Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo
En rigor humortis: "El humor y la tercera edad"
En la actualidad, se gasta más en técnicas y medicamentos como la silicona para los senos y el viagra para los penes, que en la cura del Alzheimer. Eso significa que pronto todos los ancianos del mundo tendrán los senos erguidos y los penes viriles, pero no se acordarán para qué se usan.
Con este chiste que me contaron hace poco, comienzo esta reflexión sobre el humor, las arrugas y las canas.
Ahora copiaré un correo electrónico que recibí hace poco.
“Estimado PP:
Recién te conozco a través de tu página web. Veo que sos un cultor del humorismo. Soy un sexagenario, con sentido del humor y ando buscando formarme en escritura humorística, en mejorar mi comicidad, etc. Busco canalizar con técnicas lo que ya es una vivencia personal, reconocida por los que me conocen y disfrutada por los que trabajan conmigo. Deseo formarme, hacer cursos: cómo hacer chistes, cómo crear humoradas, cómo crear guiones humorísticos... tengo tiempo... me estoy preparando para la jubilación...
Un abrazo.”
De más está decir que me emocionó este amigo con su mensaje (le dejo a él si desea que se sepa su nombre y su país, porque no es obligado saberlo para este artículo). Por supuesto que haré lo que esté a mi alcance para asesorarlo, capacitarlo y estimularlo para que continúe con esa idea, con esos proyectos de vida tan hermosos.
Pero también su correo me hizo pensar, porque sentí que era importante el hecho de que a los 60 años, en la mismísima puerta de la tercera edad, ¡este nuevo amigo y nuevo colega esté interesado en aprender técnicas y otros recursos para crear humor de forma más profesional!
Me gustaría preguntar: ¿a mayor edad mayor desarrollo del sentido del humor? Si la respuesta es positiva, ¿será porque la vejez es tan jodida que hay que llevarla con humor obligatoriamente? ¿Será porque a mayor edad se ha visto más y la vida no es tan grave y trascendental como se veía de joven? Me viene a la mente la frase de Elbert Hubbard que dijo: "No se tome nunca la vida demasiado en serio: de cualquier modo no saldrá usted vivo de ella".
Pero si la respuesta es negativa; es decir, si no hay relación directa entre el sentido del humor y la vejez, entonces depende de cómo se llega a esa edad, si con el sentido del humor desarrollado o no (cosa que uno pudo hacer en la niñez, en la juventud, o en la madurez).
Si nos convertimos en “tata”, o “nonno”, o “zeide”, o “abuelo”, sin humor y sin risas, es obvio que la vida nos reservará interminables días aburridos, nostálgicos, tristes, sintiéndonos inútiles, desechados, frustrados, y con tremendas ganas de que llegue el final rápido.
Por lo tanto, la pregunta es: ¿cuál es la diferencia si tenemos el sentido del humor desarrollado y estimulado al arribar a la tercera edad? ¿Nos sentiremos iguales o distintos a no tenerlo?
Ante todo, sirve lo que ya científicamente sabemos sobre la importancia del humor y la risa para la salud (invito a buscar el tema en internet), donde está demostrado que el humor es beneficioso para muchas enfermedades físicas y mentales, así que solo por ello, es excelente que los adultos mayores practiquen la risoterapia, o los métodos de crecimiento personal a través del humor.
Desde el punto de vista filosófico, casi todas las opiniones del mundo están de acuerdo en que el placer es nuestro fin en la vida, por lo cual utilizamos distintos medios para obtenerlo, y como el humor es uno de los grandes “productores” de placer (el placer humorístico es casi idéntico al placer estético y al lúdico, fíjense si es necesario sentirlo), entonces es obvio que debemos tener el sentido del humor desarrollado de viejo.
Además, a esta edad, uno de los pensamientos más recurrente es cómo enfrentar a la cercana muerte. Por ello, el humor y la risa son la medicina ideal para ese seguro final, para llegar a él sin miedos, porque somos capaces de burlarnos de nosotros mismos y hasta del asunto supuestamente más grave: la muerte. Y al reírnos de ella ya no nos da susto, ¿no?
Está demostrado también que entre las cualidades comunes de las personas más longevas que se han estudiado, está su sentido del humor. En otras palabras, con el humor y la risa incorporados se vive más. Y vale la pena vivir más, si se hace con placer, ¿no?, porque de lo contrario, sin disfrutar la vida, mejor dejarla rápido.
