Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo

¿Es ético el espionaje?

172862-nos-espia-google-traves-microfono-movil.jpgLeí una noticia de aquí de Santiago, donde unas autoridades municipales fueron acusadas de querer enviar a alguien a infiltrarse entre los violentistas.
En mi molesta opinión, es válido querer espiarlos para saber sus planes de destrucción. Es válido hacerse pasar por uno de ellos. Sin embargo, no estoy de acuerdo en que el espía enviado se haga amigo de esos antisociales solo para lograr sus objetivos, porque estaría faltando a la ética al traicionarlos. Ya me dirán que es gente no se merece ninguna contemplación, pero mi opinión se basa en la ética del espía, no en la de los violentistas. Me explico mejor.

La definición de espía dice: “persona que, por algún interés o al servicio de alguien, se dedica a espiar para conseguir información secreta”.
Por lo tanto, socialmente se tiene como una profesión válida, valorada y necesaria. Sabemos que los espías cuando logran sus objetivos, se les rinden homenajes y se les dan medallas, tratándolos como héroes. Y todos ven o leen sus hazañas, porque son supervalientes, astutos, arriesgados, sacrificados, etc..
Sin embargo, hay algo que pasamos por alto. Muchos de esos espías que han trascendido han basado sus méritos en traiciones éticas. Porque se han hecho grandes amigos de sus enemigos; también se han “enamorado” de personas que les han abierto su corazón; también les han robado el cariño noble y desinteresado a otros, y todo eso sólo para conseguir información. Entonces, ¿no son esos espías unos traidores, con muy poca ética y escrúpulos?
Si un espía entra en una oficina y sin que nadie lo vea roba información, o si escondido observa el movimiento de otros o los escucha, etc., etc. para mí está bien. Pero no puedo con la idea de que se haga íntimo amigo mío falsamente, o se acueste con mi hija haciéndose el enamorado para llegar mejor a mí. Y después irse feliz orgulloso de su acto despreciable; incluso a pesar del amor que le di, es capaz de torturarme o matarme si fuera necesario para lograr sus objetivos.
Salvando las distancias, una vez me llamaron para que yo delatara a todo aquel que hiciera chistes contra el gobierno. ¿Se imaginan? Yo delatando a mis amigos, a mis queridos colegas, por un chistecito? Por supuesto dije que no, que no había nacido para eso. Y recuerdo que dije también que sí delataría sin dudas a cualquiera que pusiera una bomba en un cine, por ejemplo. Son dos cosas distintas.
Entonces, que alguien se haga pasar por un violentista para sacarle información no me molesta, pero si apela a los mejores sentimiento de ellos para traicionarlos después, incluso sabiendo el daño que hacen, lo repudio. El espía se puso al mismo nivel de la escoria.
En resumen, espía que traiciona un sentimiento noble, aunque venga de un enemigo, es un HP, porque el fin no justifica los medios.
(Sin dudas habrá personas que no estarán de acuerdo conmigo. Esto no lo escribí para polemizar, pero si alguien comenta que sea con respeto, por favor. Gracias).

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Mi opinión: ¡Callad! ¡Hablan las diosas y los dioses del humor!

descarga_35.jpegDos humoristas chilenas catalogaron al humor de un colega como "espantoso", pero no como una crítica técnico-artística, sino como una crítica ideológica. Y una de ellas dijo que los humoristas que se presentarán en el Festival de Viña son "inofensivos". Y lo afirma así porque ella piensa que no harán críticas duras, ácidas, agresivas, contra los enemigos de ella. De nuevo estas comediantes muestran su soberbia, poniendo en práctica aquello de que "Lo que digo y hago es lo Bueno, los que no piensan y actúen como yo están perdidos".

No tengo problemas de que existan y piensen y actúen así. La libertad de expresión está por encima de todo.
Sólo insisto desde aquí que el humor también puede ser blanco, infantil, absurdo, negro, costumbrista, fino, etc., etc. y no es solamente el que hacen ellas (y el que hacen otros, porque no es problema de género esa soberbia, esa prepotencia).

¡Lo que tenemos que soportar!

