Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo
El Humor (XIV). "Y la buena imagen"
Estados Unidos y Europa son los que, principalmente, hacen experimentos y estudios sobre el humor y la risa. Obvio, son los que pueden tener dinero para gastarlos en estas tonterías que me encantan. Espero que con la crisis económica ad portas, no borren de sus presupuestos el apoyo a las artes y a las ciencias, que son los primeros en afectarse en estos casos, porque “no son productos tan productos como otros productos”.
Bueno, el caso es que tengo la información de un experimento que se realizó entre los marines norteamericanos. Tomaron un pelotón “A” y le pusieron al frente a un sargento de esos típicos de las películas de Hollywood que vocifera, es severísimo, intratable, pesado, e impone la disciplina a sus soldados, “a la bruta”, “como los verdaderos hombres duros”. Por otro lado, a un pelotón “B”, le adjudicaron un sargento buena onda, simpático, chistoso, juguetón, muy accesible. A ambos sargentos les exigieron que no podían fallar en la formación de esos marines, los cuales todos sabemos que deben pasar por un entrenamiento muy fuerte, y una educación especial, ya que hay que capacitarlos no sólo física y técnicamente, sino en la psiquis y en lo emocional, para que se enfrenten con éxito a las guerras y sus terribles consecuencias.
Pues esos sargentos trabajaron con sus soldados por seis meses, más o menos, y a esa altura el Alto Mando les informó que tenían una misión en el Medio Oriente y cada uno debía armar con voluntarios su comando. Entonces el sargento duro y pesado le habló a sus hombres y pidió voluntarios para que lo acompañaran en la misión. Sólo unos pocos dieron el paso al frente. El sargento chistoso hizo lo mismo y más del 80% quiso acompañarlo en la peligrosa misión. El experimento se repitió varias veces y siempre dio cifras parecidas: unos pocos con el sargento pesado y una mayoría con el sargento simpático. Conclusión: la gravedad, la hiperseriedad, la severidad y la pesadez no son buenas para educar, para formar. El líder buena onda y con gran sentido del humor es más humano y da más confianza, más seguridad.
Con la imagen de los docentes en las escuelas pasa lo mismo. Obvio, son líderes también. Ya es un hecho que el concepto de “la letra con sangre entra” está caduco, entre otras cosas por su ineficiencia. En mis cursos “Gracias por enseñar” (la materia de mi libro del mismo nombre), donde imparto crecimiento personal, pedagogía y motivación a la lectura, todo a través del humor, dirigido a educadores, padres y mediadores de lectura, les digo que ahora es la época en que “la letra con risa entra”. Recuerdo una ocasión en que mi colega Aramís Quintero y yo impartíamos uno de nuestros talleres, y se nos acercó una profesora para decirnos que el año anterior la pusieron de inspectora y ella tuvo que aplicar disciplina en su escuela. Una escuela de niños algo “difíciles”. Y según ella no se dio cuenta de nada hasta que en la fiesta de fin de año, delante de todos los alumnos, los padres, etc., cada vez que nombraban a una profesora para entregarle un ramo de flores por su labor, todos aplaudían felices, pero cuando le tocó a ella, después de su nombre vino una rechifla horrible. Se dio cuenta de que nadie la quería. Y quiso participar en este taller de humor para intentar revertir la situación. Ahí la asesoramos, hizo ejercicios, aprendió técnicas, desarrolló su sentido del humor, etc. y comenzó a aplicar lo aprendido en su trabajo cotidiano. Recuerdo que nos llamó para decirnos que estaba muy agradecida y nos contó que comenzó su nueva imagen en la fila para entrar al comedor, a la hora de almuerzo, donde era difícil mantener la disciplina. Nos dijo que el primer día se apareció con una gran peluca roja y crespa y sin sonreírsiquiera, los mandó a entrar como siempre. Al otro día les dijo, con seriedad, que para entrar al comedor tenían que amarrarse la corbata en la frente y así, cada día los sorprendía con algo nuevo, disparatado, gracioso o ingenioso. Y también ella cambió de actitud a la hora del recreo. En vez de pasearse como gendarme por el patio, comenzó a participar en los juegos con los muchachos, o se aprendía chistes y los contaba, y los niños formaban corros en el patio para escucharla. Y se convirtió en la inspectora simpática, chistosa, buena onda, pero sin dejar de aplicar la disciplina. Cuando ocurría algo no dudaba en aplicar el castigo adecuado, etc., pero alternaba esa parte necesaria, pero fea, con la risa, el juego, la sensibilidad, y se volvió más humana y querible. En fin, que cuando llegó la fiesta de fin de curso y la nombraron, todo el universo escolar se puso de pie a aplaudirla con gran cariño.
Se sabe que los presidentes y primeros ministros, los jefes de grandes empresas e instituciones, etc. se preparan bien para cuidar su imagen a la hora de dar sus discursos, lo mismo ante la nación completa, que ante unos cuantos accionistas u hombres de negocios, etc. Ellos saben que tienen que buscar chistes relacionados con el tema de sus discursos y comenzar con eso. Saben que deben ir preparados con chistes para cuando se dañe el audio, se vaya la luz, se caiga un camarero, pase un avión a poca altura, o pase un vehículo con su sirena muy cerca, o se escuche un trueno, etc. Muchas personas ven y escuchan hablar a sus líderes y sucede algo imprevisto y ve cómo su líder sale de eso con chispa, con gracia, y se siente orgulloso de tener a un líder tan ágil de mente, tan simpático y la imagen de ese líder gana mucho ante los ojos de esa persona, que no sabe que está preparado todo.
Con los profesores ocurre lo mismo. Y aunque me digan que no tienen ese don, esa gracia natural, que son pesados por naturaleza, etc., yo les insisto que la palabra mágica es “preparación”. Con voluntad y tiempo pueden cambiar su imagen.
Muchos no saben que existen ejercicios para desarrollar habilidades y convertirse en personas simpáticas. Es algo muy fácil. Solo se necesita entrega y creer de verdad en los beneficios del humor y la risa.
El Humor (XIII). "El televisivo, ¿populista o elitista?"
La primera vez que actué en televisión fue en 1984 en Cuba, algo que seguí haciendo allá durante siete años más, como guionista, comediante y director de la Compañía de La Seña del Humor. Esa fue una primera etapa que me aportó mucho, tanto para la realización personal (nunca bajamos el nivel de calidad humorística), como para el ego. Por supuesto, aprendimos también a burlar la censura.
En 1991, Televisión Nacional de Chile me contrató junto a mi amigo y colega Aramís Quintero, para escribir un espacio para niños. Ahí comenzó una segunda etapa. Fue otra oportunidad de aprendizaje, al encontrarme por primera vez con el poder del mercado.
Estuve escribiendo y actuando en programas chilenos (como Sábados Gigantes, Pase lo que pase, etc.) hasta 1998, donde me invitaron a dirigir la sección de humor del Área de Entretención del canal estatal, donde impartí clases y formé a quince guionistas y alrededor de una decena de humoristasescénicos en la Escuela de Talentos y asesoré a los programas de esa época, según sus necesidades de humor.
