Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo

Charla "Humor y redes sociales"

f1.jpegHoy, casi al mediodía, se realizó el Taller "Humor en redes sociales", durante la 24ta Bienal Internacional del Humor, en San Antonio de los Baños, Cuba. Y me invitaron online, por supuesto, a dar una charla sobre el tema. Y hablé sobre el meme y sobre mis experiencias en el ciberespacio como humorista.
Me contaron que salió bien, así que muchas gracias al amigo y colega Jape que estuvo a cargo de organizar el Taller.
En las fotos aparece el mismo Jape en la mesa principal y el amigo Ismael Lema, director de la publicación Palante y Presidente del Jurado de la Bienal, del cual también fui miembro.

 

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Nace el nuevo libro Cien consejos para hacer reír.

100consejostapa.jpgAtención, amigos míos, acaba de suceder algo en mii carrera que me hace feliz y me pone muy orgulloso.
Salió hoy publicado mi libro número 79. Se titula "Cien consejos para hacer reír", escrito junto a mi amigo y colega español Enrique Gallud Jardiel.
Ya sé que la recomendación viene de muy cerca, pero lo encuentro buenísimo.
Salió el libro físico y el e-book.
Este es el texto de la contraportada:
¿Ha pensado en dedicarse a la creación humorística, tanto profesional como aficionadamente? ¿O le han dado ganas de hacer reír a sus familares y amigos? ¿O se ha interesado en entender y analizar cómo se crea el humor, sus secretos, recursos, mecanismos, y así poder comparar mejor el trabajo de los humoristas? En estos Cien consejos para reír están las respuestas a todas esas preguntas. Pero, si no desea convertirse en un profesional competente ni en una persona graciosa siquiera, también puede disfrutar mucho este libro, porque tantos ejemplos ilustrando los conceptos, lo convierten en una lectura divertidísima.
Enrique Gallud Jardiel. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi, India, y también por la Universidad Complutense de Madrid. Ha ejercido la docencia en varias universidades. Ha publicado más de trescientos libros, la mayoría de humor, aspecto literario en el que se ha especializado.
Pepe Pelayo.- Matanzas, Cuba, 1952 . Nacionalizado chileno. Ingeniero civil. Humorista literario, escénico, gráfico, audiovisual, musical y estudioso de la teoría del humor. Ha publicado 79 libros en Hispanoamérica (47 de ellos para niños). Ha recibido más de 30 premios nacionales e internacionales.
Y se puede adquirir aquí...

Pepe Pelayo: “El humor es más resistente que las cucarachas”. Entrevista para Cubaperiodista

ayoyoyo_0.jpg(La entrevista con fotos, caricaturas, etc., la pueden ver aquí).

Aunque las entrevistas a distancia tienen, entre otras, la gran desventaja de que los periodistas perdemos el trozo más grande y sustancial del iceberg —el rostro, el verbo y la esgrima en directo del interlocutor— a veces consuela darnos cuenta de que tal modalidad nos “libra” del duelo físico con alguna de esas figuras un tanto renacentistas que Dios plantó en el mundo para demostrar/nos que, efectivamente, cuando se lo propone, solo cuando se lo propone, el homo sapiens sabe un montón de cosas.

Son esas personalidades intimidantes que podrían, de un “verbazo” de derecha mal dado, hundirnos como a titanics, así que, si se las va a abordar, el cuestionario por correo puede resultar un prodigioso bote salvavidas.

Así, más o menos, es el caso de la conversación con el humorista cubano, chileno y universal Pepe Pelayo, quien pasado un “tin” de sus setenta sugiere aún en lo creativo la estampa de un maratonista keniano porque, sencillamente, no hay quien le siga la carrera.

No hay condescendencia alguna en esa idea: Pepe pudiera arrebatarme mis herramientas de reportero y entrevistarse a sí mismo y, de seguro, el diálogo se vería mejor porque es un artista del humor gráfico y audiovisual premiado en artículo, ensayo y cuento…; un analista de la risa que fundó con su hijo Alex el sitio www.humorsapiens.com sobre teoría y aplicación del humor, pero que también gestiona otro: www.pepepelayo.com donde invita a circunvalar su risueño planeta sin necesidad de pagar los elitistas cohetes de Elon Musk ni los almendrones cubanos, a veces más caros que aquellos.