Pero lo anterior se me hace “curioso” y me motiva a reflexionar. Veamos: llego a la edad en que se acerca mi muerte y desarrollo entonces mi sentido del humor para enfrentarla, pero a la vez, mi sentido del humor hace que se aleje la muerte, al hacerme más longevo; es decir, me hace más fuerte para cuando llegue y a la vez me aleja de ese momento, ¿qué más puedo pedir, si además en lo que llega la muerte me hace la vida más placentera y sana como ya vimos? No tengo dónde perderme: ¡hay que vivir consumiendo más humor y creando más humor! Incluso me asombra que los gobiernos y nuestras sociedades en general no se den cuenta de esto y no implementen planes para capacitar, para hacer crecer a los adultos mayores estimulándoles y desarrollándoles su sentido del humor, por lo decisivo que eso es en esta etapa de la vida.
El amigo que me escribió es un ejemplo de lo que hay que hacer. ¡Felicidades!
En rigor humortis: "Los humoristas y la política"
La definición de humor que más abunda es: “Humor es el que hago, digo o el me gusta a mí; no el que hace, dice o le gusta a otro”.
Muchos “opinólogos” definen el humor de esa manera, incluso sin darse cuenta. Sobre todo los que defienden ese humor crítico, ácido, bien burlón, sarcástico, agresivo, ofensivo y hasta humillante. Y por supuesto, poniéndoles nombres y apellidos a las víctimas de sus burlas.
Por ello necesito aclarar (y aclararme) sobre este asunto.
¿Ese humor que acabo de describir es válido? Bueno, primero hay que saber si lo que se hace es realmente humor. Porque muchas veces se confunden los conceptos a causa de la risa y los aplausos, como ya he señalado en otros textos. Existen humoristas que hacen reír y no hacen humor.
Por ejemplo, decir la cruda verdad da risa, tocar temas tabúes en público da risa, hacer burla con escarnio (donde la víctima no se puede defender) da risa, etcétera, pero esto se hace o dice sin elaborar artísticamente para que se ajuste al real concepto de humor. Esas risas que producen entonces son fáciles, obvias y no son fruto del placer humorístico, ni del estético. Pero como las dice o hace un “humorista”, muchos piensan que es humor.
Una vez separado entonces ese concepto que enturbia todo, sigamos con la respuesta de si ese humor es válido o no.
Pienso que si es siendo realmente humor, toda modalidad, todo tipo de humor, de cualquier forma y contenido es válido. Lo contrario sería violar lo sacralidad de la libertad de expresión.
Por lo tanto, al ser válido, es aceptable todo tipo de humor: el blanco, el burlón, el negro, el absurdo, el verde, la ironía, el sarcasmo, la sátira, el que se hace solo para reír, el que se hace para reír y pensar, etcétera, incluyendo ese ofensivo, ácido y agresivo que mencioné al inicio. Y si alguien se siente ofendido por un chiste, que lo ignore o lo denuncie por los canales civilizados y democráticos.
Pero esto mismo que estoy afirmando lo esgrimo como argumento contra los que definen el humor a su gusto y/o conveniencia. No es válido eso de que “humor es solo lo que hago, digo o me gusta a mí”.
Por suerte, el humor es más que cada modalidad, tipo, forma o contenido. Entonces, por favor, si dicen públicamente que “el humor tiene que ser comprometido”, “para que el humor sea humor tiene que doler”, etcétera, sólo están diciendo una verdad a medias, porque humor es lo contrario también. Y solo consiguen confundir o malformar el gusto a la gente.
Y en cuanto al humor que hacen los militantes de ese humor burlón, ácido, agresivo, les doy algunos datos:
Molière, en el prefacio de Tartufo, dijo: "El deber de la comedia es corregir a los hombres entreteniéndolos".
Pero como el humor satírico critica a la autoridad, pero a nadie en particular para que sea universal y haga pensar más, Moliere en “El enfermo imaginario”, esa comedie-ballet de tres actos, satiriza a la profesión médica, pero no a uno o varios doctores en específico, sino, no hubieran trascendido sus obras.
Otro ejemplo, Les Luthiers no critica ni nombra a tal o más cual político, pero hace la sátira “El himno nacional”, donde muele y aplasta a las autoridades corruptas. A nadie se le olvidará ese mensaje si disfrutó este número alguna vez.
¿Significa que es “malo” hacer humor contingente? Por supuesto que no. Las sociedades deben estar bajo el prisma del humor satírico para corregir en lo posible los errores y las malas prácticas. Por ejemplo, es importantísimo el trabajo de los humoristas gráficos editorialistas, por hacer pensar a la sociedad día tras día, abriéndole los ojos.
Los “standuperos” hacen también lo mismo. Algunos con ingenio, pero muchos para sacar la fácil carcajada como ya reflexioné anteriormente. No sé por qué. Siempre he pensado que ellos, al subirse al escenario y decir cosas “importantes”, se vuelven “dioses”, sienten que están sobre el Bien y el Mal y por lo tanto, sus trabajos se hacen mediocres. Es muy fácil notar la diferencia con los que practican esa modalidad escénica con talento, inteligencia, profesionalismo y humildad.
