Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo

Mi libro "Orión y Pipita" acaba de publicarse

portada_oyp.jpgRecién se ha publicado mi libro número 66 (47 para niños y 19 para adultos). Se titula: “Orión y Pipita. Tiras cómicas y cuentos”. Este es el texto que aparece en la contraportada:

“A las típicas siluetas que señalizan los baños públicos para damas y caballeros, el autor las bautizó como Orión y Pipita. Con ellas de protagonistas creó tiras cómicas, viñetas y cuentos, desarrollando todas las historias en las mismas puertas de los baños, creándose un micro universo fantástico e ingenioso. En este libro está presente el humor, lo mismo jugando con las formas que con los contenidos. Encontrará usted chistes, juegos de palabras, también ironías, exageraciones, alguna que otra sátira, mucho humor blanco y sobre todo abundantes absurdos”.

Esta a la venta en:

https://www.amazon.com/dp/B094ZL8VSY?ref_=pe_3052080_397514860

 

Mi opinión: A raíz de la última polémica sobre el humor escénico cubano

safe_image_3.jpegDeseo publicar este texto que escribí a raíz de la polémica de lo declarado por Virulo en un programa de TV cubano y la respuesta de Osvaldo Doimeadiós. Sentí que era justo y oportuno que diera mi visión propia de lo sucedido en el humor cubano, desde que tuve la suerte y el orgullo –en los años 80-, de dejar la ingeniería y dedicarme humildemente a crear humor.

A quien pueda interesar:

Lo que pasó con el humor en los años 80 en Cuba, fue excepcional en nuestra historia. Fue excepcional porque surgió una gran cantidad de jóvenes con inquietudes y muchas ganas de hacer un humor distinto. ¿Por qué? Según mi modesta y molesta opinión, el origen fue cuando muchos de ellos descubrieron a La Seña. Y las razones subjetivas fueron que se produjo un vacío en esos años.

En teatro -y solo en La Habana-, existían algunas obras, no instituciones con un perfil humorístico. Sin dudas se hacía humor del bueno y humor del malo, pero solo el costumbrista, el de siempre. Los programas de TV estaban en picada. Los grandes como “Detrás de la fachada” y “San Nicolás del Peladero” quizás se repetían ya un poco y se terminaron incluso. En radio solo Alegrías de sobremesa. Pero se sabe que Luberta, Nuñez Rodríguez y Carballido Rey, aun siendo grandes guionistas de humor costumbrista, no podían mantener tanto tiempo el mismo nivel, es inhumano pedirle eso. Y por último, quedaban algunos monologuistas paseándose por TV (algunos muy buenos) y los cuentachistes y comediantes menores en cabaret, etc.

Sin dudas, es imposible negar los extraordinarios cómicos cubanos de todos los tiempos. Pero también hay que aceptar que eran figuras aisladas, la inmensa mayoría dependiente de guiones y libretos para teatro o medios de comunicación y dependientes de llamados de directores y productores. Y sabemos que espacios no abundaban. Resumen, que se provocó ese vacío y había que llenarlo.

Entonces Virulo, apoyándose en Zumbado y Eduardo Rómulo y en las actuaciones de Carlos Ruiz de La Tejera, el chileno Jorge Guerra, Ana Lidia Méndez, Zulema Cruz, Tatica y bailarines, comenzaron a hacer otro tipo de humor, menos costumbrista, aunque para mi gusto, tampoco muy rupturista que digamos. 

Zumbado y la forma de sobreactuar sus textos de Carlos Ruiz, me tenían impactado aún cuando no sabía que mi camino era el humor. Y un día me amigo amigo de Aramís Quintero, un excelentísimo literato, y vemos que nos reíamos de las mismas cosas. Cosas no costumbristas, influenciados por el humor "ZAZ" de la película "¿Dónde está el piloto", que vimos un sábado por la noche en la TV, más también por nuestra formación literaria (Mark Twain, Chesterton, Jardiel Poncela, etc.) y el humor gráfico de antiguas revistas como Bohemia, terminando con el gran Dedeté, por supuesto. Y de repente  comenzamos a escribir una obra de teatro disparatada que llamamos “El Madrino”, parodiando “El Padrino”. Entonces con Aramís y Moisés Rodríguez, mi hermano desde la secundaria, que también teníamos un humor idéntico, creamos “Tubería de media pulgada” y logramos publicar durante un año, una página dominical en el suplemento cultural Yumurí del periódico Girón. Saltándome los detalles, ese fue el origen de La Seña. Pero para más casualidad, Moisés era primo de alguien que en ese momento era la pareja de Zulema Cruz y por esa vía llegamos a Virulo para mostrarle “El Madrino”. Y como ese humor no se identificaba con el perfil que Virulo quería para el Conjunto Nacional de Espectáculo, entonces salió del compromiso diciéndonos que lo actuáramos nosotros mismos.

Nace La Seña del humor para poder actuar nuestro humor. Un humor muy rupturista y que nadie hacía en esos momentos en Cuba. Y aquí hay que reconocer que Virulo nos apoyó y siempre se lo agradeceré. Y lo he hecho privada y públicamente.

Bueno, al fin debuta La Seña en el Karl Marx y esporádicamente aparece en TV. Y surgen a imagen y semejanza de la Seña decenas de grupos y solistas (no los voy a mencionar porque se me olvidaría alguno y no quiero molestar a mis queridos colegas y amigos de esa época), que también hicieron historia.

Es cierto que la mayoría eran graduados universitarios o estudiantes a punto de graduarse. ¿Qué los motivó entonces? Sin orden de relevancia: muchos se graduaban y no conseguían buenos trabajos; muchos estudiaron carreras que no eran las que querían estudiar; muchos vieron que unos descarados sin academia como los de La Seña, podían reunirse, escribir y actuar sin pretensiones de ser grandes actores, solo basados en su novedoso tipo de humor y lo vieron todo más cercano, más factible y a eso se le agrega lo ya dicho del vacío y las ganas de subirle el pelo al humor. Ojo, no a ser mejores que las grandes y respetadas figuras que nos antecedieron, insisto, pero sí hacer un humor que no se había hecho, incluso sin importar si era mejor o peor que el que había.