Comediante, cuentacuentos, guionista teatral, radial, de cine y televisión; lo mismo deleita a los niños que pone “a gozar” a adultos con el criterio de los viejos juglares que buscaban continuamente el contacto con la gente dondequiera que un “descuido” diera chances.

Cuando el mordaz creador se pone serio —esto significa: siempre— imparte sus “Charlas Chaplin” sobre pedagogía, motivación lectora, salud, empresa, calidad de vida y teoría… ¡del humor, por supuesto!

A este hombre de chiste le interesa la prevención social, que cultiva motivando a los niños en riesgo a acercarse a textos de calidad. En Chile, su “Concurso Humor Sapiens” reúne artistas en dos capítulos: el internacional de gráfica y el nacional escolar de la misma especialidad.

Pepe Pelayo integra la Sociedad Internacional de Estudios del Humor Luso-Hispano, el Comité Internacional de Directores de Festivales de Humor, el Consejo Político de Cartoonists of Global Village, la Red Chilena de Investigadores y Estudiosos del Humor, la Red Mundial de Escritores en Español y, probablemente, alguna otra organización que ahora paso por alto y completa la imagen de lo hondo que bucea sus temas.

Con más de 30 premios y distinciones de todo calibre geográfico, el artista ha sido jurado en múltiples concursos y ahora lo será —¡qué bueno para la ca(u)sa!— en la cercana edición de la Bienal Internacional del Humor de San Antonio de los Baños.

Así vio, de antemano, Cubaperiodistas a su entrevistado: un ingenioso cívico que hace 46 años se graduó en La Habana como ingeniero civil y, al cabo, ha cumplido su misión porque ha planeado, diseñado, proyectado, construido y operado con todo éxito y perdurabilidad una valiosa obra… de humor.

Esta es, en fin, la conversación por correo, libre de un uppercut de derecha, que Cubaperiodistas sostuvo con el “trozo de iceberg”; esto es, el trozo de Pepe Pelayo, una mañana de abril.

CubaperiodistasUsted, que radica en Chile desde hace 33 años, ¿qué cree del regreso afectivo que significa ser jurado, aun a distancia, de la Bienal de Humor Gráfico de San Antonio de los Baños?

Pepe Pelayo: —No me sorprende, pero me agrada mucho, por supuesto. Es que hubo un tiempo donde junto a Miriam Alonso y Jape creamos el premio Betán, donde nosotros tres premiábamos al mejor “Fototex” humorístico; es decir, una foto y un texto breve, bien relacionados (algo que practicaba Betán) y yo era el patrocinador, o auspiciador, como se diga, facilitando el premio (una cámara fotográfica). Eso duró del 2013 al 2015, hasta que Miriam comenzó a perder fuerzas debido a problemas físicos.

“También fui jurado del Concurso Nacional de Literatura humorística ‘Juan Ángel Cardi’, en 2022, y en ese concurso me hicieron un pequeño homenaje por mis 40 años como humorista.

“Como ves, mi relación con el Museo del Humor, con las Bienales y las Humorangas no es nueva y sí muy afectuosa. Siempre recuerdo la época donde mi grupo ‘La Seña del Humor’, de Matanzas, actuaba en casi todas las Bienales y hasta dimos un premio especial en una ocasión. Cariños exclusivos para Zenaida Manes e Isel Chacón, las cuales fueron grandes puntales del Museo del Humor”.

Cubaperiodistas: Al otro lado del Morro y con unos chistes de más, ¿cómo ve un artista cubano lo que hacen sus colegas en lo que más le apasiona y cómo ello se corresponde, o no, con lo que palpa en el mundo?

Pepe Pelayo: —No soy de los que juzgan a los colegas en sus decisiones personales de hacer este tipo de humor o este otro. Veo muy buenos humoristas escénicos y audiovisuales, aunque haciendo un humor bastante localista muchas veces. “Si desean triunfar en públicos distintos al cubano, deben universalizar su humor. Los que lo han hecho han conquistado muchos públicos hispanoparlantes y mundiales. Muchos humoristas gráficos cubanos han triunfado en concursos y salones internacionales, con temas universales y sus enormes talentos. Sin duda, Cuba produce magníficos humoristas en todas las manifestaciones artísticas”.

Cubaperiodistas: La Seña del Humor dejó huellas en todos los cubanos que alcanzamos a disfrutarla. Como fundador, comediante, coguionista, codirector artístico y director general del grupo, entre 1984 y 1991, ¿cuál “seña” permanente dejó esa experiencia en Pepe Pelayo?

