Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo

No. 125

¿En cuál papado, las monjas navegan

convento a favor?

 

No. 113

Los Yihadistas y yo somos completamente distintos.

Ellos quieren la guerra Santa.

Yo quiero la puta Paz.

 

No. 105

Los que le ponen los cuernos a sus parejas deben tener cuidado.

¡Los islamistas están matando infieles por todas partes!

 

Cifras sobre la lectura

descarga_10_0.jpegMe acaba de caer en mis manos esto:

“Leer diariamente por placer está asociado a un mejor rendimiento en el informe PISA—programa de la OCDE que evalúa las competencias en lectura, matemáticas y ciencia de alumnos a punto de terminar la etapa de enseñanza obligatoria—; en promedio, los lectores habituales tienen una puntuación superior a un año y medio de escolarización a los que no lo hacen.”

Y a pesar de esas comprobaciones, de esos hechos, las cifras de niños que no leen (y lo poco que leen no lo comprenden), aumentan.

Hace tiempo que estoy inmerso en una batalla por hacer que los niños lean. Y que lean por placer.  A eso le dedico parte de mi tiempo. Y tengo pruebas contundentes de logros que hemos obtenido.

Experiencias maravillosas que hemos vivido haciendo que niños que “odian” leer, que rechacen la lectura como algo aburridísimo, adquieran el hábito lector solo con mis libros de chistes primero y después con mis libros de humor. Un camino que los ha guiado a la literatura en general

Por eso me duele muchísimo ver esos datos e informaciones. Y eso no solo sucede en Chile, desgraciadamente es un mal globalizado.

No entiendo cómo los adultos no tenemos conciencia del mal que le hacemos a nuestros niños con nuestra actitud de indiferencia hacia ese problema. Porque es políticamente correcto decir en público que leer es muy importante, pero la inmensa mayoría de los adultos no leen, ni motiva a leer a sus niños. Eso es un hecho.

No lee ni la mayoría de los padres ni la mayoría de los profesores. Y está bien, es su derecho a ser como quieran y no cambiar y seguir siendo mucho o poco ignorantes si así lo desean. ¿Pero no ayudar a que los niños lean? Eso sí es un crimen.

Mi madre llegó hasta quinto y mi padre hasta segundo año de la enseñanza básica o primaria. No leían un libro ni en sueños. Pero mi hermana (15 años mayor que yo), estudió para maestra en la Escuela Normal. Y ella era (ayudada en lo que podía por mi madre), la que me enseñaba juegos, ruedas y canciones infantiles primero (ojo, eso es importantísimo a nivel de párvulos) y me leía en voz alta libros para mi edad y lo comentábamos. Exquisitas noches antes de dormir.

Y siguió trayéndome libros cuando aprendí a leer. Como en esa época existían solo los clásicos (Cenicienta, Blancanieves, Patito Feo, etc.), me suministraba muchas historietas cómicas (Pájaro Loco, Las Dos Urracas, Pato Donals, Conejo de la Suerte, etc.). Y me guió hasta que me correspondió, por madurez mental, leer a Verne, Salgari, Robinson, Twain, etc., pero desde antes ya me había conquistado ese placer de estar en silencio, inmóvil, sumido en mundos de fantasía y sueños. ¿De dónde ella sacaba los libros? De la biblioteca de mi ciudad de Matanzas (a 100 kms de La Habana). Me compraba los que podía y yo iba haciendo una biblioteca en mi rincón, con espíritu coleccionista y con la ilusión de algún día compararla con la gran biblioteca provincial.

Nunca hubo un conflicto de intereses entre mi vida infantil y después adolescente con mis juegos, historias, situaciones, miedos, aprietos y satisfacciones y mi biblioteca. Al contrario. De alguna manera vivía mi vida de niño y mi vida de fantasía. Ésta última apoyaba a la otra. No inventé nada ni hice nada excepcional. Ese proceso está demostrado que funciona y por ello le estaré eternamente agradecido a mi hermana por hacerlo y a mi madre por entender que debía permitirlo, porque era para mi bien, aunque ella no tenía muy claro cuál era ese bien.