Se consideró "Movimiento" porque realmente era una corriente estética en el humor. Pero era mayoritariamente en el contenido, porque en la forma no éramos muy buenos, hay que reconocerlo. Ni profesionales actores ni profesionales teatristas.

A los dos o tres años de surgir La Seña y los demás, ya se había fortalecido el llamado “Movimiento del Nuevo Humor” y se sabía que en concepto de espectáculos, La Seña fue desarrollándose en guión, dirección artística, música, diseños, etc. y ya hacía verdaderos espectáculos profesionales. Pero su talón de Aquiles era la actuación del grupo, porque a nivel de individualidades teníamos a Moisés, el tipo con más vis cómica que he visto en mi vida. Un tipo que salía a escena sin hablar y ya la gente reía y aplaudía. Pero lo bueno era que Aramís y yo, que creábamos los guiones y las puestas en escena a la vez, sabíamos cómo sacarle partido a lo que podíamos hacer cada uno de nosotros y creábamos para que todos nos destacáramos. Más tarde aportó Pible que lo incorporamos al grupo.

En eso se basó el éxito de La Seña, más el tipo de humor "inteligente" que hacíamos (después explico qué significa ser inteligente en el humor para mí). Y además de La Seña, fueron tremendo aporte en cuanto a guión, los grupos “La Leña del Humor” y “Nos y Otros”. Y el grupo “Sala Manca”, con extraordinarios actores salidos del ISA, con tremendísimo sentido del humor y buen gusto, siempre en frecuencia con nosotros. No eran tan buenos guionistas (ganaron con la incorporación de Telo), pero hacían cosas impresionantes solo con una buena idea, que para otros daría para un sketch de 3 minutos, ellos con su gran actuación y puesta en escena (porque eran y son grandes teatristas), la convertían en una extensa obra de teatro.

Ah, y la otra diferencia. La Seña se posicionó a nivel nacional muy rápido con las pocas salidas en TV (no queríamos quemar repertorio, solo la hacíamos por marketing) y las giras por todos los teatros importantes de punta a cabo del país.

También debo señalar los Festivales “Melocactus matanzanus” que organizábamos en nuestros cumpleaños, donde participaban todos los humoristas del Movimiento en una competencia fraternal (Festival antecesor directo de los Aquelarres). Eran una fiesta del humor, donde participaban fuera de competencia, Virulo, la gente del Conjunto Nacional de Espectáculos y grandes figuras como Idalberto delgado, Aurorita Basnuevo y otros más. Mi eterno agradecimiento a todos ellos.

Un aparte. Dentro de esa enorme cantidad de jóvenes humoristas que “militábamos” en aquel Movimiento, existía algo también excepcional: casi cero envidia, casi cero celos. Era impresionante cómo nos tratábamos entre todos, ¡con qué camaradería!, siempre dispuestos a ayudarnos y colaborar. Eso, corríjanme si saben, no lo había visto ni antes ni después en un medio de artistas profesionales de ninguna modalidad. Para mí, eso fue tan meritorio como el novedoso humor que hacíamos.

Continúo.

Entonces, a grandes trancos para hacerlo corto, Virulo creó el Centro Promotor del Humor y Armando Hart le da el Acapulco como sede oficial (oficinas y teatro) y comienza desde ahí a dar cursos de superación actoral, de canto, etc., a los miembros que se unieron al Centro. Y a darles espacios y vitrina en el Karl Marx con espectáculos que él dirigía. Nada, que Virulo se hizo el "ministro del humor escénico cubano". Creó una comisión asesora compuesta por Carlos Ruiz, Jorge Guerra, Zumbado, Ajubel, Doimeadiós y por mí.

Y así iba todo, hasta que se fue a México a vivir. Ahí dejó el Centro a cargo de un triunvirato: Carlos Ruiz, Doimeadiós y Pepe Pelayo. Carlos y yo duramos menos de una semana y renunciamos, quedándose entonces Doime al mando –por suerte-, y aquello funcionaba muy bien a pesar de las dificultades (recuerdo con cariño también esa época con Rita Alfonso como programadora).

Pero llegó la crisis del llamado "período especial" y muchos nos fuimos del país y de los que se quedaron, sin dudas, fue Doimeadiós la figura emblemática del humor cubano. Actor cómico (y serio) de excelencia, extraordinario director artístico, con el mejor sentido del humor y más encima liderando a los humoristas escénicos del país.

Entonces un día deja el cargo Doime y se lo pasa a Iván Camejo y éste después a Kike Quiñones (éste último de una camada posterior a la mía, por eso no lo conocía, aunque somos amigos por las redes y ya hasta hemos colaborado en proyectos). Del trabajo de Iván y de Kike sólo sé lo que me dicen y sería demasiado atrevimiento mío evaluar sobre una cosa que no viví. Pero sí declaro que es positivo lo que me han dicho.

Entonces, con el siniestro Período Especial, los humoristas se vieron en la necesidad de invadir los centros nocturnos y para satisfacer ese público de tan poco nivel intelectual y mal gusto, tuvieron que bajar el nivel del humor que hacían.

Pero sé que hubo colegas que pasaron por esos lugares y lo hicieron dignamente. Y no solo eso, mantuvieron el alto nivel en los teatros a pesar de que casi era hacer arte por amor al arte. Me quito el sombrero antes esos colegas. Y por ellos se mantuvo el Aquelarre y se estrenaron grandes obras humorísticas en importantes escenarios de la Isla.

Y un día instauran el Premio Nacional de Humorismo y se lo otorgan, obviamente, al humorista insigne, al más querido por todos, a Doimeadiós. Y se hizo justicia. Después se lo dan a Virulo y también se hizo justicia.

En esta polémica he leído muchas cosas, pero sólo Doime ha mencionado en más de una ocasión a La Seña del Humor en su texto. Se nota el silencio en el resto de lo publicado. ¿Por qué? No creo que sea mala onda. Simplemente han pasado más de 30 años y la gente se olvida. Por supuesto, que el público de mayor edad y los colegas nos recuerdan y tienen una correcta opinión de nuestro trabajo en esos años. Sin embargo, no es fácil ir contra el tiempo transcurrido sin estar presente en los escenarios cubanos. Solo Moisés Rodríguez ha defendido el nombre de La Seña en todos los espacios que ha podido.