Pepe Pelayo: —Fue la cuna, fuente e inspiración de mi carrera. Con la Seña… me di cuenta de que ese era mi camino en la vida; no exactamente la actuación para adultos, me refiero al humor en general.

“Fue la causa de que comenzara a ver el humor como actitud ante la vida, a estudiar su teoría, a impartir esos estudios con charlas, clases, paper, ponencias, libros, etcétera, a abrirme a otras manifestaciones como el humor gráfico, el literario (para niños y para adultos), el audiovisual, el musical, a internacionalizar mi carrera.

“En fin, todo se lo debo a lo que viví y aprendí en la Seña del Humor de Matanzas”.

Cubaperiodistas: Su arte se bifurca en manifestaciones y, a primera vista, parece difícil de clasificar. ¿Se trata simplemente de su multiplicidad de vocaciones o de un firme concepto del sentido coral del humor? ¿Qué es el humor -sin apellidos- para Pepe Pelayo?

Pepe Pelayo: —Como siempre digo, no me creo un gran literato, no me creo un gran actor, no me creo un gran gráfico, no me creo un gran estudioso del humor… Me creo y me siento humorista. Para canalizar mi creación humorística debo aprender el lenguaje de las diferentes manifestaciones artísticas.

“Por otra parte, tengo que satisfacer mi interés por entender el humor; es decir, por entender a lo que me dedico en la vida. En una ocasión Jape me entrevistó y tituló la entrevista como ‘El hombre que más ha creído en el humor’, y con esa definición me quedo, porque me retrata muy bien.

“Unos me dicen ‘todoterreno’; otros, inmerecidamente, ‘hombre renancentista’, pero simplemente soy alguien que tiene necesidad de expresar y compartir su visión de la vida, que es a través del prisma del humor, sea por donde sea.

“Mi definición: El humor es la expresión de lo cómico. Para mí, uno siente lo cómico individualmente porque entra por los sentidos o por la imaginación, lo disfruta y ríe o sonríe. Es un proceso personal, pero si desea compartirlo con otra persona o con muchas personas, envía el mensaje y si esa otra u otras personas experimentan también el proceso cómico y ríen o sonríen, se hizo el humor, porque el humor es social.

“Por eso es la expresión de lo cómico. Yo siento tanto el proceso cómico que reviento si no lo expreso, si no lo convierto en humorístico y para eso me tengo que valer de todos los recursos que me brindan las diferentes artes”.

Cubaperiodistas: Dibujar, actuar, hacer un chiste… suelen parecer actos más dinámicos, pero, ¿cómo escribir 78 libros de humor… sin “perder la gracia” en el camino? ¿Cuánto pensamiento profundo lleva el humorista de ley?

Pepe Pelayo: —En esos 78 libros hay 47 dirigidos a niños, 9 teóricos, ensayísticos y 22 de creación humorística para jóvenes y adultos. Como ves, hay variedad, pero no veo nada fuera de lo común si uno es creativo durante 40 años, si uno no deja de leer, de ver series y películas, si no deja de viajar; es decir, de nutrirse de información para luego dejar que la musa haga su trabajo y uno elabore sus ideas.

“Mi ‘método’: se me ocurre una idea y la anoto. Cuando por cualquier razón me detengo de escribir el libro de turno, veo esas ideas y agarro una y comienzo a desarrollarla, pero en algún momento la dejo y continúo la que estaba terminando o comienzo con otra y así.

“Me demoro en un libro como cualquier otro escritor, pero avanzo con varios a la vez y no paro la producción. ¡Y me divierto mucho! Para mí no es un trabajo: es un placer infinito. ¡Ojalá la vida me dé la oportunidad de terminar los proyectos pendientes, ya sean libros, fotomontajes humorísticos, videos, actuaciones…!”.

Cubaperiodistas: ¿Qué es lo más serio que ha aprendido y/o enseñado en 40 años de alianza con la sonrisa? ¿Y lo más trágico que haya percibido por ahí, a la vista de alguna práctica desafortunada del humor?

Pepe Pelayo: —¿Lo más serio?: que el verdadero humor es muy serio y que el verdadero humorista, además de tener un gran sentido del humor y de tener gran talento, tiene que tener responsabilidad, cultura, tacto, ética, honestidad y mucha conciencia de superarse siempre. Si uno o varios aspectos le fallan, va convirtiéndose en un humorista mediocre.