En resumen, ese humor basado en la crítica a “lo feo y malo” de la actualidad es importante –haciéndose bien, insisto-, ¡pero no es el único humor que existe!
En rigor humortis: "¿Las personas más sinceras tienen menor sentido del humor?"
Me entretuve leyendo la traducción de un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology. Se trata de una investigación dirigida por los profesionales Kai Chi Yam y Christopher Barnes de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos.
Supe que ellos escogieron a un grupo de cien personas a las que se les pidió que evaluaran chistes y que, de acuerdo a éstos, dieran a conocer sus opiniones de la forma más sincera posible.
¿Cuál fue el resultado? Aquellas personas que se mostraron más sinceras, presentaban menor sentido del humor, aseguraron los investigadores. Al leer aquello enseguida me pregunté: ¿significa que mientras más hipócrita y deshonesto es alguien, mayor sentido del humor tiene?
Continué leyendo y surgieron más dudas. Por ejemplo, el estudio también arrojó –y cito textual-, que aquellas personas con un “humor más simple” tienen mayor facilidad para relacionarse con otros.
Me confundió mucho esa lectura. Sin embargo, me alegro de haber conocido el estudio porque me sirvió para jugar un poco con esos conceptos y me dio una justificación para recordar algunos puntos sueltos sobre el sentido del humor, fruto de mis reflexiones.
Aquí los expongo de forma graneada:
* Los animales tienen emociones como la alegría y la expresan, pero también me parece que poseen cierto sentido del humor. Lo he visto en monos que hacen bromas. Quizás el humano tiene el sentido del humor más desarrollado, debido al lenguaje, la representación simbólica, el poder de abstracción, etc.. Ahí está la diferencia.
* El sentido del humor es más que la risa. Psicológicamente, la capacidad de percibir el humor en una situación es tan importante como la risa en sí.
* Tener el sentido del humor desarrollado y estimulado no significa que usted tenga que ir por ahí riéndose de todo y de todos. Significa que aprende a ver el aspecto cómico y humorístico de las cosas (que son dos conceptos distintos), además del aspecto serio de esas cosas.
+ “La gente con sentido del humor y los niños se recuperan de las heridas más rápidamente y de forma más satisfactoria que las personas con mente envanecidas, con egos enormes, con mucho orgullo, gente individualista, con altas dosis de competitividad y exitismo”, afirma Branko Bokun, en su libro "El humor como terapia".
* Existe la evidencia de que las emociones negativas de una mujer embarazada pueden provocar un desequilibrio emocional y/o psicológico a su hijo. Por tanto, podemos afirmar que las emociones positivas también se las trasmitirían al niño, creando criaturas equilibradas, sanas y con menos problemas físicos y emocionales. Entonces el sentido del humor se hace imprescindible en la psicología prenatal.
* El sentido del humor tiene muchos niveles, desde la carcajada provocada por las simplonas torpezas de un payaso, por ejemplo; hasta la sonrisa producida por conceptos más abstractos.
* Un sentido del humor estimulado y desarrollado se basa en la capacidad de tomar en broma lo que siempre tomamos en serio. Cinco “i” debe tener un sentido del humor estimulado y desarrollado con todas las de la ley: i-conoclasta, i-mpulsivo, i-rreverente, i-mpertinente e i-nfantil.
* “La sociedad necesita gente seria: presidentes, ministros, profesores, papas, ayatollahs, imanes, rabinos, pastores, comisionados, gobernadores, jueces… Todos tienen que ser serios, porque si demuestran que tienen sentido del humor, la sociedad teme que pierdan eficacia. Si demuestran públicamente que tienen sentido del humor se volverían humanos. Se espera de ellos que sean como máquinas. Ejemplo, el modelo de caminar y saludar de Hitler era mecánico. El sentido del humor es una de las cosas más esenciales de la inteligencia. Cuanto más sentido del humor tengas más inteligente eres. Solo elimina algunas rocas que tus padres y la sociedad te han impuesto para impedirlo”, asegura Osho Rajneesh en este largo párrafo.
* El sentido del humor es como cualquier otra cosa: si no nos llega de nacimiento, tenemos que estudiarlo, estimularlo y desarrollarlo.
Después de leer y analizar cada uno de estos puntos, es muy fácil llegar a la conclusión de que alguien con buen sentido del humor -que muchas veces no es más que una mirada distinta del sentido común-, se relacionará más con otras personas. ¿Por qué? Porque el humor es la expresión de lo cómico. El humor es comunicar el proceso cómico que sentimos como individuos. Entonces, lo social es una condición del humor. Por lo tanto, a más sentido del humor, más sociabilización.
Reflexionando sobre lo anterior, sin dudas no entendí bien los resultados de ese estudio, o hay un problema de traducción del texto publicado, o los norteamericanos son muy distintos a nosotros.
Resumen, no estoy de acuerdo con que las personas más sinceras tengan menor sentido del humor.