Esa experiencia personal, que la comparto con los profesores en mis conferencias y talleres, y mi experiencia actual que consigo, de verdad, conquistar a los niños y convertirlos en lectores a través del humor, más el esfuerzo que hacen otros colegas motivadores con sus propios métodos, ¿por qué en vez de dar frutos, lo que dan son cifras negativas en las mediciones?

Algo no estamos haciendo bien entonces, ni como Estado, ni como Gobierno, ni como Sociedad.

Y creo, sin ser especialista, que la gente no valora las bibliotecas, ni se hacen las necesarias campañas para que los adultos hagan conciencia de la importancia que tienen éstas. Y no me refiero a la simple campaña del organismo especializado que puede hacer todo bien, pero si no se involucra a todos, no da resultados.

Sabemos que el IVA de los libros es alto, que sumadas a otras razones los libros son caros, pero aunque se ganen esas peleas, ni los adultos ni los niños tampoco van a leer. Si el libro se hace más barato no mejorará el nivel de lectura. Porque depende de otras razones.

Recuerden que en los núcleos familiares actuales, sean pobres o ricos, es más valorado que el niño tenga un celular que tenga un libro.

Por eso, cuando los niños comiencen a ir a las bibliotecas a buscar placer, ahí estaremos ganando esta batalla contra las cifras negativas que acabo de leer.

 

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No. 153

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Los políticos tienen fama de corruptos, ambiciosos, deshonestos, ineficientes, etc.
y son fuente inagotable de burlas de los humoristas.
Sin embargo, no todos son de esa calaña. Es algo importante que debemos reconocer y tenemos que darles un voto en las urnas
y un voto de confianza. Porque sin dudas, existen muchos políticos, tanto demócratas como republicanos en Estados Unidos
y tanto de uno u otro bando en Chile, por poner solo dos ejemplos,
que sí tienen vocación de servicio y se entregan a su labor en defensa de sus electores más humildes.
Son esos políticos que pueden mirarse sin cargos de conciencias frente a sus espejos…
preguntándoles: “dime espejito, ¿quién es más oportunista e hipócrita que yo en este país?
 
 

El Humor (I). "En defensa del blanquísimo"

humor-blanco.jpg¿Cuál es el humor blanco? Con este término suele aludirse, de manera intuitiva y aproximativa, al humor que —no importa cuál sea su tema— se percibe “limpio” de referencias al sexo, de burla o ataque contra alguien o algo, de cualquier tipo de virulencia o acidez, de cualquier intención que no sea la de hacer reír sanamente, “inocentemente”, por lo que no puede ofender ni a niños ni a abuelitas.

Como es obvio, es este un concepto más bien vago, de límites imprecisos, e implica una idea de “pureza” que siempre es discutible, pues cabe preguntarse si en el humor no hay siempre, en algún sentido, un cierto matiz de burla o irreverencia.

¿Por qué comienzo con la definición de humor blanco? Para que se entienda mejor el objetivo de esta reflexión, que no es más que defenderlo.

Al grano. No hace mucho leí en un diario mexicano que el famoso cómicoMauricio Herrera afirmaba que él era el único humorista vivo que hace humorblanco en México. Argumentó que ya no hay comediantes que busquen explotar la inteligencia y los juegos de palabras.

Me sorprendió y sentí mucha pena. ¿Entonces yo también estoy en vías de extinción?
Sin dudas el anonimato de las redes sociales, con sus toneladas de groserías y vulgaridades supuestamente cómicas y la posibilidad cobarde de criticar sin dar la cara, escudándose en la libertad de expresión, creyendo hacer sátira, cuando en realidad no hacen humor, sino practican el escarnio sin filtro; sin dudas, decía, tiene poco o mucho que ver con no gustar como antes del humor blanco.