“He visto cosas trágicas en este campo, públicos del tipo agelatos (gente que no ríe) o que se toma la vida demasiado en serio; pero también humoristas oportunistas, vulgares, envidiosos o sin principios. Tengo muchísimas anécdotas para ilustrar estas afirmaciones, pero no caben en este espacio”.

Cubaperiodistas: El lema de esta Bienal… “Menos fake y más news” resulta bastante retador en este momento de la humanidad. Acotemos el campo: ¿Cómo evitar “chistes falsos” y dar cauce a los que aborden los reales dilemas del mundo?

Pepe Pelayo: —No es fácil. Primero; repito que los humoristas deben ser honestos, éticos, responsables y conscientes, pero pensar que todos somos así es fantasía. Por otro lado; dependemos de los dueños de los medios, de las plataformas, por donde encauzamos nuestro humor, ya sea un dueño estatal o privado.

“Si esos dueños fueran honestos, éticos, responsables y conscientes ayudaría mucho a resolver el problema, pero lamentablemente los dueños que son así son más escasos que los humoristas buenos y malos juntos. Por lo tanto, insisto, no está fácil la solución.

“Otra ‘salvación’ sería que los consumidores fueran los encargados de no seguir a los humoristas ‘mentirosos’ y así arrinconarlos en nichos pequeños en las sociedades porque siempre habrá un par de ignorantes que los sigan; sin embargo, eso tampoco es fácil, ya que para contar con consumidores así tendríamos que lograr una educación, una formación y un nivel cultural que no existe en ninguna parte del mundo (disculpa si soy absolutista y escéptico).

Cubaperiodistas: El mundo, por cierto, está de “apaga y vámonos”. ¿Cuál sería el papel del humor para ayudar a corregir, con apenas una pluma, una frase o un pincel, estas guerras de misiles, informática y aranceles que parecen invitarnos a todos a la internacional “fiesta del Guatao”?

Pepe Pelayo: —Buenos recuerdo me trae “El Guatao”, lugar donde nos hospedaban cada vez que nos invitaban a actuar en las Bienales.

“El humor -más bien la sátira-, no tumba gobiernos, no detiene guerras, pero sí les abre los ojos a las personas, les muestra lo mal hecho, los vicios, las deformidades humanas, las malas decisiones, y así se va formando la gente que después tiene el poder de protestar, de votar por otros políticos, etcétera.

“En otras palabras, el humor puede formar personas más democráticas, más reflexivas, de más amplia visión. El humor bueno y honesto va contra las malas autoridades, baja a los ‘malos’ de sus pedestales, desdramatiza la vida, nos hace más pensadores, más espirituales.

“Es lo único que podemos hacer los humoristas, pero trato de no alarmarme de cómo está el mundo, porque a través de la historia la humanidad ha pasado por momentos de igual o peor crisis y ha salido bastante bien; incluso, a veces más fortalecida. Creo que el amor y el humor son más perdurables y resistentes que las cucarachas”.

Cubaperiodistas: Pepe Pelayo es miembro del jurado internacional de la Bienal…: ¿Qué “amenaza” o aliciente puede adelantarles a los humoristas cuyas obras pasarán por su mirada?

Pepe Pelayo: —En mí encontrarán un jurado imparcial (no es pose). Velo por la alta calidad de la forma y del contenido como una unidad; es decir, no me gusta una excelente idea creada con un mal dibujo, ni un dibujo excepcional expresando una idea mediocre. Y como último punto, seré estricto con el reglamento del concurso. Por ejemplo, si el tema es fake new, jamás premiaré otro tema, aún cuando el trabajo a evaluar sea una Obra Maestra.

“He sido jurado unas cuantas veces en concursos internacionales, pero la mayor experiencia fue cuando creé y dirigí el ‘Concurso Internacional Humor Sapiens’. Es simple la cuestión: no se puede violar el reglamento bajo ningún aspecto. Y la calidad artística y humorística es la primera prioridad”.

Cubaperiodistas: ¿Qué pronóstico daría al pueblo de San Antonio de los Baños que hace pocos meses sufrió el paso de un ciclón y ahora espera el huracán de los chistes?

Pepe Pelayo: —Prefiero no dar pronósticos porque, como muchos meteorólogos, tendría un porcentaje alto de errar, pero sí deseo que el ariguanense que lea esta entrevista sepa que tiene un amigo en mí que es sensible a sus problemas, que me duele cuando pasan las tragedias.