Ya sé que Eduardo del Llano, Enrisco y otros colegas se van a burlar de mí por mi hipersuceptibilidad con el tema. Pero me arriesgo, ya que considero oportuno alzar mi bandera en estos momentos.

Así que resumiendo:

1-Quiero que se haga justicia con el legado de La Seña y que no se olvide la importancia que tuvo en esos años. Primero por su trabajo rupturista, donde hizo un humor “inteligente”, donde salían complacidos de los teatros tanto el intelectual como el más simple de los mortales, y también por servir de ejemplo para que surgiera después “Movimiento del Nuevo Humor”.

Sobre mi concepto de humor inteligente: La Seña nunca supo el humor que hacía, pero sí sabía el humor que no quería hacer. ¿Por qué en esos años se decía que nuestro humor era inteligente? Lo explico: jamás de los jamases tuvimos ni una décima parte de un teatro vacío en nuestras presentaciones en toda Cuba. Por lo tanto, hacíamos un humor popular. Pero creábamos un humor para que el Karl Marx se repletara durante unos cuantos fines de semana (en ocasiones meses) y en esa multitud de espectadores estaban los intelectuales y los menos cultos con sus familias. Porque tuvimos la "inteligencia" de hacer un humor donde el público recibiera varias lecturas. EJ: con el “Para Elisa” de Bethoveen, el intelectual se reía de ver cómo el arreglo pasaba del clásico a la salsa y se le ponía letra a algo tan sagrado, pero el público ignorante de eso, se reía de Moisés, integrante de la orquesta de salsa, sentado al lado de un bombo de banda de música para solo tocarlo dos veces nada más y sorpresivamente, y en el intertanto sacaba un plátano y se lo comía, se lavaba los dientes, etc., ignorando la orquesta. Sin contar mis payasadas bailando y la letra simple y de mal gusto. Sin dudas era un humor inteligente porque hacía sentir inteligente a todo tipo de público.

2-Quiero que se le haga justicia a Virulo porque hizo tremendo trabajo con el Conjunto Nacional de Espectáculo, creando el Centro Promotor del Humor y por su apoyo a la Seña y a los demás grupos y solistas que vinieron después.

3-Quiero que se le haga justicia a Doimeadiós, que es –para mí-, el mejor humorista cubano vivo y uno de los mejores de todos los tiempos y que hizo tremenda labor al mando del Centro Promotor del Humor, apoyando a cientos de humorista del país. Un humorista que jamás ha cedido ni un milímetro en la calidad de su humor y que ha demostrado que aún con las grandes dificultades que ha vivido, siempre ha hecho el mejor arte, el mejor humor, sin concesiones.

4-Quiero que se haga justicia a todos los humoristas que durante el período especial (incluso hasta el día de hoy), buscando su sustento como todos, mantuvieron su trabajo digno y siguieron haciendo el humor de calidad que se hacía desde los años 80. Ojo: humor costumbrista de calidad lo han hecho en nuestra historia muchísimas figuras cubanas como Los Pous, Aníbal de Mar y Leopoldo Fernández, Idalberto Delgado, los hermanos Álvarez Guedez, Enrique Arredondo, Miravalles y muchos más. La diferencia es que desde los años 80 se hizo otro tipo de humor y no un grupito de jóvenes, sino cientos de ellos a lo largo del país y unidos bajo una corriente estética. Pero, repito, no significa que comparemos la calidad, ni se menosprecie a ninguno, de la época que sea. Todos pertenecemos a la Historia del Humor Escénico Cubano y con mucho orgullo.

5-Quiero se le haga justicia a los humoristas cubanos que viven en el exterior. Hacen humor cubano como los que viven en la Isla, ya que se formaron en la cultura cubana. Algunos tienen la misma alta calidad humorística como la que tienen algunos de la Isla. Algunos tienen tanta mala calidad humorística como la que tienen algunos en La Isla. No quiero mencionar nombres porque, repito, siempre se olvida alguien y quedo mal con mis colegas.

Me despido enviándoles un cariñoso saludo y un abrazo a todos los humoristas escénicos dentro y fuera de Cuba, en especial a mis compañeros de aquella belle epoque del humor cubano.

 

Nota: En la foto, una caricatura que nos hizo Manuel, caricaturista del Dedeté.

 

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En rigor humortis: "Una cala superficial e incompleta sobre el humor, la risa y las religiones. Parte II."

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Después de hacer este tipo de cala con el cristianismo en el artículo anterior, nos sumergiremos ahora en los mares del judaísmo con el mismo objetivo. Los pueblos más perseguidos tienen un sentido del humor muy desarrollado, y ese es el caso del pueblo judío (esto es extensivo a los practicantes del judaísmo). Por esta característica es que conocemos muchos chistes judíos anónimos. Pero ojo, tengamos en cuanta dos cosas: una, que son chistes donde se ríen de ellos mismos, por lo que son ellos los más indicados para contarlos, representarlos, escribirlos o dibujarlos; y dos, no todos son chistes relacionados con su religión, sino con sus costumbres y defectos

Pues comencemos a indagar en esta religión: ¿qué dice la Torá sobre la risa? (La Torá es el texto que contiene la ley y el patrimonio de identidad del pueblo israelita). Según el rabino Baal Shem Tov, el fundador del judaísmo jasídico, el humor es esa cosa que guía la mente de una persona desde un lugar de conciencia estrecha a un lugar de conciencia expandida. (¡Me encantó este pensamiento!).

Los Jasidim son ortodoxos que entienden que la religión no puede ser algo triste y por eso le inyectaron buen humor a la vida, bailes y canciones a los ritos religiosos.

Para el judaísmo, el humor y la risa son, en realidad, subcategorías de un tema más amplio: la alegría. Según el rabino ucraniano Najman, la gente se pone triste porque nada le va bien, pero no se da cuenta de que nada le va bien ¡porque están tristes!

La Revolución Jasídica que tuvo lugar en el pensamiento judío, la alegría toma un lugar de privilegio entre todos los valores.

Según ellos, si el humor es el vehículo que nos transporta desde un lugar de conciencia estrecha a un lugar de conciencia expandida, entonces la risa es nuestra reacción a ese proceso que nos deja aturdidos.