Pero también la baja en educación -no instrucción-, en la formación integral y nivel cultural de nuestros niños, jóvenes y adultos jóvenes, que han perdido el rumbo entre la tecnología mal usada, el consumismo o la extrema ideologización, buscando llenar profundas lagunas intelectuales y espirituales que intuyen tienen.

¿Qué otro elemento me falta como causa de la desaparición del humor blanco? El que sepa que me ayude.

En noviembre del año pasado un periodista de lanacion.cl escribió sobre el colega “Firulete” al fallecer algo sorprendente. Decía que el humorista chileno fue algo así como el baluarte de un humor "brutalmente inocente". ¡Para no creer!

Primero me consternó que asegurara que ese humor era como "antiguo", como "pasado de moda". Y segundo, me impactó el uso del término "brutalmente". Para mí, realmente es una cosa monstruosa. Quiero señalar aquí que el humor inocente, infantilón, blanco, jamás pasará de moda.

Y si ese periodista piensa que el humor burlón, grosero, vulgar, de doble sentido o sarcástico es mejor, más "intelectual", o de mayor calidad per se que el inocente, su opinión deja mucho que desear.

Por supuesto, si se refiere a que en la actualidad cada día se incrementan más los humoristas que practican el humor no inocente, estamos de acuerdo. Pero no significa que el humor de Firulete esté demodé; lo que quiere decir es que nuestros creadores y consumidores de humor han bajado el nivel de calidad, lamentablemente, ya que se sabe que el otro es más fácil de hacer.

Por favor, amigos lectores, no se dejen engañar. Todo humor sano es bueno, todo lo que produzca risa sana es bueno, incluyendo la misma burla, con sus variantes de sátira, caricatura, parodia, broma o ironía, cuando son constructivas, incluso puede ser positivo el doble sentido cuando es de buen gusto. Aunque nunca será bueno el humor burlón cuando la víctima de esa burla sufra y nunca será beneficioso el humor grosero, vulgar, de mal gusto si se hace en el lugar y momento inadecuado.

Sin embargo, el humor infantil, blanco, incluyendo el que hace pensar, claramente, es fundamental en el ser humano. Cuando el humor inocente, como él dice, falta, faltan entonces muchos valores humanos.

Repito, me encanta el humor blanco y trato de crearlo junto al humor que hace pensar, y al absurdo, al negro y al humor infantil. Y sé, porque tengo desarrollada mi capacidad de autocrítica, que no se me da con frecuencia el humor político, ni el picaresco, ni el costumbrista, ni el ácido y menos el sarcástico. Pero eso no quiere decir que no los valore, que no los disfrute y que me encantaría tener ese talento para hacerlo. Por tal motivo debo dejar establecido algunos puntos importantes para mí, a modo de conclusión:

* Humor blanco no es lo contrario de humor negro, como le escuché decir a un humorista en televisión. El humor negro es el llamado "humor cruel" y puede llegar a ser inteligente y hasta terapéutico (lo he experimentado en mis talleres). Y no es el humor vulgar, le aclaro al colega.

* Todo humor que haga reír o sonreír sanamente es bueno para mí, esté clasificado en la modalidad que sea.

* No existe una modalidad o género dentro del humor que sea mejor que otro.

* El humor blanco no está pasado de moda (ni nunca lo estará), como quieren hacernos creer algunos humoristas y periodistas.

* Estoy de acuerdo con "el humor sin censura", desde el punto de vista de la libertad de expresión. Por ese motivo me siento hasta en la obligación de aceptar el humor que hacen, por ejemplo, los humoristas de la revista Charlie Hebdó, el cual detesto. Pero prefiero que exista a que lo censuremos (o peor, eliminemos, como intentaron hacer esos locos, asesinos, salvajes e incivilizados yijadistas).

