“Asistí por primera vez a los grandes espectáculos de Virulo y el Conjunto Nacional; y un día vi en la escena del inmenso teatro Karl Marx a un grupo del que ya había escuchado hablar (…) La Seña del Humor de Matanzas. Un elenco de lujo. Grandes músicos, buenos actores, excelentes escritores. Quedé maravillado, atrapado, deslumbrado, pero nunca imaginé que poco tiempo después compartiría escena con ellos como miembro de otro antológico grupo: NOS Y OTROS. Todo esto ocurrió en apenas un par de años y ahora resulta que no más ayer estábamos en los emblemáticos teatros Mella y Sauto, celebrando el aniversario veinte del nacimiento de la Seña. (…) no se trata de nosotros, sino de lo que bien se hizo, de lo que con gran amor se realizó. Esa es la respuesta de por qué, 20 años después, ambas funciones (más una fuera de programa) se realizaron a teatro lleno y por qué el público (de todas las generaciones) aplaudía incansable la presencia de sus actores preferidos, de sus amigos de siempre, de los fundadores Pelayo, Moisés, Aramís, Adrián, Leandro, Miguel… La Seña del Humor de Matanzas (…) se ha divertido haciendo el mejor humor, ese que tras la sonrisa cala los huesos y te hace reflexionar. Contra ese humor no puede el tiempo, ni el hombre. Si alguien dudó de la efectividad de ese homenaje, lo siento. Yo siempre estuve seguro de que aún la Seña del Humor de Matanzas vive en nuestra memoria. Porque la Seña hizo, vamos a ver… lo que tenía que hacer”. (Periódico Juventud Rebelde, 25 de enero de 2004).