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Cuentos serios de bufones #11

ati.jpgÉrase una vez, hace poquísimos años y en un lugar muy cercano, un bufón entró a la Cámara Real del Palacio de aquella Villa, donde estaba en su lecho el Rey, padeciendo de una súbita enfermedad. Cuentan que en ese instante el bufón contó un breve chiste y el Monarca comenzó primero a sonreír y después a reír levantándose de la cama.
Y la risa, se extendió por los pasillos y dependencias del Palacio. Un cocinero que terminaba su turno de trabajo salió de allí riendo y contagió a su familia y a sus vecinos. En pocas horas se reía también toda la Villa.

Con un comerciante ambulante la risa se trasladó a todo el Reino. Y el mensajero de otro Rey que pasaba por esos lares rió y contagió a los súbditos de lejanas tierras. Enseguida todos los Reinos conocidos -y hasta los desconocidos-, reían.
Entonces los marineros embarcaron la risa hacia otras naciones y en poco días los pobladores de todos los continente reían a más no poder. Pero eso no paró ahí.

Cuentan que unos extraterrestres abdujeron a varios seres, como hacen siempre para sus estudios y se contaminaron con la risa. Así, al desplazarse la nave por el espacio sideral, la hilaridad se extendió por todo el universo en muy poco tiempo.
Dicen también que en una lejana galaxia, un dios trataba de rehacer un planeta que sus propios habitantes lo habían destruido por ignorancia y ambición y que a pesar de su inmenso poder ese dios se demoró seis días y tuvo que descansar el séptimo, todo debido a su incontenible risa.
Por supuesto, mucha gente no cree en este cuento porque ellos afirman que ese dios no existe, otros aseguran que es imposible que haya sucedido en realidad esa epidemia de risa. Hasta hay quienes no creen que hayan existido bufones con esa potencia en sus gracias.
Lo cierto es que cuesta creer lo que cuenta esta historia. Pero para los creyentes o no creyentes, lo importante es que al leerla sientan una sonrisa interior y se la transmitan a los que los rodean. Está demostrado científica e históricamente que eso también pueden provocarlo los bufones.

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De nuevo es atacado el humor. Ahora en Chile

chillan.jpgSucedió en el "Festival Nacional del Folclor" en la ciudad de Chillán. De nuevo el protagonista es el Huaso Filomeno. Voy a aclarar aquí que no lo conozco personalmente, y ni siquiera hace el tipo de humor que yo hago. Por lo tanto, si salgo en su defensa es sólo por defender al humor, sea éste el humor que sea.
Esto es lo que leí en una noticia:
El asunto es que minutos antes de su presentación, unos encapuchados rompieron cerca y entraron. Pues en medio de la rutina del humorista lo "funaron". Para los que no saben "funa" es un chilenismo que significa: "manifestación de denuncia y repudio público contra una persona o grupo que cometió una mala acción".

¿Cuál fue la mala acción que hizo este humorista? No sé, pero sin dudas fue un chiste o alusión graciosa que no le gustó a alguien o a varios de los presentes. Lo normal es que la "funa" a artistas consista en rechiflas, silbidos y hasta insultos. Ya he comentado sobre eso cuando la chusma del público de Viña del Mar se "expresa" así con los artistas. Así que saben ustedes lo que pienso de esa baja acción de tan poca ética y decencia. ¡¡Pero en este caso fue peor!! El humorista se tuvo que ir de escena ¡porque le lanzaron piedras!!
A las hordas organizadas de terroristas, de criminales y seudohumanos que se encapuchan y andan destruyendo el país, avalados por sectores políticos y narcotráficantes (que es casi lo mismo), vandalizando en nombre de protestas sociales (y que casi todos sabemos que es mentira, que no lo hacen por eso), a ellos, decía, no les gustó algún chiste y "funaron" al artista.
¿Dónde estamos viviendo ya? ¿Hasta cuándo tenemos que soportar la dictadura de una minoría delincuente, aberrada y cobarde?
A toda esas personas que piensan que la nueva Constitución va a resolver todos los problemas que tenemos como sociedad, les pido que también tengan en cuenta en esa Asamblea proponer que esté en la Constitución el derecho a la libertad de expresión (donde cae el humor). Estoy seguro de que lo harán, pero con la letra chica para seguir "funando" lo que no les conviene si se les permite.
He sido testigo de innumerables represalias al humor en el mundo. Hemos visto humoristas censurados, hasta presos y golpeados en gobiernos de derecha y de izquierda. Pero desde el asesinato de los colegas de la revista Charlie Hebdó por los sanguinarios yihaidistas, no había visto -que se produjera en público-, algo tan violento como esto de sacar a piedra limpia de la escena a un humorista. ¡Qué vergüenza que sea en mi país!
Y no quiero leer ningún comentario aquí de esos que dicen "no estoy de acuerdo con la violencia" Y a continuación dicen "pero..." y sólo al decir "pero" ya están apoyando a los criminales, sin importar lo que argumenten después.
¡NO A LA VIOLENCIA SIN CONDICIONES NI PEROS, POR FAVOR!
 