De mi relación con la TV chilena es que deseo comenzar a reflexionar sobre algunas experiencias con la risa y el humor y ese medio de comunicación.
Comienzo en 1999, recordando un programa muy priorizado en el canal. Lamentablemente, no me identifiqué ni con el gusto, ni con la forma de trabajar de algunos en aquel equipo. Me quejé, pero la gerencia del canal 7 me obligó a estar ahí y no me quedó otra que renunciar. De ese mal momento me vienen a la mente dos cosas: una, me pidieron una sección de cámaras ocultas y yo llamé a mi equipo de guionistas y éstos escribieron decenas de graciosas cámaras ocultas. Pero el director del programa, con el apoyo del editor periodístico (ambos sin leer una línea de lo que les ofrecía), decidieron que no, que deseaban que yo buscara las cámaras ocultas de los años 70, guardadas en los archivos del canal. Yo insistí que mejor era algo original, con el sello del programa, etc., pero la comodidad de sólo pasar algo ya probado y de evitarse el trabajo de producción, se impuso. La otra fue la “gran idea” de hacer un concurso con desconocidos contadores de chistes. Eso estaba bien, sólo que querían que yo “cazara” a chistosos vulgares en bares de mala muerte y conseguirlos para dicha competencia. Alegué que así sólo tendríamos humoristas groseros, de mal gusto, pero fue en vano. Tuve que renunciar.
Otras anécdotas (no diré nombres de personas ni programas, para no dañar a nadie):
Recuerdo una vez que entregué un guión y me lo rechazaron, porque mencionaba a Napoleón y Waterloo. Me argumentaron que el pueblo de Chile no conocía bien a ese personaje y menos el lugar de su última batalla. El chiste sacado de un libreto de Aramís y mío de La Seña del Humor, decía: “Y a Napoleón a los ingleses le cortaron el agua y la lú, hecho mundialmente conocido como Water-lú”
En otra oportunidad, en mi guión se mencionaba al Sr. Alejandro Foxley, que en esa época era candidato a Presidente de la República, pero que se estaba quedando muy atrás en las encuestas. El chiste, un simple juego de palabras, decía: “(…) el cometa se aleja de la Tierra, como se va Alejando Foxley de la Presidencia”. Y me lo rechazaron porque me había equivocado: me señalaron que faltaba una “r” en el nombre, que era Alejandro y no “Alejando”. Sin comentarios. Nunca entendió nada la reconocida señora productora.
También me viene a la memoria un guión que nos pidieron a Pible (otro miembro de La Seña del Humor recién llegado a Chile, ahora viviendo en Miami) y a mí, para un programa estelar que se preparaba y el animador quería actuar. Nos pidieron un libreto donde el personaje principal fuera sordo (¡qué originalidad!). Se lo entregamos y lo rechazaron porque el guión tenía “demasiado alto nivel”; es decir, chistes muy finos. Nos pidieron entonces que bajásemos el nivel humorístico, ya que “era televisión y era Chile” (fíjense cómo esos dioses siempre subestiman al pueblo). Lo hicimos, pero hasta un límite, ya que menos que eso no podíamos hacerlo por ética. Al leerlo, nos criticaron entonces por el abuso de “cubanismos”. Exigimos que nos señalaran uno y su respuesta fue que en el guión aparecía, por ejemplo, la palabra “incorpóreo”. ¡Incorpóreo un cubanismo! Por supuesto, fue fácil demostrarles su ignorancia. Entonces aceptaron el guión. En el ensayo general el animador actuó con su personaje sordo y no logró sacarle ni una sonrisa al equipo de realización presente. Al ver su fracaso, no dudó en echarle la culpa al guión, diciendo que no era gracioso. Ahí me enojé e interpreté el personaje con el mismo guión y todos los allí reunidos se rieron. “Claro, como tú eres comediante profesional…”, me dijeron. Mi respuesta fue: ¿Y para qué hacen algo que no saben?
Bueno, para muestra un botón, pues tuve muchos problemas con la mediocridad en esta etapa. Muchos directivos, ejecutivos, directores y productores de la televisión chilena son los responsables de la mala calidad del humor en pantalla. Y son los que les ponen trabas a los creadores chilenos (aseguro que hay magníficos guionistas y comediantes).
Pero esta reflexión la hago, porque con el tiempo –la cuarta etapa-, he comprobado que esa mediocridad es frecuente en todos los canales de España, Latinoamérica y los canales latinos de E.U., por no decir el mundo entero, para no pecar de absolutista (aunque de verdad no me sorprendería que hubiesen pocas y raras excepciones).
Sólo de esta última etapa mencionaré la desagradable aventura que tuve en el canal 41 de Miami en el 2008. Allí fui testigo del pésimo humor que hacen (o hacían en ese momento, porqque ya no sigo a ninguna televisora), a pesar de existir también buenos guionistas y comediantes en La Florida. Pero el imperio del mal gusto, de la vulgaridad y de la ignorancia de esos directivos, ejecutivos, directores y productores, más el control que tienen los mismo humoristas mediocres para evitar que suba la calidad, más el silencio de los buenos artistas, que no pueden protestar para no perder sus escasos trabajos, hacen que sean pocas la esperanzas de que allí se eleve el nivel del humor. En fin, que fue una experiencia para olvidar.
Con todo ese “know how”, me he alejado de la pantalla chica, aún cuando he aceptado después incursionar fugazmente en algún que otro programa chileno y argentino.
Es que las sensaciones que a uno le produce como creador el hacer reír a través de este medio son contradictorias -supongo que a muchos colegas les sucederá lo mismo-, porque vemos que la calidad es pésima y el poder de la mediocridad decidora es enorme, sin embargo nunca se nos van las esperanzas de que eso cambie. Y sí, nos alejamos de la “caja mágica”, pero en el fondo, esperamos algún día que se aparezca un hada productora y nos diga: “vamos, te dejo hacer el humor que quieras en la tele, pero con una condición: que el rating sea bueno”.
Y a pesar de ese grillete, yo acepto, porque estoy convencido de que el buen humor le gusta a cualquier público. ¿Lo mejor entonces? Que el humortelevisivo no sea elitista ni populista.
El Humor (XII). "Y la política"
Da la impresión que estos dos conceptos están más relacionados de lo que uno se imagina. Propongo entonces reflexionar sobre este asunto, dividiéndolos en tres puntos.
De humoristas profesionales a profesionales de la política.
* Hace pocos meses Volodymyr Zelenskiy ganó la presidencia de Ucrania en primera vuelta. Era un comediante de TV donde en un SITCOM hacía de presidente y en broma se postuló y la broma creció hasta la realidad.
* Jimmy Morales, el actor de TV cuyo programa humorístico “Moralejas” estuvo al aire más de 15 años y que en enero del 2016 se convirtió en jefe de Estado de Guatemala.
* Francisco Everardo Oliveira es el nombre serio del payaso brasileño Tiririca, que en el 2010 causó furor al postular como diputado por Sao Paulo para la Cámara Baja y ser el segundo más votado en la historia de ese cuerpo legislativo. En febrero del 2015 asumió su segundo mandato, que continúa hasta hoy, e hizo famosa una frase: “El circo es más organizado que el Congreso, donde uno da un discurso y nadie escucha”.