Ojo, no se trata de decir o no malas palabras, o de usar el doble sentido en el tema sexual, o el humor picaresco o el humor político fácil y directo, por mencionar algunos tipos de humor que se explota mucho de manera mediocre en escena, pantalla y gráfica últimamente. Se trata de hacer arte y no usar ese recurso por gusto, sin razón, sin justificación, sólo porque se sabe que es una “técnica” segura que hace reír, o porque "así habla el pueblo", como a veces he escuchado para justificar su uso.

Esos tipos de humor agreden nuestro intelecto, nuestro espíritu, nuestro buen gusto y a la razón de ser del arte, del humor. Yo no lo hago, pero, como ya dije, estoy a favor de la libertad de expresión, por lo que debo aceptar que haya colegas que lo hagan.

Solo les pido a los que tengan poder, que permitan hacer ese humor nada más donde y cuando se pueda hacer. Y ojalá no lo programen en los medios masivos, porque malforma a los incautos que lo consumen sin saber que les hace daño. Pero si se equivocan y lo programan, me encantaría que la gente supiera que puede cambiar de canal, mover el ideal, buscar otra revista, etcétera . Así, el que desee consumir ese humor tiene derecho a hacerlo y el que no quiera que no lo consuma y todos felices.

En fin, seguiré creando humor blanco, porque tengo abundantes pruebas de que a los niños les gusta. Pero no sólo a ellos, muchísimos padres, profesores, bibliotecarios, motivadores de lectura, etc., disfrutan de mi humory me lo confiesan. Más los adultos que me siguen tanto en escena como en mis libros y textos breves, chistes gráficos y mis demás locuras.

¿Entonces? ¿Cómo se entiende que algunos afirmen que no gusta y por otro lado me dicen y yo digo que gusta? ¿No será que es falso que a la mayoría de los consumidores no les gusta? ¿No será que esa es la impresión que da el ver las redes sociales repletas de otros tipos de humores y supuestos humores (léase pus)? Como tienen más vitrina porque usan las redes todo el tiempo y suenan más, nos confunde en el cálculo, como le pudo haber pasado al amigo humorista mexicano.

Prefiero pensar positivo. Y sin menospreciar ningún tipo de humor, porque todos me agradan si están bien hechos, continúo defendiendo el humor blanco y casado con él, hasta que la muerte nos separe.

 

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Mi opinión: Yo soy Charlie

aaaaaaa.jpgHabía una vez un edificio en París, donde en cierta ocasión unos soldados religiosos llegaron con fusiles y mataron a varios, incluyendo a unos humoristas que allí trabajaban.

Pasó el tiempo y nunca las autoridades pudieron arrestar a los culpables. Éstos, al fin salieron de sus escondites y en cierta ocasión volvieron por la escena del crimen, como dicen en casi todas las obras policiacas, pero esta vez fue solo para recordar y regodearse de su hazaña.

Sin embargo, al pasar por la fachada del lugar, los tipos escucharon una risita que les heló la sangre.

Sin pensarlo dos veces entraron y revisaron cada rincón del edificio vacío sin encontrar el origen de la risita, que nunca se callaba.

En la puerta, miraron a su alrededor y vieron a los transeúntes sumidos en sus pensamientos y acciones, sin demostrar que la escuchaban.

Los hombres se preocuparon, porque la risita les llegaba demasiado aguda y lograba meterse en sus cabezas reproduciéndose sin parar.

Tuvieron que huir de allí.

Al otro día, después de pensarlo bien, decidieron regresar a comprobar si sucedía lo mismo y si era así, intentar buscarle una explicación a aquello.

Pero esta vez, a pocas cuadras de llegar al sitio, ya la risita les comenzó a herir sus oídos. Dieron media vuelta enseguida.

Llamaron a otros compañeros de célula y éstos, cuando fueron, también sintieron lo mismo. Entonces se comunicaron con su alto mando en el extranjero, les contaron lo que sucedía y éstos les enviaron el dinero suficiente, para comprar el edificio y derribarlo.

