicio en el Bernabeu y otro en el Camp Nou.

Cardenal 2: ¿Y si los dos se lo dan?

Cardenal 1: ¡Pues voto por lo dos y ya!

Cardenal 2: Se darán cuenta enseguida que un Cardenal votó dos veces.

Cardenal 1: No importa. Convenzo a toda la Curia de que es mejor elegir a dos Papas. Se podrían llamar Juan Dos y Juan Dos punto Cero; o Compay Segundo y Camilo Sexto, ¡qué sé yo!. A los colegas les encantará la idea.

Cardenal 2: ¿Pero les gustaría compartir el Papado a los dos candidatos?

Cardenal 1: Deberían estar bien empapados de la nueva situación.

Cardenal 2: ¿Y si se odian?

Cardenal 1: Que disimulen.

Cardenal 2: ¿Y si se quieren?

Cardenal 1: Que se casen.

SE ESCUCHA UN SONIDO AGUDO Y ALARGADO, COMO SALIDO DE UNA GRAN SIRENA.

Cardenal 2: ¡Está sonando ya el pitazo!

Cardenal 1: ¿Hay fuego?

Cardenal 2: No. Es el aviso de que se nos acabó el tiempo.

Cardenal 1: ¡Nooo! ¡Oooh! ¡Nooo!

Cardenal 2: No se ponga así, Monseñor.

Cardenal 1: ¡Oooh! ¡Nooo! ¡Oooh!

Cardenal 2: ¡Cálmese!

Cardenal 1: ¡Oooh! ¡Nooo! ¡Oooh!

Cardenal 2: Bueno, siga no más.

Cardenal 1: No, ya no, con esa actitud suya no lo hago más.

Cardenal 2: Es que no se debe poner así, Monseñor. Mire, mañana cuando nos saquen al patio a caminar y tomar

sol otra vez, podemos continuar.

Cardenal 1: De acuerdo, pero lo retomamos en la parte en que están llegando con los regalos.

Cardenal 2: De acuerdo. Pero ahora vamos, dele...

Cardenal 1: Espera, debemos saludar al público.

Cardenal 2: No se preocupe, cuando salgamos mañana al patio ellos estarán ahí mismo en platea y en palcos.

Cardenal 1: ¿Están como nosotros?

Cardenal 2: Sí, presos de sus pecados.

Cardenal 1: ¡Oyeee! ¡Te mimetizaste con el personaje!

LOS HOMBRES SALUDAN AL PÚBLICO VARIAS VECES, PORQUE LOS BIS SE REPETÍAN POR DOQUIER. FINALMENTE HACEN MUTIS. AL PONERSE DE ESPALDAS EL PÚBLICO OBSERVA

QUE AMBAS TÚNICAS POR DETRÁS TIENEN PINTADAS LAS LISTAS NEGRAS DEL TÍPICO UNIFORME DE REOS. SE ESCUCHA UNA FUERTE EXCLAMACIÓN: “¡OOOOH!”.

TODO EL PÚBLICO ENTONCES SE PONE DE PIE, PERO ENSEGUIDA SE ACERCAN LOS GUARDIAS QUE ESTABAN DE GUARDIA Y SE LLEVAN AL PÚBLICO A SUS CELDAS CON

CIERTA PASIVA RESISTENCIA.

 

 

Del libro "La divina gracia (humor convenientemente impío)"

Autor: Pepe Pelayo

Ediciones Humor Sapiens, 2020.

238 páginas.

Aquí, para. los interesados...

En rigor humortis: "Inteligencia Artificial y Humor"

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Noticia…

La paleoantropóloga española, María Martinón, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), considera que la Inteligencia Artificial (IA) no jugará un papel fundamental en nuestra evolución biológica como especie y defiende que no debemos de temerla pues es una creación humana. No va a desplazar a la inteligencia natural.

“Las decisiones, los sentimientos y las emociones, características que nos hacen humanos, continuarán definiendo quiénes somos, seguirán siendo el motor de la especie”, asegura.