* “Beppe” Grillo conmocionó la política de Italia hace pocos años. El cómico que había trabajado en cine, TV y teatro fue el triunfador en los comicios generales del 2013 al conseguir su partido, “Movimiento 5 Estrellas”, la mayor cantidad de escaños para el Congreso.
* Lenin Moreno, antes de ser vicepresidente y después presidente de Ecuador, era un estudioso de la teoría y la aplicación del humor e impartía charlas, cursos, etc., incluso publicó varios libros sobre el tema.
* "Tiririca" en payaso, comediante, humorista. En la actualidad, es diputado por el estado de São Paulo en el Congreso de Brasil.
* Al Frank es escritor y humorista. Desde 2009 hasta 2018 fue el senador junior del estado de Minnesota.
* Hayk Marutyan es comediante, guionista y productor. Actualmente se desempeña como alcalde de Ereván, la capital de Armenia.
* Jacob Haugaard es un comediante danés. Fue miembro del Parlamento de Dinamarca desde 1994-1998.
* Bhagwant Mann, comediante en idioma punjabi. Es diputado por el distrito electoral de Sangrur, Punjab, India.
* Jón Gnarr, es humorista islandés. Fue alcalde de Reikiavik, la capital de Islandia, desde 2010 hasta 2014.
¿Qué significa esto? ¿Qué los humoristas, por una visión mejor de la sociedad debido al prisma del humor, son los ideales para líderes políticos?
No sé. Pero me inclino a pensar que no. Los humoristas pueden ser políticos, como lo podrían ser actores, pintores, músicos, o carpinteros, abogados o doctores. Las capacidades y habilidades que se necesitan las puede tener una persona sin importar su profesión
Es más, ya me he enterado de que entre esos que acabo de nombrar, hay sospechosos de corrupción, hay algunos que han tomado pésimas decisiones, etc., como cualquier político tradicional.
Más bien –creo yo-, quizás esto de elegir humoristas es una consecuencia del desprestigio de la política y una reacción de los votantes para expresar que es mejor “un chiste” que la “gracia” de los corruptos e ineptos.
¿El humor político es de izquierda o de derecha?
Los políticos de derecha y sus simpatizantes, piensan que los humoristas son de izquierda, porque se ríen de sus posiciones conservadoras ante el aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual, etc., o de la posición de poder de empresarios corruptos y discriminadores, de la severa y retrógrada religión, etc..
Pero las cosas han cambiado y los políticos de izquierda y sus simpatizantes, ahora ven que son víctimas de la risa también, porque la corrupción los alcanzó públicamente, por ejemplo.
¿Qué sucede? Que el humor no es de derecha ni de izquierda. El humor va contra la autoridad –cualquiera que ésta fuere-, cuando se ejerce de mala forma. Por lo tanto, da igual quién esté en el poder (si hablamos de gobierno, porque autoridad es también la oposición).
Da igual si la derecha o la izquierda está en el poder para el humor. Porque el humor de la parte oficialista no suele ser gracioso, ya que lo que hace reír es la sátira desde el lugar de los débiles hacia los poderosos cuando es justa esa sátira. Hacer humor desde las alturas del poder es más una muestra de cinismo que de humor.
Entonces, duele ver a ambos sectores atacando el humor. Y vemos a ambos colores políticos reprimir a los humoristas, intentando prohibir el humor contra religiones, militares, símbolos patrios, ecología, discapacitados, gays, negros, indígenas, mujeres, sexo, animales, etc., todos creyéndose tener la verdad, creyendo ser los "únicos buenos de la película", los seres superiores por ética, los santos, los que están por encima del Bien y el Mal.
Ya están cayendo en conductas dictatoriales. Porque no se trata –ni en esta época ni hace mil años-, que sea positivo burlarse de todo eso que mencioné. No entienden que se puede hacer humor de todo, sin humillar o dañar a nada ni a nadie. Pero ni escuchan ni leen, se han vuelto tan fanáticos que de solo saber que un chiste trata sobre esos temas señalados, ya hay que aplastarlo, desaparecerlo.
Claro, si un humorista hace un chiste que no le agrada a alguien, sea de derecha o de izquierda, ¡que no lo consumea y ya está! Y si se siente irrespetado, por las vías civilizadas de la democracia haga su demanda, es así de simple.
Pero si nos ponemos a prohibir, sancionar, censurar, eliminar al humor, porque se sintieron ofendidos los de derecha, enseguida y con el mismo derecho, los de izquierda nos obligarán a hacer lo mismo con el chiste que les ofendió. Y de ahí a desaparecer el humor político es solo un paso. Y si dejamos de hacerlo, perderemos una herramienta de salud social.
Recuerdo cuando llegué a vivir a Chile en 1991, con permiso del gobierno cubano por tres meses, para escribir la última temporada del programa "Pin Pon" de Televisión Nacional de Chile, con Jorge Guerra, los derechistas me decían que era guerrillero de Fidel y que regresara y los izquierdistas, al verme trabajar en Sábado Gigante después, a pesar de estar con permiso del Ministro de Cultura cubano, me decían que era un gusano de mierda, que debería estar en Cuba y no en Chile.
He tenido más experiencias de esas en estos largos años. Y para los que no lo sepan, no pertenezco a ningún partido político, ni perteneceré.
Me viene a la mente ahora un artículo de mi amigo y colega Enrique Gallud Jardiel, sobre lo que pensaba su abuelo -y mi ídolo en el humor- Enrique Jardiel Poncela. Este es un fragmento de sus palabras al respecto:
"Yo, aun contra todo lo que hayan podido decir, jamás he sido un hombre de partido ni podría serlo ahora tampoco. Sólo los no fanáticos de partido son artistas. Un artista fanático de partido deja de ser artista en el acto. Jamás he sido hombre de derechas o de izquierdas (refiriéndome siempre a las españolas). Me gustaron siempre las ideas inherentes a los dos bandos y con su mezcla estaba hecha mi ideología ecléctica. Dos ejemplos entre muchos: amaba el sentido histórico y reverencial de la tradición en mil aspectos, propio del programa de derechas; y amaba también el sentido porvenirista y reverencial del progreso y de la libertad, genuino del programa de izquierdas".
¿El humor político es políticamente correcto?
Es muy gracioso ver con distanciamiento la etapa de elecciones de un país. Muchos de los candidatos ven el humor y la risa desinhibida y humana como algo que puede perjudicar su imagen de líder. ¿Qué lástima, verdad? ¡Porque no saben que en realidad sucede todo lo contrario! Sólo hay que tener el tino y el tono justo para saber dónde parar y dónde seguir. Una vez más señalo que seriedad no es lo contrario de humor.