Para los religiosos judíos, desde la perspectiva de la comedia, la manera más segura de lograr la risa es la yuxtaposición de lo esperado con lo inesperado (lo que en psicología de llama “incongruencia”).

La Torá (Antiguo Testamento para los cristianos), fija una diferencia entre dos formas de risa en su uso habitual por aquellas épocas. En hebreo existen dos palabras para marcar esa diferencia. La palabra “sakhaq” que significaba “risa feliz”, desenfrenada e “iaag”, refiriéndose a la “risa burlona”, denigrante. En griego, las palabras para designar “risa” son “γελάω” (gelao) y se utiliza para el reír de alegría fundamentalmente, de hecho es el mismo verbo que se utiliza para “brillar” y “resplandecer de alegría”. Y el otro es “καταγελάω” (katagelao), la cual se usaba principalmente para la risa en su aspecto negativo, humillante, se utilizaba para hacer alusión a “reírse de alguien” o “burlarse de algo o alguien”. ¿Coincidencia?

Cuando abordamos el cristianismo, dije que no nos confundamos con la alegría que conocemos en nuestra vida pagana y esa alegría “espiritual”. En el judaísmo sucede lo mismo.

Dicen que el humor en el contexto de la Torá es en realidad una dicotomía. Hay muchos casos citados que condenan la risa y la frivolidad. Es que en el judaísmo parecen tener poca tolerancia a la levedad. Pero por otra parte, existen muchas fiestas, rituales semanales y pasajes bíblicos que sugieren lo contrario. Esta aparente paradoja requiere una mayor profundización, que aquí no puedo hacer (ni quiero por el tiempo que llevaría).

Por ejemplo, los judíos celebran un mes entero de alegría. Desde el primer día del mes hebreo de Adar, aumentan su alegría y sus risas. La fiesta de Purim, es en este mes. Ellos entregan regalos a los amigos, y disfrutan de una comida festiva, todo en medio de un ambiente de jovialidad. Ojo: ellos utilizan el vino como un medio para elevar la celebración a un nivel espiritual superior, a través de la alegría.

He sido invitado varias veces a matrimonios y bat y bar mitzvah, donde se come, se bebe, se ríe y también se baila (hombres con hombres y mujeres con mujeres si son ortodoxos) y nunca he podido entender de qué ríen ellos al bailar, porque lo que hacen en realidad son violentos ejercicios aeróbicos y tablas gimnásticas, donde quedan empapados de sudor, jadiando y cansados. Pero bueno, cada uno se divierte a su manera, ¿no es cierto?

Hay un versículo que dice: "Entonces se llenarán la boca de risa", en referencia a la venida del Mesías. Según la creencia judía, en un momento el Mesías vendrá, y los judíos serán capaces de llenar sus bocas con la risa de alivio. Dicen que este es otro ejemplo de llevar el humor a la vida, a través de la yuxtaposición de la tragedia y la redención.

Aquí también es necesaria una aclaración. Hay risas nerviosas, diplomáticas, por psicopatías, producto de drogas, de gas hilarante, etcétera. Y una risa que surge con frecuencia en la vida cotidiana es la de alivio. Uno siente un cierto placer por algo malo que no nos ocurrió y ese estado de ánimo facilita una risa, llamada de alivio, que no tiene nada que ver con el humor. Así también está la producida por un triunfo, por una burla, o la más común, la facilitada por un estado de ánimo alegre. Si pensamos en lo ya dicho aquí, que la alegría religiosa no tiene nada que ver con la alegría pagana, entonces es lógico creer que toda esa risa mencionada anteriormente no tiene relación con el humor y la risa desde el punto de vista teórico (desde nuestro punto de vista).

Pero sigamos con el judaísmo. La Torá establece claramente que la risa hace daño y conceptos divertidos como el sarcasmo o la burla son formas inaceptables de expresión. Los burladores y sus risas tienen que ser condenados. Por ejemplo, la Quemará (comentarios y análisis del Talmud), establece que el burlador no merecerá la "presencia divina en el mundo venidero".

Otra aclaración teórica. El universo de la burla es muy amplio. Burlesco puede ser, y casi siempre es, una parodia, una broma, una sátira, una ironía, una caricatura y puede ser un chiste también. Por lo tanto, cuando esa burla cabe dentro de los conceptos que acabo de mencionar, sí entra en el campo del humor. Y la risa que produce puede ser hasta sana. Sobre todo si la víctima de la burla ríe también. Pero cuando la burla no cumple con el proceso cómico (descrito en el artículo sobre el “cristianismo”), produce risa malsana y se va de los límites del humor. Esto es algo difícil de entender, por lo que tiende a confundir. Lo aclaro, porque pienso que la burla a la que se refiere la Torá, es a esta última, la no humorística.

Aunque la Torá y la literatura rabínica no son, por su mismo tema, muy propicias al chiste y son precisamente las que los judíos trataron de reservar con mayor cuidado desde la antigüedad, se encuentran allí pasajes humorísticos, como cuando el Profeta Elías se enfrenta a los sacerdotes de Baal, se burla de sus invocaciones inútiles en voz alta y les aconseja que griten, puesto que su dios a lo mejor está conversando o muy ocupado, quizá duerma y sea necesario despertarlo (Reyes I, 16:27).

También Isaías se burla con humorismo de los idólatras, al describir cómo aprovechan un leño para encender el horno, calentarse, preparar su comida y con los restos fabricar un ídolo delante del cual se humillan (Isaías 43:15).

El “libro más chistoso”, por decirlo así, de la Torá, es sin duda Proverbios, que plasma en frases las relaciones incongruentes de la vida familiar. En él se lee: “Más vale vivir en un desierto y no con una mujer iracunda y amiga de peleas” (21:19). “Gotera en tiempo de lluvia y mujer rencillosa son semejantes” (27:15). “Pero el hombre perezoso dormido no es mejor” (6:9).

Los primeros escritos judíos con la intención de hacer reír, generalmente parodias y sátiras y datan de la Edad Media. Uno bien antiguo que se conserva es el de Judá Al-Jaziri, en el cual se describe a un gallo que sube al techo de una sinagoga y pide clemencia (en el lenguaje de los profetas), para que no se le sacrifique en la ceremonia de la Kapará (expiación o rescate).