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Mi enemigo político

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Esta reflexión me la provocó una conversación con una antigua amiga que quiero mucho y doy fe de que es buena persona integralmente. Sin embargo, no piensa como yo sobre lo que está sucediendo en Chile en estos últimos tiempos y lo que es peor, lo que se especula sucederá a partir de marzo, cuando se acaben las vacaciones de verano.

El tema es el siguiente: después de analizar lo que ella piensa y siente, siendo una persona sin malas intenciones, repito, llegué a la conclusión de que nos confundimos al decidir quiénes son nuestros enemigos. Y de pronto vi que ese podría ser uno de los grandes problemas que padecemos.
Para mucha gente, políticamente hablando, el enemigo es el que piensa lo contrario (o diferente) a uno.
Por ejemplo, para alguien de derecha, el que cree en los principios de la izquierda, es un comunista, un terrorista. Igual sucede con el izquierdista, que está convencido de que la persona de derecha es un imperialista, un monstruo. Y esos son los enemigos de ambos.
Error, según mi molesta opinión.
Ya sabemos que actualmente ni se usa mucho ser de izquierda o de derecha, porque se ha generalizado que la mayoría de ambos tipos de políticos no son honestos. Y también porque algunos principios se han ido mezclando en los extremos del centro. Pero sigamos esta reflexión con la clásica clasificación de izquierda/derecha.
Entonces, a los dos colores políticos les digo que si alguien piensa diferente, pero no impone sus ideas a la fuerza; y está dispuesto a debatir; a negociar, a escuchar, a tolerar, y piensa y actúa como un humano, civilizado y decente demócrata, entonces ese alguien es un contrincante, un rival político, pero no un enemigo.
Entonces, ¿Quiénes son los enemigos? Los dictadores, los totalitarios, los antidemócratas. ¿Dónde están esos verdaderos monstruos? En la extrema izquierda y en la extrema derecha. Porque esos militantes de la extrema política, esos que piensan como fundamentalistas religiosos, buscan llegar al poder disfrazados de demócratas y ahí comenzar a estirar sus tentáculos hasta convertir sus gobiernos en dictaduras, tanto de derecha como de izquierda.
Así, hay muchas personas -como mi buena amiga-, que piensa más con la emoción y no con la razón y la lógica. ¿Por qué? Porque se confunde a la hora de decidir quién es su enemigo.
Por ejemplo: Fulano es de izquierda y escogió que su enemigo es toda la derecha. Entonces todo lo que haga o diga la derecha es malo y todo lo que haga y diga la izquierda es bueno. Lo mismo sucede con Mengano, que es derechista. Y algo peor aún. Fulano cree que los amigos de la izquierda son los buenos de la película, por lo tanto, lo que hagan los dictadores, populistas, totalitarios de la izquierda hay que apoyarlos “porque son de izquierda” y está convencido de que el que sea amigo del Reino Oscuro de Estados Unidos es su enemigo también (aún si Estados Unidos es gobernado por gente con cierto pensamiento de izquierda). Y Mengano también piensa que los amigos de los regímenes de derecha son sus amigos, aunque sean dictadores y gente que comparte con los chinos, los rusos, los coreanos o los cubanos, son sus enemigos acérrimos.
Error, según mi moleta opinión.
Por eso mi amiga, que escogió que su enemigo es la derecha (no la extrema derecha) perdió la últimas elecciones en Chile, porque su izquierda se dedicó a ser la furiosa enemiga de la derecha y se pasó todo el tiempo tratando de desacreditarla, sin proponer algo sustancioso para ganar. Y por eso esa buena amiga no puede ponerse en contra de los encapuchados violentistas, terroristas, etc., porque se suponen que son de izquierda y es de la que se deja convencer de los deshonestos políticos de izquierda que le “ordenan” o captan con cantos de sirenas, que hay que hacer esto o lo otro, porque el cambio radical donde el pueblo llegará el paraíso terrenal se logrará en unos días (como dicen los populistas). Y después vienen las decepciones como los sucedido en Venezuela y otros lugares.
Y los de derecha igual. No son capaces de ir en contra del empresario corrupto y explotador, porque los empresarios son de derecha. No son capaces de repudiar las violaciones de los derechos humanos de los uniformados, porque se suponen son armas de su derecha, no son capaces de castigar con los votos a los políticos que no hacen leyes para mejorar la calidad de vida del pueblo, porque los que hacen eso se suponen que son políticos de derecha.
En resumen, la equivocación radica en decidir quién es el enemigo.
Si todos tuviéramos consciencia de que los verdaderos enemigos no son los que piensan diferente a nosotros, sino que son los dictadores y estos llegan al poder a través de la extrema izquierda y de la extrema derecha, tuviéramos una mejor democracia, una mejor convivencia, una mejor vida.
Pero nos dejamos llevar por las manipulaciones de los extremistas y después nos arrepentimos a la hora de tener que emigrar de esas dictaduras.
Ya lo dijo uno de los más grandes pensadores de esta América Nuestra. Y es una frase que no se puede malinterpretar, como lo han hecho y hacen los extremistas de derecha e izquierda. Está en la imagen.
Un último consejo aunque no me lo hayan pedido: duden de todo lo que les llegan de ambos extremos y duden de hasta los que piensen como ustedes, porque recuerden que hay extremistas disfrazados de demócratas. Sólo duden, y piensen, no se convenzan tan fácil y no se dejen llevar por la emoción como mi amiga.
Es mi molesta opinión… por ahora (porque nunca creo que tengo la verdad absoluta ni mucho menos).Gracias.