En los debates televisivos se subraya mucho lo que deseo comunicar. Al margen de la identificación política que uno pueda tener, es muy probable que muchos colegas vean a través del prisma del humor a un candidato usando una falsa sonrisa pegada todo el tiempo a la boca, porque se supone que le asesoraron que debía comunicar “alegría”, y la congela en su rostro sin pudor. Y al otro candidato usando la máscara de la gravedad y el aburrimiento, porque se supone que le asesoraron que debía comunicar respeto, responsabilidad, solemnidad y lo cumple con estricta obediencia. En ambos casos, carecen de sentido común, sentido crítico y sentido del humor, porque de lo contrario hubieran actuado de la manera más natural y tendrían mayor efecto sus mensajes.
En sus campañas existen candidatos que no se acercan a sus electores desde la campaña anterior y ahora llegan al barrio humilde con cámaras de televisión para demostrar -como les asesoraron-, que saludara a todos, que cargara a un bebé y lo besara, aunque lo orine. Es increíble cómo pueden crear tantas situaciones ridículas al no desarrollar la autocrítica.
Pero analicemos otro caso peor. Vayamos al extremo. Nuestros humoristas conocen de lo que son capaces los políticos que se convierten (quizás un viernes a las doce de la noche con luna llena) en dictadores . Y en cuanto lo hacen, con toda sus energías se defienden del "peligroso" humor. Sabemos que ponen a sus fuerzas de seguridad a rastrear chistes sediciosos, donde ellos aparecen protagonizándolos, o donde “atacan” sus perfectas y patrióticas acciones. Sabemos que los dictadores y totalitaristas (sean del color político que sean) prohíben hasta que los humoristas gráficos publiquen las caricaturas personales que les hacen, y que obligan sólo a ser públicos los chistes que critican “al cruel enemigo”, y así un largo etcétera.
Quiero compartir una anécdota sobre este tema que me impresionó cuando me la contaron. Fue la visita a Corea del Norte de una delegación oficial cubana, donde iba un reconocido humorista gráfico del semanario “Palante”. Al llegar, éste preguntó dónde estaba la revista o suplemento de humor más importante del país, para visitarla e intercambiar experiencias con colegas, y la respuesta que recibió fue: “Lo siento, compañero, pero nosotros ya superamos esa etapa”… ¡¡Superaron la etapa del humor!! ¡¡Ya quedó atrás ese flagelo de la sociedad!!
Triste realidad.
“La risa, el humor y los chistes políticos suelen ser pequeñas revoluciones y enemigos acérrimos del autoritarismo, las dictaduras y los totalitarismos”, afirmó George Orwell. El dramaturgo alemán Bertold Brecht afirmaba que no se debe combatir a los dictadores sino ridiculizarlos.
Por supuesto, como dijo el amigo y colega Joel Sánchez en una entrevista que está circulando por las redes sociales ahora, el humor "no tumba gobiernos". Pero le hace daño a la imagen del dictador, le hace perder respeto ante los ojos de su pueblo y eso puede ayudar a provocar otras reacciones contra ese tirano. Por eso estoy con Brecht de que hay que ridiculizarlos, atacarlos con sátira política. El humor es una estrategia de resistencia no violenta, dice el escritor Tomás Várnagy. Sabemos que el chiste político en la Unión Soviética era considerado como una “actividad contrarrevolucionaria”. Anekdot es la palabra rusa para “chiste político clandestino” y era una forma de desmentir la política oficial. Su tremenda popularidad socavó y deslegitimó al régimen soviético.
Por algo esos totalitaristas, esos dictadores les temen tanto al humor y hacen lo posible por no solo prohibirlo, sino extreminarlo.
Pero el humor político jamás va a desaparecer. La sátira es la forma más usada dentro del universo de la burla, en la creación del humor político.
“La sátira es una burla que implica un juicio crítico más o menos elaborado. Por su ejercicio del criterio, se deriva una enseñanza o valor didáctico más o menos claro y definido”. (Bienaventurados los que ríen. Aramís Quintero / Pepe Pelayo. Humor Sapiens Ediciones. 2007).
De ahí que la sátira sea utilizada como arma por los humoristas –sobre todo los gráficos-, y como tal la combate a toda costa el autoritarismo, las dictaduras.
En mi caso personal, ni escribiendo guiones para la compañía escénica La Seña del Humor en Cuba, ni como creador individual en las otras manifestaciones artísticas en que he incursionado, he podido hacer humor político de contingencia, de actualidad, de alto vuelo. No me “sale” bien (excepto algún que otro chispazo). Por otra parte, tampoco me atrae el humor mediático, localista, pasajero. Sin embargo, me encanta consumirlo (si es de calidad, elaborado). Y me interesa mucho analizarlo, estudiarlo y teorizar, como siempre. Me provocan mucha envidia los humoristas gráficos que diariamente crean una viñeta de ese corte en los medios de difusión y con calidad, obvio.
Desde aquí mi humilde homenaje a todos ellos, sean de izquierda o de derecha. Solo les pido que sean creativos, inteligentes, justos, imparciales, honestos.
El Humor (XI). "De hombres y de mujeres"
Un equipo de la Universidad de Stanford analizó la actividad cerebral de mujeres y hombres expuestos a situaciones humorísticas. El estudio concluyó que en cuanto al lenguaje, la memoria y los sentimientos de retribución, los hombres y mujeres conciben y aprecian el humor de diferente forma.
El área del cerebro (la corteza prefrontal) relacionada con esas funciones, que juega un rol importante en la apreciación del humor, son más activas en la mujer que en el hombre.
En este último estudio se usaron escáneres que monitorearon el cerebro de 10 mujeres y 10 hombres mientras miraban 70 dibujos animados en blanco y negro.
Las mujeres, según el estudio, pusieron más atención al lenguaje del humor, empleando una actitud más analítica.
Ellas no esperaron con la misma confianza de los hombres que los dibujos animados fueran graciosos, y cuando lo eran, el centro del placer en su cerebro se encendía con mayor intensidad.
Por otro lado, un estudio llevado a cabo por Nick Neave, de la Universidad de Northumbria, demostró que los hombres tienden a ser más cómicos que las mujeres y esto podría tener un origen hormonal. Para sustentar esta hipótesis el estudio ha tomado en cuenta las reacciones en los hombres y mujeres de las calles de Newcastle al ver pasar a Neave andando en monociclo. Mientras que las mujeres tendían a hacer comentarios halagueños y de admiración hacia Neave al verlo pasar, los hombres, por el contrario, se reían de él, teniendo muchas de las burlas un contenido agresivo. Es más, según el investigador los que resultaban más agresivos eran los hombres jóvenes, quienes en algunos casos bajaron la ventanilla de su auto para reírse de él. No obstante, esta tendencia agresiva decreció en adultos mayores de sexo masculino.
Acorde con lo planteado en la explicación, todo esto tendría una implicación hormonal, pues Neave afirma que la responsable de esta diferencia en el humor de ambos sexos está en la presencia de la hormona testosterona en hombres, la cual condicionaría su sentido del humor.
Pero miren esto: respecto a la agresividad, Neave plantea una interesante hipótesis. Al pasearse ante todos subido a un monociclo, el científico se convertía en una competencia entre los hombres para llamar la atención femenina, por lo cual los hombres tendían a burlarse de él. De hecho, quienes se burlaron más fueron los hombres jóvenes, pues están iniciando el ciclo reproductivo.
