Hosni Mubarak, el llamado “Faraón”, el expresivo expresidente expresidiario, anda suelto y no se tiene la más mínima pista respecto a su paradero.
Cuando me enteré de que Hosni Mubarak fue puesto en libertad, después de seis años recluido tras su supuesta complicidad en la muerte de 239 manifestantes, durante las protestas que lo derrocaron en 2011, volé lo más rápido que pude a Egipto para tratar de entrevistarlo. Quería hacerle una sola pregunta, porque con sus 88 años (y como los oficios de presidente y presidiario desgastan), quizás no me daba tiempo para una segunda.
¿Pero por qué tanto interés en él?, se preguntará usted. Y yo no le responderé hasta que me pregunte a mí. Si lo hace, entonces le contesto que ese febrero del 2011 yo fui testigo presencial de lo ocurrido en ese país. (En esos momentos me encontraba entrevistando a un antropólogo que comprobaba en terreno su hipótesis de que las pirámides fueron construidas al lado de las canteras y después las trasladaron hasta sus posiciones actuales.)