Reflexión…

En el caso del humor, existen muchas dudas sobre este asunto entre mis colegas creadores.

Por lo que sé, aun falta para que la máquina tenga sentido del humor. Y tampoco pienso que pueda todavía desplazar a un humorista, aunque no dudo que ese momento llegue.

Entonces deseo hacer un ejercicio…

Si me siento ante esa máquina y le digo: “Escríbeme un cuento con esta historia cómica que se me ocurrió, con estos chistes, estos personajes, estas situaciones graciosas, etc.”, puedo afirmar que el cuento es mío, no de la máquina, ¿no es cierto? El humor creado es mío, no de ella. Así que continúa la creación humana como hasta ahora. Solo que la Inteligencia Artificial lo hizo rápido, lo que me hubiera costado mucho tiempo y esfuerzo.

Pero le digo además: “Lo quiero escrito en el estilo de Mark Twain”.

En ese caso, no soy original. Es válido escribir como Mark Twain si plagio también su estilo con máquina o sin la máquina. Y como no me agrada eso, le digo ahora: “Quiero un estilo mezclado entre Mark Twain, Chesterton, Zumbado y Fontanarrosa”. Ahí saldrá algo más original (si no se ven las diferencias de cada uno dentro del cuento, obvio).

Pero no estoy tan convencido del producto final y le agrego a mi pedido: “Haz las oraciones más cortas, usa menos adjetivos, después del tercer párrafo haz un flash back, usa un lenguaje menos formal, etc., etc.”

La pregunta es: ¿alguien puede asegurar que cualquier ser humano puede pedirle ese cuento a la máquina? Para mí, no. Porque yo creé -como ya dije-, la historia, el humor, los chistes, los personajes, las situaciones; pero también la forma, el estilo y demás. Por lo tanto, la Inteligencia Artificial solo me ayudó a hacerme más fácil la vida.

Un físico nuclear que también neurocirujano y ganador del Premio Nobel, o una persona analfabeta, no pueden hacer ese cuento, ¡porque no son ni humoristas ni escritores! ¿No es así?

Claro, estas personas podrían decirle a la máquina, por ejemplo: “Quiero que me escribas un cuento cómico sobre tal tema”. Y la máquina se lo escribirá. ¿Lo hará tan bueno y gracioso como el mío? Quizás, pero lo dudo.

Por lo tanto, ¿hay que tener miedo de que la AI nos desplace? Puede que sí, puedo que no.

Todos tienen argumentos válidos hasta ahora. Sobre todo, porque esto aun está en pañales y por lo que intuimos, deberíamos crear restricciones para evitar los plagios, que gente sin talento o sin escrúpulos, pero pretenciosa, maneje la máquina. O todo se eche a perder por la ignorancia abusiva del ser humano, como han hecho con la telefonía móvil, por poner un ejemplo.

Por ahora, mejor me quedo esperanzado con lo dicho por la paleoantropóloga española: “La Inteligencia Artificial no va a desplazar a la Inteligencia Natural”.

Un cuento de mi libro "Chanzas de Matanzas"

chanza_0.jpgEL FOTÓGRAFO

Llegó cargando su trípode al Parque de la Libertad, plaza cívica idéntica a la de cualquier pueblo, que fue modificándose al crecer la pequeña ciudad.
Buscó la sombra de uno de los pocos árboles que la daban, muy cerca de un banco de listones de madera pintados hacia tiempo de verde, bastante cagado de pájaros por lo demás.
Instaló la caja con la cámara antigua sobre el alto trípode y esperó.
Se sentía satisfecho de su nuevo emprendimiento.
Al rato, un hombre bien entrado en años y con sombrero de campesino, fue hasta él trayendo a un niño de la mano.
—Buenas, ¿le puede sacar una foto a mi nieto, por favor?
—Por supuesto. ¿De dónde son?
—De Hoyo Colorado. Bueno, yo soy de Ceiba Mocha, pero me casé en Hoyo Colorado y me fui a vivir para allá.
—¡Vaya! ¡Buen viajecito se metieron hoy entonces!