Basándonos en lo anterior, podemos pensar que los cavernícolas hacían sus gracias para conquistar y como el humor era burdo en esa época, recurrían al recurso de darles un mazazo por la cabeza a las mujeres. Todos reían del chiste (aún se ríen en algunos programas de televisión donde se lanzan tortas, se ponen zancadillas y se dan tablazos). Y las mujeres siempre han buscado al hombre más cómico, con más sentido del humor, para dejarse seducir por él. Les encanta reír. Incluso se pueden reír de más cosas porque, según mi experiencia también, ellas tienen el sentido del humor más desarrollado que los hombres. Y los hombres tienen más capacidad para crear humor, por su necesidad de hacerse el gracioso con las mujeres.
Eso explica el por qué hay tantos humoristas profesionales hombres y tan pocas mujeres.
No son disparates los resultados de las investigaciones mencionadas. Yo doy mi palabra que me hace más feliz un público femenino, cuando me presento como comediante, ya sea para niños como para adultos. Si el público es mayoritariamente de hombres, la risa es menor, pero solo si hay mujeres también es mucho menor. Quizás se retraen más, se inhiben más en público, quizás es eso de la competencia ante los ojos de las mujeres, no sé. Pero acepto bien esos resultados.
Claro, todo esto me lleva a la pregunta: ¿y en el caso de los homosexuales, donde hay presencia interior fuerte de ambos sexos? ¿Será el por qué crean tanto humor y se ríen ellos mismos tanto de sus propios chistes? Vaya usted a saber.
En el caso de los profesionales masculinos como yo, que debíamos tener muy desarrollada la creatividad humorística como hemos visto, el sentido del humor tan desarrollado y el sentido analítico como las mujeres, y que nos reímos tanto de nuestros propios chistes, ¿qué somos?
En serio, ¿qué debemos hacer al conocer esos estudios? ¿Crear humor para las mujeres, porque se reirán más? ¿Crear para los hombres y así ganarles en la competencia de pavonearnos ante las mujeres? ¿O no darle mucha atención a estas cosas y crear como uno puede y debe, sin pensar para quién? Me inclino por esto último, pero como fanático estudioso del humor, me encanta saber estas cosas y les agradezco a los científicos que gasten sus energías, neuronas, sus tiempos y la plata asignada en sus universidades para este tipo de investigaciones. Entre otras cosas porque es bueno que los padres y docentes sepan estas cosas, por la cantidad y calidad de burlas que se producen entre los niños y adolescentes y el daño que hacen cuando son extremas.
Y aprovecho este final para homenajear a las mujeres profesionales del humor. Las que conozco son maravillosas, recuerdo ahora a las internacionales Maitena, Miriam Alonso, Marlene Pohle, Nani, Orzuj, Zulema Cruz, Gloria Benavides y cientos más que no puedo mencionar por razones obvias, y las comediantes nacionales Renata Bravo, Natalia Cuevas, Gladys del Río, Vanessa Miller, etcétera. A todas, mis respeto y admiración.
Sube el telón No. 17
1er. Acto:
Un coronel del ejército se convierte al Opus Dei.
2do. Acto:
El coronel le pide al fundador del Opus Dei que le redacte una carta autorizándolo a ver al Papa y éste se niega.
3er. Acto:
El coronel insiste en que le redacte una carta el fundador del Opus, pero éste no se la hace.
¿Cómo se llama la Obra?
"EL CORONEL NO TIENE QUIÉN LE ESCRIVÁ (DE BALAGUER)".
El Humor (X). "Y la vejez"
“En la actualidad, se gasta más en técnicas y medicamentos como la silicona para los senos y el viagra para los penes, que en la cura del Alzhaimer. Eso significa que pronto todos los ancianos del mundo tendrán los senos erguidos y los penes viriles, pero no se acordarán para qué se usan”.
Con este chiste que me contaron hace poco, comienzo esta reflexión sobre el humor, las arrugas y las canas.
Empiezo por casa… A veces estoy actuando para niños, donde el humor es más básico, obvio, y hay que apoyarse en aumentar ciertos tonos de voz, o en exagerar una emoción, o un movimiento. Siento entonces que a mis más 60 años estoy haciendo el ridículo (en el significado popular de la palabra), y aunque me cuide de no sobreactuar mucho, o de no payasear por gusto, me invaden esos miedos.
En otras pocas ocasiones, actuando para adultos, o simplemente impartiendo una charla, un curso o un taller, también me ha sucedido lo mismo y siempre me pregunto: “¿no estaré ya muy viejo para estas cosas? ¿Por qué no me dedico sólo a escribir humor?” Y siempre me respondo: “si te dejas llevar por ese pensamiento, entonces sí ya eres un viejo de edad y de mente”. Y como demente soy, me alejo de la idea y trato de seguir joven de espíritu.
Estoy abordando este tema, porque acabo de recibir el siguente correo electrónico:
Estimado PP:
Recién te conozco a través de tu página web. Veo que sos un cultor del humorismo y latinoamericano por donde se te mire. Soy casi un sexagenerario, con sentido del humor y ando buscando formarme en escritura humorística, en mejorar mi comicidad, etc. Busco canalizar con técnicas lo que ya es una vivencia personal, reconocida por los que me conocen y disfrutada por los que trabajan conmigo. Deseo formarme, hacer cursos: como hacer chistes, como crear humoradas, como crear guiones humorísticos... tengo tiempo... me estoy preparando para la jubilación...
Un abrazo.
De más está decir que me emocionó este amigo con su mensaje (le dejo a él si desea que se sepa su nombre y su país, porque no es obligado saberlo para este artículo). Por supuesto que haré lo que esté a mi alcance para asesorarlo, capacitarlo y estimularlo para que continúe con esa idea, con esos proyectos de vida tan hermosos.
Pero también su correo me hizo pensar y me provocó esta reflexión, porque sentí que era importante el hecho de que a los 60 años, en la mismísima puerta de la tercera edad, esté yo en estos trajines del humor (aunque me avalan los años que llevo dedicado a él) y lo que es más relevante, ¡que este nuevo amigo y nuevo colega esté interesado a estas alturas en aprender técnicas, etc., para crear humor de forma más profesional!
Me gustaría preguntar: ¿a mayor edad mayor desarrollo del sentido del humor? Si la respuesta es positiva, ¿será porque la vejez es tan jodida que hay que llevarla con humor obligatoriamente? ¿Será porque a mayor edad se ha visto más y la vida no es tan grave y trascendental como se veía de joven? Me viene a la mente la frase de Elbert Hubart que dijo: "No se tome nunca la vida demasiado en serio: de cualquier modo no saldrá Ud. vivo de ella".
Pero si la respuesta es negativa; es decir, si no hay relación directa entre el sentido del humor y la vejez, entonces depende de cómo se llega a esa edad, si con el sentido del humor desarrollado o no (cosa que uno pudo hacer en la niñez, en la juventud, o en la madurez).
Si nos convertimos en “tata”, o “nono”, o “zeide”, o abuelo, o como en mi caso “Pepe”, como me dicen mis nietos, sin humor y sin risas, es obvio que la vida nos reservará interminables días aburridos, nostálgicos, tristes, sintiéndonos inútiles, desechados, frustrados, etc., y con tremendas ganas de que llegue el final rápido.