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Cuentos serios de bufones #10

abu.jpgÉrase una vez, hace poquísimo tiempo y en un lugar muy cercano, una solemne, severa y temida autoridad: era el Cardenal de Palacio, el cual aplicaba con suma rigidez sus leyes morales en aquel Reino, incluso por encima del Rey. Era famoso por castigar a los que se atrevieran a reír en público. Y sus castigos iban desde cadena perpetua por una sonrisa, hasta la guillotina por una risa.

Una mañana como otra cualquiera, recibió una carta firmada por La Muerte donde le decía que iría a llevárselo, inobjetablemente, esa misma noche.

La poderosa autoridad tembló de miedo, porque conocía esa antigua historia (muy requeteusada por los escritores, por cierto). Y estuvo un buen rato pensando, hasta que al fin decidió traer a su presencia y sin que nadie supiera, al bufón de Palacio. Al mismo que había desterrado como primera medida al inicio de su mandato.

Tomó intensivas clases con el bufón, y en pocas horas aprendió a desplazarse y moverse de forma cómica, de memoria logró repetir un sin número de chistes y de respuestas ingeniosas a situaciones comunes y aprendió a disfrazarse y maquillarse como un verdadero bufón.
Llegó la noche, y a la hora fijada la figura oscura, con capucha y guadaña en mano tocó la puerta del dormitorio del nervioso Cardenal, que le abrió con el corazón en la garganta. Luciendo el disfraz de bufón, hizo un saludo muy exagerado inclinando su cuerpo, de una manera tan cómica que hubiera hecho reír al ser más amargado del universo.
Pero la seria Muerte, preguntó por el Cardenal y el falso bufón contó varios chistes ingeniosísimos en medio de su respuesta, para al final informarle que ya en Palacio no vivía nadie con esas señas.
Extrañada, La Parca dio media vuelta y se fue. La autoridad entonces entró y comenzó a reír de alegría. Fueron tantas las carcajadas que le vino un ataque de risa como nunca antes en la vida había tenido.
El verdadero bufón llegó a la esquina del pasillo, se quitó el ropaje y la capucha, soltó la guadaña y regresó al dormitorio del Cardenal para conocer su reacción por haber burlado a La Muerte.
La puerta estaba entreabierta y entró. Lo encontró tirado en el piso, literalmente muerto de risa.