En los siglos XV y XVI surge un gran número de comedias para Purim, y representaciones y caricaturas de la Hagadá de Pesaj, como también imitaciones jocosas de poemas litúrgicos.

Es interesante observar que para los judíos los Sabios generalmente tienen una visión positiva del humor.

 

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Entrevisto a Luis Pescetti, humorista argentino

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"El humor es una celebración de la vida”

Luis Pescetti es un creador “todo terreno”, “multimedia”. Escribe libros para niños y para adultos, compone canciones infantiles y para adultos, es cantante y guitarrista, escribe poesía para niños y para adultos; es profesor, guía de juegos, actor, y mil cosas más, lo mismo en clave de humor (creo que la mayoría de su obra), pero también incursiona en “lo serio” y de forma excelente, por cierto. Para los que no lo sepan, su cosecha de premios, distinciones y reconocimientos, tanto en su país como a nivel internacional es enorme e impresionante.

Lo conocí en Cuba en los años 80, cuando visitó la Isla. Quedé maravillado al verlo en sus presentaciones. Me refiero a su “ángel” (vis cómica), su sentido del humor, su buen gusto, su sentido lúdico, su dominio del público y versatilidad. Tuve la suerte de actuar en teatro con él (con mi grupo La Seña del Humor) y de compartir en privado. Nos fuimos haciendo amigos, pero terminó su gira por Cuba y al no existir correos electrónicos ni redes sociales en esa época, nos perdimos la pista. Pero al residir yo en Chile nos volvimos a encontrar y ahí sí nuestra amistad se afianzó y en estos momentos podemos decir que somos grandes amigos, de esos difíciles de conseguir en la vida. Y la amistad, obviamente, hizo que ambos conociéramos hasta los detalles de nuestras carreras en el humor. Tanto en Chile, como en México y Argentina hemos compartido micrófonos y escenarios. Por ello me es difícil hacer este “diáloco”. ¿Qué preguntarle que no sepa? Entonces me decidí por intentar satisfacer ciertos puntos que le puede interesar a la mayoría de nuestros “humornautas” y no sólo a los colegas. Esperemos que así sea.

PELAYO: Luis, tienes una trayectoria envidiable dentro del humor, así que comienzo preguntándote sobre cómo fuiste dándote cuenta de que tu trabajo iba por esa cuerda, ¿de muy niño?, ¿ya de profesional?, ¿alguien te señaló el camino?

PESCETTI: De niño me recuerdo caminando en las siestas por el pueblo y jugando a que respondía entrevistas; pero no tenía idea del camino. En la adolescencia empecé a hacer comics y escribir poemas, y supongo que todo estalló con fuerza con el parte aguas de conocer la “Gramática de la fantasía” de Gianni Rodari, con él empecé a entrenar como gimnasta, en desarrollar mi creatividad. Tuve muchos buenos aliados, pero no una carrera académica, más bien una larga búsqueda personal.

PELAYO: Rodari es lo máximo, sí, y seguro que otros influyeron en tu formación aún sin darte cuenta. Pero si no hubieras tenido ese talento innato, y no hubieras hecho consciencia de la importancia de superarte desde todo punto de vista, de esforzarte, de aprender siempre, de experimentar, de arriesgarte a pesar de las pasajeras dificultades, etcétera, no hubieras llegado a donde has llegado. Pero dime, ¿cómo ves la diferencia entre el humor que hacías en tus inicios y el que haces en la actualidad? Me refiero a que si crees que ha evolucionado mucho, o te cambiaste definitivamente para otro.

PESCETTI: Más ácido y más ingenuo al mismo tiempo, era mi humor inicial. Más ingenuo porque ensayaba con todo lo que tenía a mano y descubría, y más ácido porque me permitía una crudeza que ahora ya ni siento. Fue la época de la dictadura en Argentina, y el tiempo que siguió. El humor era realmente una forma muy potente de expresión, humana y ciudadana.

PELAYO: Soy testigo de la evolución de tu humor, desde los años 90 del siglo pasado hasta el que haces actualmente y te confieso que veo diferencias, claro, pero de verdad que me encanta en ambos momentos; es decir, que no creo que sea mucha la diferencia entre ambos extremos (no me refiero a elaboración artística o a madurez, hablo del tipo de humor, del exquisito humor que haces). Y también, como dije al inicio, he sido testigo de verte actuando para miles de personas en un mismo escenario en tres países distintos y siempre me ha impresionado el manejo excelente del público que demuestras en escena. Por eso te pregunto: si has triunfado en presentaciones en vivo con públicos tan distintos como el argentino, el cubano, el mexicano, el español y otros, ¿significa que te preparas específicamente para cada lugar? ¿Tienes que adaptar tu humor para cada público?

PESCETTI: No me preparo, salvo saber si hay alguna palabra que puede dar lugar a un mal entendido. Creo que hay dos razones en lo que contás: la primera es que la infancia es más universal, en sus códigos, sus problemas, la paternidad tiene necesidades, temores y alegrías muy semejantes entre esos países. La educación también, va por derroteros parecidos y por lo tanto por logros y torpezas parecidas, y ahí uno se cuela.

Y la otra razón, no menos importante, es que lo que conociste es el destilado de muchos años de actuar en pequeño, a la sombra, lugares desconocidos. Hubo cientos y cientos de shows en los que iba encontrando mi propia voz, que en mi caso coincide con jugar con una gran audiencia, casi como si estuviera en una relación uno a uno.

PELAYO: Y a lo que dices agrego: y la universalidad de tu humor, de tu obra, porque calas al ser humano en general, viva donde viva y tenga la formación y cultura que tenga. Por eso tus triunfos. Es increíble ese momento de éxito ante tantos público, ¿no es cierto? A propósito, ¿puedes describir tus estados de ánimos antes, durante y después de una gran presentación? a) A unas horas de subir a escena. b) A unos minutos de subir a escena. c) Entrando a escena. d) Si ves que el público ríe desde el inicio. e) Si ves que el púbico está algo difícil. f) Al recibir los aplausos finales. g) Cuando sales del lugar de la presentación y dejas atrás la experiencia vivida.