Por tanto, la pregunta es: ¿cuál es la diferencia si tenemos el sentido del humor desarrollado y estimulado al arribar a la tercera edad? ¿Nos sentiremos iguales o distintos a no tenerlo?
Ante todo, sirve lo que ya científicamente sabemos sobre la importancia del humor y la risa para la salud (invito a buscar el tema en internet, o ver otra reflexión mía al respecto ya publicada en este sitio), donde está demostrado que el humor es beneficioso para muchas enfermedades físicas y mentales, así que solo por ello, es excelente que los adultos mayores practiquen la risoterapia, o los métodos de crecimiento personal a través del humor.
Desde el punto de vista filosófico, casi todas las opiniones del mundo están de acuerdo en que el placer es nuestro fin en la vida, por lo cual utilizamos distintos medios para obtenerlo, y como el humor es uno de los grandes “productores” de placer (el placer humorístico es casi idéntico al placerestético y al lúdico, fíjense si es necesario sentirlo), entonces es obvio que debemos tener el sentido del humor desarrollado de viejo.
Además, a esta edad, uno de los pensamientos más recurrente es cómo enfrentar a la cercana muerte. Por tanto, el humor y la risa son la medicina ideal para ese seguro final, para llegar a él sin miedos, porque somos capaces de burlarnos de nosotros mismos y hasta del asunto supuestamente más grave: la muerte. Y al reírnos de ella ya no nos mete susto, ¿no?
Está demostrado también que entre las cualidades comunes de las personas más longevas que se han estudiado, está su sentido del humor. En otras palabras, con el humor y la risa incorporados se vive más. Y vale la pena vivir más, si se hace con placer, ¿no?, porque de lo contrario, sin disfrutar la vida, mejor dejarla rápido.
Pero lo anterior se me hace “curioso” y me motiva a reflexionar. Veamos: llego a la edad en que se acerca mi muerte y desarrollo entonces mi sentido del humor para enfrentarla, pero a la vez, mi sentido del humor hace que se aleje la muerte, al hacerme más longevo; es decir, me hace más fuerte para cuando llegue y a la vez me aleja de ese momento, ¿qué más puedo pedir, si además en lo que llega la muerte me hace la vida más placentera y sana como ya vimos? No tengo dónde perderme: ¡hay que vivir consumiendo más humor y creando más humor! Incluso me asombra que los gobiernos y nuestras sociedades en general no se den cuenta de esto y no implementen planes para capacitar, para hacer crecer a los adultos mayores estimulándoles y desarrollándoles su sentido del humor, por lo decisivo que eso es en esta etapa de la vida.
El amigo que me escribió es un ejemplo de lo que hay que hacer. ¡Felicidades!
Y aprovecho el tema para recordar ahora a los grandes humoristascontemporáneos que conozco y a los mayores que yo, que quiero y admiro tanto.
Sube el telón No. 16
1er. Acto:
Raúl diciendo en un discurso en inglés en la ONU que ya él está en la Historia
2do. Acto.
Maduro diciendo en un discurso en inglés en la ONU que ya él está en la Historia.
3er. Acto.
Evo diciendo en un discurso en inglés en la ONU que ya él está en la Historia.
¿Cómo se llama la Película?
"TOY STORY"
Sube el telón No. 15
Peliculas famosas:
1er. Acto:
Un pez angustiado hace lo que sea por cambiar de actitud.
2do. Acto.
El mismo pez triste intenta por todos los medios estar de buen humor
3er. Acto:
El mismo pez deprimido averigua cómo alegrarse.
¿Cómo se llama la Película?
"BUSCANDO A NIMO"
El Humor (IX). "Sus enemigos y su mala reputación"
En un número de la revista “Humor”, que publica la Sociedad Internacional de Estudios del “Humor” a la que pertenezco, aparece un artículo sobre un estudio científico relacionado con la risa, llevado a cabo por una prestigiosa Universidad. Ahí se demuestra que en el mundo es relativamente alto el número de personas “catagelofóbicas” (la catagelofobia es sentir miedo y vergüenza a tener alegría, y a reír). Y otro dato curioso: en Europa es en el Reino Unido donde más abundan –proporcionalmente- estas personas, algo impensado conociendo la fama del humor inglés.
En mis lecturas también me encontré con los “agelastos”. ¿Quiénes son ellos? Gente siempre grave, hiperseria, pero no por enfermedad como los “catagelofóbicos”. Yo los conocí a través de Milan Kundera en su libro "El arte de la novela". Siguiendo esa pista supe que fue un neologismo introducido por Rabelais en la lengua francesa, de origen griego, que quiere decir: “el que no ríe, el que no tiene sentido del humor”. Supe que Rabeleis detestaba a los agelastos y les temía. Incluso supe que había estado a punto de dejar de escribir por cómo habían sido con él.
Pero continué rastreando el concepto y llegué a los antiguos griegos, que contaban que la gente que entraba en la encantada cueva de Trofonio, al salir nunca reían más. A esos que perdieron la risa les llamaban agelastos. ¿Una deidad infernal en esa cueva que convertía a esa gente en seriotes y tontos graves de por vida?
En fin, aquellos que no disfrutan ni entienden el placer del humor, son más de los que pensamos. Eso ha sido así, parece, desde que nos convertimos en homo sapiens.
Pero no son ellos solos los enemigos del humor. Muchas personas, influentes o no, con buenas intenciones o no, inteligentes o no, también le han hecho incalculable daño al humor. A esa gente les tengo más miedo y por tal motivo me preocupan más.
Desde que me inicié como humorista, siempre me he hecho las preguntas: ¿por qué la inmensa mayoría de las obras clásicas en las artes no son humorísticas?, ¿por qué muchos pensadores, críticos y hasta grandes artistas opinan que el humor es un género menor?
Es más, en Occidente siempre la risa se ha visto como algo liviano y despreciable, incluso peor: a veces hasta como lo más bajo del ser humano. Y se han equivocado al pensar que el humor y la risa es lo mismo, por ello el humor cargó siempre con esa mala reputación.
Al meditar sobre estos puntos, invariablemente he llegado a las siguientes conclusiones, sin orden de peso o prioridad alguna:
a) Las autoridades políticas, religiosas y de todo tipo les temen al humor, por tal motivo hicieron y hacen hasta lo imposible para minimizarlo e incluso desaparecerlo si pudieran.
b) En la raza humana abundan menos los creadores de humor por naturaleza (no sé la razón, aunque tengo una hipótesis que no deseo hacer pública aún), pero también son muchos los que pudiendo, no se dedican al humor por la posibilidad de tener poco trabajo, o por saber que no tendrá mucho prestigio, o por temor a las autoridades del punto “a”.
c) Es más fácil la identificación artística del drama y la tragedia en los consumidores, porque en la vida real hay mucho más dramas y tragedias que situaciones de humor.
d) Porque dentro del mismo humorismo, existe una risa fácil, básica, de poca elaboración artística y los creadores de humor “fino, inteligente y para hacer pensar”, también se han encargado de denostar, con el objetivo de no verse contaminados con su mala fama, su “frivolidad”.
e) Los religiosos, los filósofos, etcétera, han aportado muchísimo al desdoro del humor. Entonces los seres humanos -para bien y para mal-, han tomado como sagrada la palabra de estas instituciones y personalidades, sin cuestionarse absolutamente ni una letra.