“En serio, es porque me caen muy bien los amigos de San Antonio de los Baños. Me trataron muy bien cuando desfilaba en las Bienales, me acogieron de forma exquisita cuando actué para ellos y tengo grandes amigos nacidos ahí, como Boligán, Raúl de la Nuez, etcétera. ¡Hasta tuve una preciosa noviecita allí!

“Así que les deseo lo mejor y ojalá participen y disfruten esta Bienal lo más que puedan. Les cito el lema de Humor Sapiens: ‘En la vida hay que crear, pensar y vivir con humor’. Un cariñoso saludo a todos. Y muchas gracias a ti por entrevistarme”.

 

Enrique Milanés León

Forma parte de la redacción de Cubaperiodistas. Recibió el Premio Patria en reconocimiento a sus virtudes y prestigio profesional otorgado por la Sociedad Cultural José Martí. También ha obtenido el Premio Juan Gualberto Gómez, de la UPEC, por la obra del año.

Una invitación muy especial

ajrdiel_1.jpgComo sabe todo el que me sigue, tengo el honor de contar con la amistad del nieto del gran humorista español Enrique Jardiel Poncela. Incluso recién terminamos un nuevo libro juntos.

Pues acabo de recibir una invitación muy especial, para participar como orador en el homenaje anual a su difunto abuelo, Enrique Jardiel Poncela, que bajo el título de «Ven a reírte al cementerio» tendrá lugar el domingo, 11 de mayo, a las 12.00 horas en la Sacramental de Santa María, en Madrid.

Me cuenta que se trata de una rancia y antiquísima tradición que se inventaron hace unos años para rendir honores a "esa deidad tutelar de la gracia y Director Gerente de los Humoristas Españoles que fue Jardiel".

Y continúa la invitación: Reuniremos allí —como hicimos en años anteriores— a un grupo de ejemplares de esa especie en peligro de extinción denominada «intelectualidad española». Cada uno de los participantes dispondrá de unos minutos (pocos) para hablar bien o mal del finado (no somos melindrosos ni partidarios de censurar a nadie) o para leer alguno de sus textos (en voz alta, preferiblemente, para que los oyentes no se nos aburran). Acto seguido, nos dirigiremos todos en fila india a su nicho para depositar en él un imperdible conmemorativo, pues Jardiel aseguraba que el teatro se hace a base de sudor y de imperdibles (y ese día y a esa hora el sudor lo tendremos garantizado).

Será un acto muy distendido -me sigue contando-, e informal, sin protocolo, sin tarima, sin micrófonos y sin políticos: sólo gente de bien. No hace falta ir de etiqueta; es más: recomendamos a todos los participantes que se lleven un gorro para el sol y su propio botijo.

Y en el último párrafo me dice: Como el tiempo ni vuelve ni tropieza —que dijo Quevedo un día que estaba especialmente sembrado— y como urge anunciar el evento cuanto antes, te agradecería que me confirmaras o desconfirmaras en breve tu participación, con la que nos sentiríamos extremadamente honrados, cosa que no te he dicho al principio de la carta, pero que te digo ahora. Y si no te fuera posible asistir, siempre agradeceríamos que nos enviaras unas palabras (MEJOR EN VERSO) que leeríamos en tu nombre, procurando pronunciarlas lo mejor posible y atascarnos lo mínimo.

Recibe un afectuoso saludo.

Enrique Gallud Jardiel

 

Pues ya le desconfirmé mi presencia, pero mi hermano y colega de mi grupo la Seña del Humor de Matanzas, Rubén Aguiar, y yo le prometimos estar ahí con unas décimas nuestras en honor a Jardiel Poncela (uno de mis ídolos desde la juventud), que será leída por Enrique Gallud Jardiel, al cual le agradezco muchísimo que cuente conmigo para tan importante actividad.

Amigos, como sabe todo el que me sigue, tengo el honor de contar con la amistad del nieto del gran humorista español Enrique Jardiel Poncela. Incluso recién terminamos un nuevo libro juntos.

Pues acabo de recibir una invitación muy especial, para participar como orador en el homenaje anual a su difunto abuelo, Enrique Jardiel Poncela, que bajo el título de «Ven a reírte al cementerio» tendrá lugar el domingo, 11 de mayo, a las 12.00 horas en la Sacramental de Santa María, en Madrid.