—Sí, si no es porque tuve que venir a ver al abuelo por parte de madre de éste, que está ingresado en el hospital de aquí, no vengo. Pero aproveché para que mi nieto conociera Matanzas —
dijo señalando al chiquillo, que se había sentado en el banco a engullirse un seco pan con croqueta comprado en la esquina.
—Muy bien. ¿Y con cuál fondo le gustaría que saliera la foto?¿Con el hotel París, con la Biblioteca, con el Ayuntamiento?
—¿Puede ser con el monumento ese de la mujer con las cadenas?
—Claro que sí... Preparémonos. Niño, termina de tragar. Eso... colócate ahí... un poco más a la izquierda... Mi amigo, ¿le puede meter un poco la camisita por dentro del pantalón para que salga mejor?... Perfecto... Niño, ahora mira para acá sonriendo, pero sin moverte, ¿de acuerdo?
El hombre comprobó una vez más la posición del chiquillo contra el fondo de la estatua, calculó si era buena la luz e introdujo la cabeza en la caja, estirando bien el paño negro que le cubría hasta la espalda. Subió el brazo derecho y con la mano le hizo al niño un gesto de que se mantuviera así y guardó su extremidad de inmediato debajo de la tela. Después, dentro de la caja, dirigió su teléfono celular hacia el falso lente de la cámara que apuntada al niño y tomó la foto.
Sacó la cabeza y el brazo de la caja, recogió la tela, cargó sobre sus hombros el trípode con la cámara y le dijo al abuelo que estaba listo, pero que lo esperara dos minutos para imprimirla.
Fue casi corriendo hasta la casa de su hermana, que vivía en la calle Santa Teresa casi esquina Manzano, a menos de una cuadra del Parque. Tocó varias veces hasta que le abrió su sobrino. Fue
directo al computador que había comprado su cuñado en un viaje al extranjero que le dieron como psicólogo de un equipo de boxeo, se sentó ante él y abrió un programa que conocía. Hizo una mueca porque la velocidad estaba lenta como siempre. Al
fin bajó la foto de su teléfono y la mandó a imprimir. La primera copia salió muy oscura y tuvo que hacer otra, ajustando mejor la impresora.
Con la hoja de papel ya impresa, sacó del bolsillo de su pantalón una tijera y la recortó lo mejor que pudo. Sonrió al ver que también en la imagen aparecía por detrás y a la derecha del monumento, el loquito flaco que siempre se ponía a cantar frente al Hotel Velasco, imitando al español Raphael.
Corrió de regreso.
Miró hacia todos lados y no vio ni al campesino ni a su nieto. Suspiró y con la foto del niño aún en la mano se dejó caer en el banco, aplastando una hilera de hormigas locas, las cuales llevaban a su madriguera una migaja de un añejo pan con
croqueta.

Autor: Pepe Pelayo
Del libro "Chanzas de Matanzas"
Ediciones Humor Sapiens, 2020.
En papel y en e-book aquí:
https://www.amazon.com/Chanzas-Matanzas-Spanish-Pepe-Pelayo-ebook/dp/B085RNCBZY?ref_=ast_author_dp&dib=eyJ2IjoiMSJ9.89IlT5hFbq1Jlxy27RZVDOetiBfu0y7eGWthKJpQIdxAHXTb8QdVW3tHkWc2-D4fclU-4zIs_8ezWTjaWc-88RvcSDb75lOiztZTQ2JSbmgffJMXoFv7KbSNuhoByHB6vgDdAKVzxG8q7WDIihC291fJFqkPRNzSvyDlvE1L3l1pO7Fj4oMTER3QsABioDtpNan2tjtQgPiwwBmvtqQV1YL-Q8YYgq52t_Ch4683xYc.jCG26N7_69MRuxzcr-STU29Zd-MfnjysEKX2nleiTXM&dib_tag=AUTHOR

 

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