Sin dudas, por lo dicho hasta aquí -según mi parecer, repito-, es que los humoristas hemos cargado con esa sempiterna descalificación.
A continuación un recorrido -a grandísimos trancos- por la historia relacionada con nuestro tema. Una historia que ha perjudicado inmerecidamente a nuestra profesión.
Aclaro, aquí mostraré datos e informaciones que he encontrado en mi poca profunda investigación, más mis reflexiones.
Comienzo, obviamente, por la Antigua Grecia, cuna de los mencionados agelastos.
Platón (uno de los más grandes detractores de la risa) y Aristóteles tenían una visión terrible sobre ella. Sin embargo esos señores, por ejemplo, encontraban divertidas las ejecuciones públicas. ¡Les daba risa eso! ¡increíble!
Por ello siempre aconsejo no aceptar todo lo que nos dicen, incluso aunque lo digan sabios griegos, jurisconsultos romanos, superhéroes estadounidenses o quien sea. Imagínense que el susodicho Aristóteles sostenía en su estética que la risa era un subdivisión de lo feo. Consideraba que la diversión y las bromas producen en el humano excesivo placer, que esto es una forma de ofensa y por tal razón ¡los legisladores deberían prohibirlas! Y por si fuera poco, aseguraba que el bebé no es persona hasta que ríe. Afirmaba que hasta que eso ocurra, el recién nacido era un ser no muy distinto a cualquier otro cachorro mamífero. ¿Se dan cuenta? Y por lo que se sabe, Platón era peor en su valoración.
Debido a lo anterior, reitero, por muchas buenas intenciones que tenían los sabios, los filósofos, los eruditos, también pensaban y decían tonterías de vez en cuando. Claro, eso lo sabemos después de pasar miles de años y muchos avances de la ciencia y el pensamiento. ¡A lo que me refiero es que debemos cuestionarnos todo!, lo haya dicho quien lo haya dicho y no tomarlo como bandera, porque “lo afirmó tal renombrado señor”.
Siguiendo en Grecia, casi en el mismo momento en que aparecen los mejores humoristas de la Antigüedad, como Aristófanes, surgen los primeros puritanos detractores, pues gran parte de los humanos se han empecinados siempre en borrarnos la risa de la boca.
Por suerte, en Grecia sacó la cara en este campo el señor Demócrito, al cual le nombraban “el filósofo que ríe”, porque decía que la risa te tornaba sabio. Era odiado por Platón (obvio) que quiso siempre quemar sus libros.
Otro ejemplo: los pitagóricos de la Isla Crotona tenían duros preceptos ascéticos que incluían la prohibición de la risa, ya que sus maestros Pitágoras, el tirano de Siracusa y Areistóxeno jamás rieron. Tanto fue así, que los atenienses los representaban en sus comedias con máscaras avinagradas. ¡Así se los imaginaban! Merecidamente, claro.
Es que tanto el humor como la risa (sobre todo ésta última), eran considerados actos violentos, relacionados con la pérdida de la razón.
Termino con Grecia, mencionando el epicureísmo. Se trata de un movimiento filosófico, donde mediante la búsqueda inteligente de placeres y otras cosasd, eseaban –y desean- llegar a la felicidad. Aquí sí hay que relacionar la risa y el humor con los placeres, obvio.
En la época romana, excepto si relacionamos la risa con los festejoslicenciosos como las bacanales y las saturnales, nada cambió. Excepto un punto que a mí, particularmente, me atrae mucho: los romanos fueron quienes añadieron al vocabulario la palabra “subrīsŭs” (“risa para los adentros”, “risa secreta”). Un término que fue evolucionando y según el historiador medievalista francés Jacques Le Goff (1924-2014), en el siglo XII fue que la palabra adquirió el actual significado de “sonrisa”. Así que, ¡buena por los romanos!
Avanzando en la Historia a grandes saltos (no pararé en la peor etapa, que fue la Edad Media, porque todos saben que la iglesia aplastó la risa y el humor con premeditación y alevosía), nos encontramos entonces a dos pensadores, al inglés Thomas Hobbes (1588-1679) y al francés Rene Descartes (1596-1650), que relacionaban la risa con el desdén. Aseguraban que la risa era producto de sentimientos de superioridad. Descartes consideraba que la risa estaba relacionada, además, con el odio y lo ridículo. “Gloria repentina, es la pasión que hace aparecer esas muecas llamadas risas”, señalaba Hobbes en su “Leviatán”.
Hay innumerables ejemplos de la pésima reputación de la risa y el humor. Solo menciono para cerrar este punto, a alguien que en el siglo XIX seguía afirmando que la risa tiene un origen diabólico: el francés Charles Baudelaire.
Así que hasta aquí, los filósofos y pensadores no ayudaron mucho a que las religiones miraran con buenos ojos a la risa y el humor (¿o fue al revés?). El caso es que ambos coincideron bastante en vilipendiarlos.
Claro, mucho tiene que ver el confundir la risa con el humor. El humorproduce un tipo de risa, pero risas hay muchas: la nerviosa, la producida por químicos, la que nace del triunfo, de sentirse superior, del alivio, etcétera. Y confundir eso ha traído como consecuencia que se hayan hecho hasta teorías para explicar el humor, cuando en realidad son teorías para explicar la risa.
Es que la risa no solo es producto del humor, como decía, sino también de otras fuentes como la burla, porque cuando la burla no es humor (cuando deja de ser producto de lo cómico), se convierte en sarcasmo, escarnio. La menciono aparte porque también existe confusión en este concepeto. Repito: la burla puede o ser humorística.
En otras palabras, la risa tiene a veces connotación negativa y eso ha afectado al humor, ya que muchos pensadores y artistas lo definen como una misma cosa.
Pero son más los enemigos del humor, consciente o inconscientemente.
Por ejemplo, algunos creadores han hecho bastante para que no se tome en cuenta al humor. Y no hablo de los mediocres que con vulgaridades o con poca elaboración artística desprestigian realmente nuestra profesión. Me refiero a grandes y renombrados humoristas, sean literatos, gráficos o escénicos, que entienden que el humor fino, "inteligente", "que hace pensar", que produce sonrisas o sonrisas interiores, no tiene nada que ver con el humor que provoca solo risas y carcajadas. Y esos humoristas dicen y hacen todo lo posible para distanciarse de esos cómicos, como si no fueran lo mismo. Garrafal error.