PESCETTI: Depende si el lugar es nuevo o muy conocido, si sé que las localidades están agotadas hace días o estamos al límite. Pero si está todo bien, subo a escena como quien sigue, casi, mucha naturalidad. Paso de estar en el camerino al show. Si no, nervios.
Si ríen desde el inicio es como entrar en un estado de juego, en el que puedo interrumpir el guión, avanzar, cambiar, juego con el show mismo. Si no: me apego mucho más al guión, lo mismo si están difíciles.

Con los aplausos finales, siempre me siento muy agradecido, es una suerte ese momento y muchas veces lo dedico a mis viejos. También como si cargara el tanque para el Luis que carga con la cotidiana: llévate esto, acuérdate de esto. Y salir y dejar atrás, siempre tiene algo de implosión, de cierto vacío, a menos que nos vayamos con la banda a compartir y comentar. Un poco por eso me inventé los largos momentos de firmar y saludar. Para ir aterrizando.

PELAYO: Y sé de las largas filas pidiéndote el autógrafo, la dedicatoria al libro o al disco, o una simple apretón de mano, o el intercambio de una frase, o una selfie. Entonces, amigo mío, como el humorista multifacético, triunfador, laureado y popular que eres, ¿cómo manejas la fama?

PESCETTI: Pelayo, me causa gracia esa pregunta, pues no lo vivo tan así. Me la paso chambeando diario, y buscando la canción o el libro que sigue con hambre casi intacta. Y, en todo caso, eso es lo que más cuido: que no se llene la barriga de desgana.

PELAYO: Sabía tu respuesta como casi todas las demás, como señalé en la introducción, pero es algo interesante de saber para muchos. Claro, no contaba con tu timidez y modestia en este punto. Pero créeme que me refería a algo más allá del algo farandulezco o superficial. Cambiemos entonces a otro aspecto que por lo menos a mí me importa mucho: ¿te sientes más cómodo haciendo humor infantil o humor para adultos?

PESCETTI: Sin duda el infantil, eso además que, si te fijas, casi no hay humor para adultos ahora en escena o en pantallas, sólo quedó el modelo de sitcom americano, o series que son comedias, pero no más. Para adultos me siento muy feliz haciendo estos recitales de poesía y canciones o música.

PELAYO: Toda la razón, yo también pienso que el humor para adultos está pasando por un momento que no es de mi agrado. Entonces, en esa misma onda: cuál prefieres crear, ¿el humor literario, el musical, el escénico o el audiovisual?

PESCETTI: Literario y musical. El audiovisual me es ajeno, soy un invitado, y el de escenario: ocurre, en la interacción con el público.

PELAYO: Mencioné el audiovisual porque has creado bastante para radio y televisión, pero es cierto que mayoritariamente pones en función de esos lenguajes lo que haces en los demás. Bueno, en fin de cuentas, todo es humor, ¿no? Y eso me lleva a lo siguiente: sin buscar la definición académica, ¿qué es el humor para ti, según tu larga y fructífera experiencia?

PESCETTI: Una celebración de la vida, de la alegría de vivir. Es como bailar porque estás contento: hacés humor porque estás lleno, gozoso de vitalidad.

PELAYO: Buenísima definición de humor. Pero me iré a algo más formal, porque no puedo dejar de preguntarte un tema muy de “moda”: ¿cuáles son los límites del humor, según tu opinión. ¿Uno se puede reír de todo en la vida y específicamente en el arte?

PESCETTI: Te puedes reír de todo, si no te importa ser un bruto o torpe éticamente, de todo. Pero a ti y a mí nos importa, y mucho. Entonces mi límite está en la relación de autoridad o de poder. Yo puedo hacer un chiste hacia alguien que tiene más autoridad o poder que yo, y es mi manera legítima de expresión, etcétera; pero hacia alguien que tiene menos poder o autoridad, no; porque eso sería abuso. Haz de cuenta si yo soy natural de un país, y me burlo de inmigrantes que pasan dificultades, es un abuso de poder, se hace con humor, o el humor es la herramienta, pero es eso.

PELAYO: Estamos de acuerdo, pero referido al humor como burla, como crítica, como sátira, obvio. Para ir terminando, ¿qué te gustaría hacer o lograr dentro del arte humorístico que no hayas hecho o logrado aún?

PESCETTI: Paradójica mi respuesta, pero sí: un programa de televisión, de lo mismo que hago, el humor sobre convivir en familia; pero también de humor y filosofía para niños.

 

Y estoy seguro que lo harás. Y no me lo perdería por nada del mundo. Bueno, Luis, ha sido un placerazo como siempre que hablamos “en serio” y más de algo tan serio como el humor. 

Gracias mil por tu escasísimo tiempo y tu esfuerzo por complacerme. Seguimos como siempre.

Un abrazo enorme.

 

Web de Pescetti

 

Boletín Humor Sapiens de mayo / 2021

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Recién ha salido el Boletín Humor Sapiens correspondiente al mes de mayo, con una entrevista a Luis Pescetti, reconocidísimo humorista literario, musical y escénico argentino; el ya acostumbrado artículo de la serie "Humores del mundo. Mundo de los humores" del historiador, curador, escritor, promotor y especialista de humor gráfico, el portugués Osvaldo Macedo de Sousa; Salón de la Fama con el humorista gráfico español Adrián de Almoguera; una investigación científica sobre el humor...

Y las acostumbradas secciones: "Hitos de la Historia del Humor", "Citas célebres", "Eventos teóricos publicados en el mes", Homenajes Póstumos y mucho más.

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En rigor humortis: "Una cala superficial e incompleta sobre el humor, la risa y las religiones. Parte I."

captura_de_pantalla_2021-04-22_a_las_12.32.38_a.m.pngSe dice que con el Cristianismo, el mundo pasó a ser un lugar de sufrimiento. Y ese concepto duró varios siglos. Para ilustrar esto, nada mejor que mencionar las citas que pude conseguir en la Biblia:

1. “El necio, cuando ríe, lo hace a carcajadas, mas el hombre sensato apenas si sonríe”. Eclesiastés 21:20.

2. “Porque como crepitar de espinos bajo la olla, así es la risa del necio. Y también esto es vanidad”. Eclesiastés 7:6.

3. “A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?”. Eclesiastés 2:2.