Eso hicieron. Grúas con enormes esferas de hierro golpearon las paredes y el techo. Varios bulldozer limpiaron de escombros y solo quedó un solar yermo en medio de ese barrio parisino.

Cuando les avisaron en su escondite, ya que tuvieron que refugiarse ahí para no escuchar la risita que se había extendido por toda la ciudad, los soldados religiosos fueron a visitar otra vez el lugar, felices, porque en el trayecto no oyeron nada.

Entonces se pararon satisfechos en el centro de aquel terreno, donde antes se alzaba el edificio, y se abrazaron como celebrando.

En este instante se escuchó una risa más fuerte y burlona que la risita anterior. Los hombres, asombrados y temerosos, vieron que la risa no provenía de un lugar en específico, pero sin dudas salía de allí mismo. Y lo peor, nadie por los alrededores acusaban recibo de escucharla.

Desesperados, corrieron hacia el aeropuerto y regresaron a sus bases de entrenamiento.

Allí no fueron bien recibidos, porque trajeron con ellos la dichosa risa.

Cuentan que a partirreligiosos, con tal de no oírla más en sus cab

 

ezas, hacían tantas muecas y movimientos ridículos que la gente que los veía se reían de ellos a más no poder.

Eso impidió que pudieran reclutar a más jóvenes, ya que éstos evitaban ser víctimas de la risa de todos.

Muy pronto esa fracción extrema de aquella religión fue desapareciendo.

Y cada vez que en la historia surgen algunos ambiciosos caudillos religiosos, enseguida abandonan la idea de imponer su credo, hasta que no sepan cómo vencer aquella arma incorpórea, etérea, pero firme que los persigue.

Y todo por haber cometido un día de enero de 2015 en París, el pecado original de matar a unos humoristas, para así tratar de matar el humor.

 

 

 

 

Mi opinión: Religiosos contra la risa

images_6.jpegNoticia lamentable:

"Si los religiosos vivimos el encuentro con Jesús, no necesitamos hacer risoterapia", dijo el claretiano Luis Ángel de las Heras, presidente de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER). El religioso ha descrito el estilo propio de la vida consagrada en base a la coherencia, la verdad y la simplicidad, y ha pedido a las comunidades de religiosos "no forzar la alegría" al considerar que "la alegría perfecta es consecuencia de un encuentro personal con Jesús". Esta ha sido una de sus aportaciones en la asamblea de la Unión de Religiosos de Cataluña que se ha celebrado este miércoles en el Seminario Conciliar de Barcelona.

Hasta aquí la noticia.

Sin dudas, todos somos libres de pensar y decir lo que sea. En mi opinión, esta manera de pensar es la base del fundamentalismo religioso.
Es obvio que esa alegría espiritual que él menciona no tiene nada que ver con el estado de ánimo positivo que produce el humor y la risa sana, natural. ¡Qué daño le hace al mundo estos señores! Los mismos que nos amargaron la vida a nosotros cuando éramos chicos con aquello de “la risa abunda en boca de tontos”. Una frase sacada de la Biblia y mal interpretada con el objetivo de reprimir, ya que en el mismo Eclesiastés se dice lo contrario un poco más adelante.
Estén alertas con esos fanáticos, amigos españoles, que lo tienen más cerca, pero a prepararse el resto del Planeta, porque estas personas que no ríen y que obligan a que los demás no lo hagan, están tomando cada vez más poder en esta época. Solo miren lo que hacen los salvajes islamistas.

 

 

 

Mi opinión: Atentado a publicación humorística en París

descarga_11.jpegAtentado en París a la revista humorística Cherlie Hebdo, la mismo que hace dos años publicó caricaturas de Mahoma. Hay 11 muertos y 4 heridos graves. De nuevo los islamistas fanáticos quieren imponer su ideología a la fuerza, con violencia y sangre.