Voy a mencionar solo un ejemplo. El escritor Wenceslao Fernández Flores, en su discurso ante la Real Academia de la Lengua Española, en 1936, expone un concepto de chiste, con una carga bien despectiva: “El chiste, que habitualmente consiste en un más o menos feliz juego de palabras, está muy abajo en el subsuelo literario, y si le aludo aquí es únicamente porque mucha gente aberrada lo incluye en la categoría de humor y conviene la repulsa”. Señor Fernández Flores: yo soy un aberrado entonces y conozco muchos que padecen el mismo mal también. Sin dudas, para pensar que el chiste no está dentro del campo humorístico, es porque ese señor tenía tal pánico a que lo calificaran de cómico, de chistoso, como si eso fuera el peor de un ser humano. Da la impresión de que era él el que padecía un trastorno psicológico. Es una lástima, porque yo lo considero un gran humorista.
Otro gran creador y estudioso del humor que opuso lo cómico al humor, fue Luigi Pirandello, Premio Nobel de Literatura. Este escritor y dragamurgo reservó para el humor el paraíso creativo y dejó para lo cómico "todo lo demás". Así que no solo los posibles "trastornados" diferenciaron el humor de la comicidad.
Claro, eso se explica porque ellos entienden y estudian el humor desde la perspectiva del humorismo. Algo que le agrega más caos a la teoría del humor. Otros definen el humor desde el estado de ánimo. En vez de buscar una teoría que una la filosofía, la estética y la piscología, cada una de esas ramas han estudiado y definido al humor por separado.
Me arriesgo y trataré de explicar mejor por qué tanta confusión. Existe algo que se produce en el cerebro de alguien. En otras palabras: en un estado lúdico, se percibe una información que es incongruente con la que teníamos almacenada. Las neuronas buscan respuesta y si solucionan el “acertijo” y ven que es un chiste, una gracia, se da orden a otra parte del cerebro para que se segregue endorfinas y así producir un placer sui géneris (prefiero llamarlo “placer cómico”) y eso produce carcajada, risa, sonrisa o sonrisa interior (que no se ve exteriormente, porque solo se siente). Todo lo anterior se denomina “proceso cómico” en la psicología integral.
Entonces, a esa persona que vivió el proceso cómico, le dan ganas de que uno o todos sus amigos, o parte o toda su familia, o sus compañeros de trabajo, o sus vecinos o a la vez millones de personas, se rían y sientan el mismo placer cómico que sintió él. Y se vuelve “fuente o emisor” y envía un mensaje con el chiste o la gracia que él disfrutó, igual o más elaborada, y a uno o a muchos receptores les llega también como incongruencia y cada uno vivirá o no su propio proceso cómico. Para mí, como co-elaborador de la Conjetura Humor Sapiens, eso que sucedió es el humor. Y los humoristas son los que crean o interpretan el mensaje para que se produzca el proceso cómico en los demás.
Por lo tanto, un simple payaso que tropieza con sus zapatones, o un viejo cómico que le lanza a otro una torta a la cara, hace humor igual que un Mark Twain, un Chesterton, un Cervantes, un Chaplin, un Quino, un Les Luthiers, o cualquiera de los grandes creadores que tanto admiramos.
Lo siento, pero por mucho que los colegas que desean separarse del comicastro, no podrán.
Otra cosa es calificar al humor según su calidad artística, su contenido, sus intenciones. Ahí es donde está la diferencia. Incluso en nuestra Conjetura Humor Sapiens tenemos en cuenta ese fenómeno, ya que hemos comprobado que a veces se usa el humor con el objetivo de provocar un pensamiento y una emoción en el consumidor, hasta quizás bastante alejada de la risa. Eso lo notamos sobre todo en el humor gráfico y literario. En otras palabras, si alguien desea provocar un “X” pensamiento y/o emoción, muchas veces lo hace a través del humor, aún cuando no le interese hacer reír. Es que se produce un fenómeno especial, porque se logra más ese “X” pensamiento y/o emoción después de una sonrisa. Es como si el humor consiguiera llamar más la atención sobre el mensaje que hacerlo directamente, sin él. Eso explica, por ejemplo, las obras de humor gráfico que participan en concursos, que muchos consumidores no “ven” el humor, porque no les da risa, ya que el objetivo principal es hacerlos pensar y sentir otra cosa y lo de menos es el humor como lo conocemos habitualmente. Ojo, es lo de menos, sí, pero tiene que estar presente y provocar -mínimo- una sonrisa interior. Lo aclaro, porque hemos leído que "se puede hacer humor gráfico sin hacer humor". No estamos de acuerdo con esa paradoja. Si no se ha entendido aún el concepto, quiero que se mire desde otra perspectiva: la mejor manera de aprender es a través del juego. Y el arte y el humor son juegos. Entonces, si quiero que mi público abra los ojos sobre -por ejemplo- la corrupción política, pero no me interesa tanto hacerlos reír, hago un dibujo humorístico conceptual, que solo producirá sonrisa o sonrisa interior ya que el humor está en segundo otercer plano y hará pensar más en mi objetivo. Claro, es que obtengo más resultados si lo dibujo sin humor, pero aun más que si lo hubiera expresado directamente (sin arte). ¿Por qué? Porque la obra de arte dibujada es un juego y más encima, el humor, por muy fino e intelectual que sea, también es un juego. Es decir, un doble juego para enseñar algo. Creo que así se comprende mejor, ¿no?
Conclusión, han perjudicado mucho los que han denostado al humor, aún siendo humoristas. Porque no se han dado cuenta que tan importante como hacer pensar a través del humor, es hacer reír a través del humor. Ambas son necesidades del ser humano.
Se me olvidaba recalcar la importancia de las autoridades como enemigos del humor, por su miedo a la sátira, al latigazo del humor. Y eso no es un fenómeno antiguo, es frecuente leer casos de represión actualmente contra humoristas en muchísimos países, sin importar el color político. Esaas autoridades se confabulan con otras fueras consevadoras de la sociedad y despliegan campañas abiertas o soterradas contra el humor. Esas acciones muchas veces surten efecto y un sinnúmero de personas se dejan lavar el cerebro y se suman a las filas de enemigos del humor.
Y si sumamos los enemigos externos y expresos que ya hemos señalado en esta reflexión al inicio, no le ha sido fácil al humor tener una buena reputación, ¿no es cierto?
Por suerte, toda ha ido cambiando. Sobre todo de la segunda mitad del recién pasado siglo hacia acá, el humor se ha valorizado merecidamente. Los científicos se han lanzado a investigar, estudiar, experimentar, más de lo que se hizo en ese campo en toda la Historia de la Humanidad.
Al ver entonces que se comienza aplicar el humor después de esos estudios, en campos tan importantes como la salud, la pedagogía, lo laboral, por solo mencionar unos pocos, y los creadores comienzan a perder sus miedos, sus resquemores y han comenzado a llenar con sus obras humorísticas todas las manifestaciones artísticas y cada vez más los críticos y pensadores valoran más esas creaciones.
Soy optimista. Creo que muy pronto el humor estará en el lugar que se merece y cambiará radicalmente su mala reputación y disminuirán muchos sus enemgios.
Preguntas No. 1
¿Cuál es el mar más inacentuado?
EL MAR ATÓNICO
¿Cuál es el mar más celoso?
EL MAR CELO
¿Cuál es el mar más catastrófico?
EL MAR SISMO
¿Cuál es el mar más salsero?
EL MAR ANTHONY