4. “Mejor es la tristeza que la risa, porque cuando el rostro está triste el corazón puede estar contento”. Eclesiastés 7:3.

5. ”Afligíos, lamentad y llorad; que vuestra risa se torne en llanto y vuestro gozo en tristeza”. Santiago 4:9.

Una aclaración. Muchos pensadores también han definido al humor, como un estado de ánimo (“estoy de buen humor” o “estoy de mal humor”). Es algo que se viene arrastrando de la antigua teoría de los cuatro humores corporales. Desde ese punto de vista, tenemos que humor es cuando sentimos un placer, una emoción positiva, ya sea el placer del resultado del ejercicio del sentido del humor, o ya sea la alegría, el alivio, el triunfo, etcétera. Esto es importante aclararlo, porque muchas veces vemos usada la palabra alegría, felicidad, bienestar y otros sinónimos en los textos religiosos. Y en realidad no se trata de la misma emoción que conocemos y usamos comúnmente nosotros; como esa alegría que sentimos al ver un hijo recuperarse de una enfermedad, o cómo nos ponemos al sacarnos un premio en la lotería, o lo que sentimos cuando nos suben el sueldo, etcétera; sino que se trata de un estado espiritual que brinda eso que llaman la paz, la cercanía a Dios, la armonía, la pureza y otros estados parecidos. Y eso nos puede llegar a confundir al analizar este tema.

Terminemos con la Biblia entonces. Un ejemplo de lo anterior: "Un corazón alegre es como una buena medicina, pero un espíritu deprimido seca los huesos". Proverbios 17:22.

Como se ve, puede que al leer ese versículo, entendamos que se refiere a la risa beneficiosa como fuente de salud. Sin embargo, cabe también la interpretación de que si uno debe tener el corazón rebosante de la "alegría" de estar con Dios, porque de lo contrario se deprimirá hasta los huesos con la frialdad y la oscuridad que produce estar alejado de Él. Es decir, tiene doble interpretación, así que cada uno tenga la suya, ¿no es cierto?

Pero sigamos en el Cristianismo, ahora en el nunca bien ponderado Medioevo. Ahí hubo una gran polémica. Muchos aseguraban que en los Evangelios no se indicaba que Jesucristo hubiera reído. Entonces hubo gente como San Luis, Rey de Francia, que resolvió el debate del modo más ingenioso: no reía los viernes. (¡En serio!). Otros se acomodaron a las definiciones entre risa natural (la permitida) y risa maliciosa (la prohibida).

¡Qué tiempos! ¿Qué me dicen de esto?: Las ideas sobre la interpretación de la risa en las Santas Escrituras fueron recogidas por clérigos como, entre otros, Efrén de Siria (306-373), quien escribió en contra de las risas de los monjes. También Crisóstomo (347-407), uno de los grandes teólogos, según la Iglesia Ortodoxa Griega, declaró a su vez que las burlas y la risa no provenían de Dios, sino del pueblo, y condenó a los arrianistas (corriente que no creía en la Santa Trinidad), por haber incorporado al oficio religioso el canto, la gesticulación y la risa.

Y miren lo que decía una “Taciturna”, que no era más que un capítulo de las “Reglas Monásticas” del siglo V: “La forma más terrible y obscena de romper el silencio es la risa, si el silencio es virtud existencial y fundamental de la vida monástica, la risa es gravísima violación”.

En el siglo VI, San Benito dijo lo siguiente en sus “Regula Magistri”: “Cuando la risa está por estallar hay que prevenir, como sea, que se exprese. O sea que entre todas las formas malignas de expresión, la risa es la peor”.

Es que la Edad Media fue la más tétrica época para el humor y la risa. Por suerte, los religiosos se dieron cuenta de la necesidad de que el populacho entrara “desahogado” al recogimiento de cuaresma y patrocinó el carnaval. Así el pueblo se divertía desaforadamente por unos días, soltando todos su miedos, amarguras y dolores del año en gran fiesta, con abundantes comestibles y bebestibles, con comedias, farsas, parodias, sátiras, burlas, bromas, bailes y cantos paganos; es decir, con una enorme carcajada que los dejaba relajados y mansitos, como deseaban los curas ver a su rebaño. Pero en el resto del tiempo se reprimía mucho la risa. Claro, si surgía una carcajada perturbadora fuera de los permitidos días de carnestolendas, ahí funcionaba la grave, seria, solemne y Santa Inquisición.

Otro personaje para ilustrar esa época: el Arcipreste de Hita (1284-1351), que fue un raro ejemplo de presbítero español, ya que desbordaba gracia y picardía. Pero Gil de Albornoz, obispo de Toledo, lo mandó a la cárcel por eso.

Pero ni saliendo de esos tiempos oscuros y tenebrosos cambió la cosa. Miren esta curiosidad: Saint-Foix, escritor francés del siglo XVIII, aseguró que la secta anabaptistas, hermanos de Moravia (corriente cristiana que considera inválido el bautismo infantil), sentían un horror profundo por el derramamiento de sangre, sin embargo, ejecutaban a sus hermanos condenados, haciéndolos reír mediante cosquillas, hasta provocarles la muerte”. (Para morirse de risa, ¿no es cierto?).

Y más para acá, fíjense en esto: el Papa Pío V promulgó un decreto contra la risa “sin moderación” en la Iglesia, en 1852. San Carlos Borromeo y otros representantes de la contrarreforma lo confirmaron.

Quizás sea por todo lo anterior que muchos como yo, nos divierte ver artesanías donde aparecen frailes con caras de bonachón y con las narices rojas, abrazando barriles de vino; o disfrutamos curas simpáticos, bromistas y sin mucho dogmatismo que digamos, en libros y películas. Recuerdo ahora al “Pequeño Juan”, de la banda de Robín Hood.

Pero continué buscando informaciones ya en tiempos actuales, sobre todo en Internet, a la caza de noticias, comentarios, nuevas investigaciones, etcétera. Y de pronto, me encontré con esta impactante noticia de marzo del 2015:

“Si los religiosos vivimos el encuentro con Jesús, no necesitamos hacer risoterapia", dijo el claretiano Luis Ángel de las Heras, presidente de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER). El religioso ha descrito el estilo propio de la vida consagrada en base a la coherencia, la verdad y la simplicidad, y ha pedido a las comunidades de religiosos "no forzar la alegría" al considerar que "la alegría perfecta es consecuencia de un encuentro personal con Jesús". Esta ha sido una de sus aportaciones en la asamblea de la Unión de Religiosos de Cataluña que se ha celebrado este miércoles en el Seminario Conciliar de Barcelona”.