Me cuenta que se trata de una rancia y antiquísima tradición que se inventaron hace unos años para rendir honores a "esa deidad tutelar de la gracia y Director Gerente de los Humoristas Españoles que fue Jardiel".

Y continúa la invitación: Reuniremos allí —como hicimos en años anteriores— a un grupo de ejemplares de esa especie en peligro de extinción denominada «intelectualidad española». Cada uno de los participantes dispondrá de unos minutos (pocos) para hablar bien o mal del finado (no somos melindrosos ni partidarios de censurar a nadie) o para leer alguno de sus textos (en voz alta, preferiblemente, para que los oyentes no se nos aburran). Acto seguido, nos dirigiremos todos en fila india a su nicho para depositar en él un imperdible conmemorativo, pues Jardiel aseguraba que el teatro se hace a base de sudor y de imperdibles (y ese día y a esa hora el sudor lo tendremos garantizado).

Será un acto muy distendido -me sigue contando-, e informal, sin protocolo, sin tarima, sin micrófonos y sin políticos: sólo gente de bien. No hace falta ir de etiqueta; es más: recomendamos a todos los participantes que se lleven un gorro para el sol y su propio botijo.

Y en el último párrafo me dice: Como el tiempo ni vuelve ni tropieza —que dijo Quevedo un día que estaba especialmente sembrado— y como urge anunciar el evento cuanto antes, te agradecería que me confirmaras o desconfirmaras en breve tu participación, con la que nos sentiríamos extremadamente honrados, cosa que no te he dicho al principio de la carta, pero que te digo ahora. Y si no te fuera posible asistir, siempre agradeceríamos que nos enviaras unas palabras (MEJOR EN VERSO) que leeríamos en tu nombre, procurando pronunciarlas lo mejor posible y atascarnos lo mínimo.

Recibe un afectuoso saludo.

Enrique Gallud Jardiel

Pues ya le desconfirmé mi presencia, pero mi hermano y colega de mi grupo la Seña del Humor de Matanzas, Rubén Aguiar, y yo le prometimos estar ahí con unas décimas nuestras en honor a Jardiel Poncela (uno de mis ídolos desde la juventud), que será leída por Enrique Gallud Jardiel, al cual le agradezco muchísimo que cuente conmigo para tan importante actividad.

Moisés y el periódico. De un Premio Nacional del Humor que todos aplauden y nadie discute

amoi1.jpgAutor: Jorge Fernández Era

Para los que de una u otra manera fuimos partícipes del movimiento de jóvenes humoristas surgido en Cuba en la década de los 80, el grupo La Seña del Humor de Matanzas representó ese punto alto que intentamos siempre alcanzar, no importa si llegábamos o al menos estábamos cerca. Esas personas mayores que veíamos en los miembros de La Seña eran nuestro paradigma, la demostración de que, entre nosotros, los referentes cultos podían ser populares sin necesidad del choteo banal o del costumbrismo que miraba el pasado y le huía al presente.

Pocos olvidan aquel Festival que organizaron en Matanzas y que, base de campismo por medio, ayudó a enrumbar nuestro hacer con la savia que nos proporcionaba la confrontación con múltiples maneras de hacer humorismo, casi todas cuestionadoras de una realidad que parecía incuestionable. De aquel evento en el Teatro Sauto recuerdo haber visto en vivo, en su mejor momento, a Pepe Pelayo y su grupo, y grabar para siempre dos momentos únicos: el monólogo del tipo que se corta las uñas, que regalaban el propio Pelayo y Aramís Quintero, y la épica representación sonera de la bien llamada música culta que hacían esos matanceros cultos.

Moisés Rodríguez, uno de los pocos que queda en Cuba del legendario grupo, hacía un personaje singular: el de un músico que apenas intervenía en la presentación, y que por ello aprovechaba su tiempo en leer un periódico. Le comenté al respecto en estos días al director de La Seña y he aquí lo que me respondió:

“El número que cerraba los espectáculos nuestros era Roberto Roberto y su grupo Bakán. De ahí sacó Moisés el Roberto cuando trabajó con el colega Lázaro Hernández, pues ambos se llamaban Roberto. Era una típica orquestica con dos guitarras, bajo, teclado, violín, batería-timbales, tumbadora, clave y güiro, y percusión menor. Trabajábamos todos, porque Aramís entrevistaba a Roberto Roberto (que era yo), pero nos quedaba fuera Moisés, quien era incapaz de tocar un instrumento musical. Entonces se me ocurrió que se sentara a un costado del grupo tocando un bombo enorme de banda. Como solo lo hacía una o dos veces en cada número –cuando terminaba un gag o había un cambio de ritmo–, Moisés no tenía nada que hacer. A él mismo se le ocurrió abrir un periódico y ponerse a leer. Sacaba un plátano y se lo comía, o se ponía a lavarse los dientes con un cepillo, o se echaba desodorante… El grupo tocaba temas clásicos, por ejemplo, Para Elisa, de Beethoven, y cambiaba a son cubano, o el Bolero de Ravel, que cambiaba a bolero típico, o un Brahms-merengue… y así”.

Le había escrito al director de La Seña al enterarme de que a Moisés Rodríguez se le otorgó el Premio Nacional del Humor 2025 por razones poderosas que adujo el jurado: “Por el significado de su obra como parte del icónico grupo La Seña del Humor de Matanzas, para muchos la génesis de todo un movimiento en la década de los ochenta del luego llamado ‘humor de nuevo tipo’, y considerando que La Seña marca un antes y un después en el trabajo grupal de la escena humorística en Cuba, definidos por muchos como Les Luthiers tropical por la calidad y versatilidad de su obra, siendo referente nacional de toda una generación de humoristas escénicos en los ochenta y principios de los noventa, fundamentado por su trabajo como solista, su presencia en la radio y en la televisión como curador de arte, escritor y pedagogo”.

Ulises Rodríguez Febles, dramaturgo e investigador matancero, habló en la Sala White de Matanzas de Moisés y de lo que representó y representa para la escena humorística nacional, de “su trabajo corporal y gestual, el trabajo de la voz: jugar con la frase para apuntalar el chiste, y llevar con agudeza sus historias a la risa, desde lo más profundo de sus esencias: la ironía, el absurdo, el desparpajo criollo, lo lúdico, los giros inesperados, la relación entre cuerpo –las manos, los dedos, el pelo…– y la emisión del texto. Un disparo certero al espectador, para que se desate la risa”.

Dijo también: “Para muchos, es además el profesor de Literatura que llevaba a las aulas su sabiduría mezclada con humor, con sus inolvidables clases, que eran pequeñas escenas humorísticas. Es el crítico de arte, el curador y el pintor de obras abstractas, con los que parece ser otro Moisés sin dejar de serlo; el heredero de una tradición martiana y cristiana que está en sus raíces familiares, de la que se siente orgulloso y sigue palpitando en él. Cuando se le rinde homenaje a Moisés Rodríguez Cabrera, se le rinde homenaje a La Seña del Humor de Matanzas, la agrupación que transformó el humor escénico cubano y le ofreció una perspectiva contemporánea, la agrupación que se convirtió en un símbolo de la ciudad y le ofreció al humor cubano una connotación estética diferente, una fusión de legitimidad criolla y universal, que sirvió y sirve de referente en la historia del humor contemporáneo, asumiendo la tradición y la modernidad, la herencia humorística cubana y las confluencias de nuestra identidad en lo musical, lo literario, lo visual y lo escénico. Y en esa síntesis de intelecto y gracia, está Moisés”.

Pelayo, desde Chile, lo felicitó con un video. “Hace casi sesenta años que somos amigos, socios, cómplices, secuaces, aliados, colegas, yuntas, hermanos. Soy de las personas vivas, fuera de tu cercana familia, que más te conoce y te quiere, y además, como tú, le dediqué mi vida al humor. Por eso, me atrevo a afirmar, con mucha propiedad, que naciste humorista, creciste humorista, te desarrollaste humorista y llegaste a la cima de la actuación. Eres el tipo con mayor vis cómica que he conocido, y he conocido demasiado. Este premio era una deuda que tenía Cuba contigo, que tenía la cultura cubana contigo, y para qué hablar de Matanzas. Además de ser un excelente humorista, eres una de las personas más nobles, sinceras, humildes y serviciales de todo el universo”.

A mí, que no quise perderme ese momento, y pude abrazarlo como el que más, entre tantos colegas de los ochenta que lo acompañaron en la velada, se me ocurre pensar que Moisés, en aquel antológico número con el periódico, no hacía sino leer que algún día se le haría un homenaje a su modestia y a la sabiduría de quienes lo acompañaron en ese monumento matancero que fue y es La Seña.

(Fuente: 14ymedio.com).

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