No entiendo. Yo no he leído el Corán, pero el sentido común me dice que es imposible que ahí esté escrito que hay que matar a los que no creen, a los infieles, como ellos dicen. Lo que creo es en las interpretaciones que le dan los hombre a esos textos, como sucede con la Biblia, por poner otro ejemplo donde existen múltiples criterios sobre un mismo punto.

 

Pero si es tan evidente para mí que el Corán no dice eso, entonces ¿por qué los islamistas “normales”; es decir, los no fundamentalistas, no hacen lo que debería hacer para controlar aunque sea a esos asesinos? Ellos deberían ser la vanguardia de esta lucha contra esos terroristas, porque esos locos están desprestigiando su religión.

Así que, por favor, ¡pónganse las pilas! Con esa actitud pasiva están provocando reacciones xenófobas, como las protestas en Alemania de ayer, porque meten en el mismo saco a todos los fieles a esa religión.

Dicen que el siglo XXI es el siglo de las religiones, las guerras santas, el extremismo religioso, la intolerancia. Ojalá que no, pero es evidente que es una amenaza ya concreta.

Desde aquí les hago un llamado a mis amigos y lectores en general, y en especial a esos creyentes fervorosos, de cualquier religión, pero en específica a los del Islam. Por favor, controlen las emociones, los odios y la intolerancia. Estoy seguro de que su dios no estará de acuerdo con que ustedes deseen imponer su fe a toda costa. Entiendan que existen personas que piensan y sienten distinto y que pueden ser tan buenas personas como ustedes.

Hoy el humor está de luto de nuevo, y el periodismo, y Francia y el mundo en general, sólo porque unos dementes asesinos hacen y deshacen a su antojo en este Planeta.

Y no admito que me vengan a argumentar ahora con explicaciones para justificar a esos que usan la violencia por tal motivo u otro, ya que son víctimas, “pobrecitos”. Señores, ¡¡¡no hay justificación para matar, para imponer su ideología!!! ¡No me jodan más y todos hagamos algo para acabar con algo peor que el SIDA, el Ébola, los cataclismos climáticos y las invasiones de extraterrestres: el terrorismo en general y el fanatismo islámico en particular!

 

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Enseñemos grandes valores

buhola-no-nacemos-racistas-dile-no-a-la-discriminacion-.jpgEntre los llamados “grandes valores” que ahora están de moda y que –lamentablemente-, hasta muchos defienden su presencia explícita en los libros infantiles casi a manera de “moralejas” (algo de lo que estoy en desacuerdo total, ya que la literatura infantil no son libros de autoayuda) , están la amistad, la fidelidad, la sinceridad y la confianza.

Así que el noble y buen objetivo es enseñarle a los niños que el mundo es mejor si somos amigos, fieles, sinceros y confiados. Perfecto. Nadie puede estar en desacuerdo con eso.

Pero por otro lado le enseñamos que los espías son héroes, son seres sacrificados, de altísimos principios y que los niños deben imitar.

Sin embargo, un espía llega hasta el bando opuesto, se hace amigo de una persona, un ser humano igual a él, pero que piensa distinto. Esa persona entonces le ofrece su sincera y fiel amistad y confía en él. Y el espía lo traiciona.

Es decir, el espía traiciona la amistad, la confianza, es infiel y no es sincero.

Y entonces lo premiamos y elevamos a categoría de ídolo, de héroe, por ser violadores de esos “grandes valores”.

O les enseñamos a nuestros hijos que a nuestros contrincantes hay que vencerlos como sea. Que el fin justifica los medios. Que si cae al piso hayque seguir dándolespatadas.

Nos preocupa más pagarle a un colegio privado que se especializa en formar niños con exitismo y mucha competitividad, que pagara para que lesenseñen valores humanos y a prendan de manera universal.

¿Qué nos pasa, señores? ¡Estamos cada día retrocediendo!

 

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