Sin dudas, todos somos libres de pensar y decir lo que sea. Pero en mi opinión, esta manera de pensar es la base del fundamentalismo religioso.

Es obvio que ese señor no quiere nada con el estado de ánimo positivo que produce el humor y la risa sana natural. ¡Qué daño le hacen al mundo estos señores! Los mismos que nos amargaron la vida cuando éramos chicos con aquello de “la risa abunda en boca de tontos”.

Muchos me han dicho, y también he leído, que hay sectores protestantes que tienen prohibido divertirse como cualquier mortal. Dicen que ni siquiera se permiten escuchar música. Quizás sea un mito.

Yo asistí de niño a las escuelas dominicales. Festivas jornadas me decían. Recuerdo que jugábamos todo el tiempo a ver quién encontraba primero tal cita en la Biblia, cantábamos temas acompañados de rítmicas palmadas como “Satanás no podrá vencer”, etcétera.

Y terminando ya con los cristianos, me topé sorprendido con esto: un nuevo fenómeno religioso llamado “El Avivamiento de la Risa”, “La Risa Santa”, “Borrachera Espiritual” o “Bendición de Toronto” (por la iglesia de la Viña en Toronto, Canadá, uno de los primeros lugares en donde se propagó).

Parece mentira, pero el grado de popularidad que ha alcanzado en Inglaterra, Canadá y Estados Unidos es como realmente un “avivamiento”. Dicen que sólo son experiencias hinduistas muy al estilo de la Nueva Era, disfrazadas de cristianismo. Pero debo ubicarla aquí, más, sabiendo que este fenómeno religioso lo creó un predicador cristiano sudafricano, Rodney Howard-Browne.  

El “Avivamiento de la Risa” consiste en que las personas que participan en un culto religioso, de repente irrumpen en carcajadas y risas incontrolables sin razón aparente alguna. Dicha experiencia puede ocurrir en cualquier momento de la reunión, durante el mensaje o los cantos, y frecuentemente a la orden del líder que está al frente o al imponerle individualmente a alguien las manos.

Es una risa intensa, con brotes histéricos de irrefrenables carcajadas. La duración de las mismas puede variar desde algunos minutos hasta horas. Hay personas que pueden estar riendo así días enteros.

La experiencia se atribuye a que Dios toca en forma especial a los participantes como una manifestación del Espíritu Santo. Incluso a esas personas que participan en esos cultos se les convence de que son una especie de élite escogida por Dios para tener gran éxito y poder.

Pero sin dudas, nada tiene que ver con el humor y tampoco con el proceso cómico. Está más cerca de un ejercicio de risoterapia, hecho con demasiado entusiasmo. La diferencia es que aquí esa risa se provoca con otra intención. Es evidente -como ya vimos-, que existen muchos tipos de risas que no están relacionadas con el humor. Esta es una de ellas. ¿Es un risa sana o beneficiosa? Espero que sí, por el bien de esas personas que la practican, aunque realmente no lo sé, pero me inclino a pensar que a la larga no.

Yo respeto todos los credos, por supuesto, pero a todas esas personas de fe cristiana que han sido y son responsables de esta historia tan negativa hacia al humor y la risa sana, sin importar su rango de autoridad en su Institución, no las respeto porque le han hecho y le hacen mucho daño a la Humanidad.

Sin embargo, respeto muchísimo a esos hombres de fe (no puedo poner ejemplos de mujeres de fe. No conozco ninguna relevante que pueda relacionar con este tema. Bueno, sabemos que los religiosos también tienen esa debilidad conocida como "Club de Toby"), decía antes del paréntesis que admiro y respeto a esos hombres de fe, más inteligentes, sabios y sensibles que el resto, que saben valorar el humor y la risa. Vaya aquí algunos ejemplos.

En el siglo XIX, está el danés Kierkegaard (1853-1855), el cual abordó el estudio de la ironía como precursora del conocimiento interior de carácter religioso. Para él, la ironía es la fase existencial que precede a la fe. Y sitúa el origen de lo cómico en la incongruencia (¡gran avance conceptual!).

Menciono también al filósofo, escritor y sacerdote anglicano Allan Watts (1915-1973), el cual decía que cada mañana, al levantarse, se miraba al espejo y practicaba unos minutos de sonoras carcajadas. Seguramente esto le ayudaba a no implicarse demasiado en sus tareas y a burlarse de los aspectos más sombríos de su propia mente. (¡Maravilloso pensador!).

Y por si fuera poco, ya no solo se cambió la visión maldita de la risa y el humor. En el siglo pasado tenemos al contemporáneo estadounidense Peter Berger, que dijo: “Lo cómico es la visión del mundo más seria que existe”. Berger, de inclinación religiosa y quizás influido por el pensamiento de Kierkegaard, a quien cita numerosas veces en su sustancioso libro “La risa redentora” (Editorial Kairós, España, 1999), sostiene que lo cómico es una promesa humana de redención, y que la fe religiosa es la intuición de que se cumplirá dicha promesa.

Cierro estas líneas con algo curioso y también positivo.

Resulta que en 1515, nació en Italia Felipe Neri. Fue un hombre tan noble, solidario y alegre, que le dijeron hasta su juventud “Felipín, el bueno”. Por lo que leí, le dedicó su vida a los pobres, a los enfermos, a enseñarle a los niños y, por supuesto, a rezar y rezar. Poco tiempo después de su muerte lo canonizaron. Lo menciono, porque dicen que era muy simpático, chistoso, a veces hacía de payaso, donde llegaba todo era alegría y fiesta, como maestro  -sin saberlo, obvio-, practicaba la pedagogía del humor. Por todo lo anterior, San Felipe Neri se ha convertido en el patrono de los humoristas.

Desde aquí un enorme agradecimiento a este Santo por proteger (son tan pocos los que lo hacen), a los humoristas creyentes y espero que a los que no también (para eso hablé bien de él, por si acaso).

 

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