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Orión y Pipita. Cuento No.4

manywoman3_2.png"Los chocolates"

 

-¡Mira, esto, Orión!
-¿Qué cosa, Pipita?
-Mira a esa pareja que se instaló ahí frente a nosotros y que no paran de hablar.
-¡Ah, sí! Son raritos, ¿no?
-Raros, no. Pero demodé, sí.
-¿Qué quiere decir eso?
-Fíjate cómo están vestidos.
-¿Porqué no usan ropa normal?
-Bueno, cada cual se viste como le da la gana, Orión.
-Y cada cual se ríe también de lo que quiera, ¿no?
-Reírse de alguien es una falta de respeto.
-No, si lo hago sin que me vea, Pipita.

-Sí, también es cierto. Por lo tanto, vamos a reírnos aquí entre nosotro de esa tenida de dos piezas que usa ella, Orión.
-Sin escote y con la falda hasta media rodilla.
-¿Y qué me dices de la cartera, Orión?
-A tono con el vestido, ¡y cómo debe pesar! Ese antebrazo debe estar ya morado.
-¿Y de los zapatos de medio tacón, Orión?.
-Así lo usaban en la primera mitad del siglo XI.
-No seas exagerado, ¿Y qué me dices del maquillaje, Orión?
-Me da risa esos cachetes tan coloraditos en el medio.
-¡Pero lo peor es ese peinado alto de peluquería! ¿No es cierto, Orión?
-Le echaron un galón de laca para mantenerlo así. No se mueve ni aunque pase por aquí un tornado y un huracán… Oye, ¿laca vendrá de la palabra lacayo, Pipita?
-Un lacayo o lacaya es la que se deja poner eso en la cabeza.
-Y hablando de laca… laca misa almidonada del tipo es para reírse también, ¿eh?
-¿Y el peinado, Orión? ¿Y los zapatos?... Parece mentira que haya gente tan formal todavía en el siglo XXI.
-Y no son tan viejos, ¿verdad, Pipita?
-No, deben tener cincuenta y tantos, diría yo… ¿Qué hace él ahora? De tu lado se ve mejor.
-Le está entregando una caja que ocultaba a su espalda. Parece que son chocolates.
-Sí, lo son, Orión. Y ella, o quiere agradecerle el gesto o tiene un hambre vieja terrible, porque se los come de a dos y de a tres.
-Y no para esa mujer. Ahora es un monólogo del hombre, porque ella no puede hablar con la boca tan llena.
-¡Mira, Orión! El tipo acaba de sacar un estuche de su bolsillo.
-¡Increíble! Se está arrodillando como hacen en las películas de Hollywood para pedir matrimonio, Pipita.
-Y ella contesta que sí con la cabeza y se puso el anillo sin hablar, porque no deja de tragar chocolates. Deben ser los nervios, ¿verdad?
-Da mucha ternura ver a dos adultos de esa edad tan enamoraditos, ¿eh?
-Sí, son demasiado formales y solemnes, pero se aman parece… ¿Eh, qué pasó? ¿Viste eso, Orión?
-¡Sí, ella se metió como un cohete por la puerta de tu baño! ¡Mírala por la ranura para que me digas qué le pasó, Pipita!
-Voy…
-El tipo se quedó boquiabierto.
-¡Orión…!
-¿Qué?
-… ¿Sabes por qué corrió tan desaforadamente?
-No.
-No pudo aguantar las ganas y lo hizo antes de llegar al inodoro.
-¡Wao! ¡El chocolate le cayó mal! ¿Y se embarró mucho, Pipita?
-¡Uf! La falda, los zapatos y claro, el calzón que se acaba de quitar.
-¡Wao! La pobre… Y el hombre aquí afuera se recompuso y ahora a cada rato mira de reojo hacia la puerta. Debe estar preocupado. ¿Y qué hace ella, Pipita?
-Se desnudó de la cintura para abajo, Orión. Y está aseándose como puede en el lavamanos.
-Deberían poner duchas o bidet en los baños públicos, ¿no es cierto?
-Ahora echó en el tarro de basura el calzón, pero trata de lavar la falda.
-¡Wao! Va a demorar en secarse eso. Al tipo le van a salir raíces ahí.
-¡Peor la está pasando ella, Orión! ¡Qué importa el novio!
-Ya sé, Pipita, pero…
-¡Hey! ¡Ahora sí se cagó la perra!
-¿Qué perra? ¿Por qué le dices perra a la señora? ¿Y se volvió a…?
-Esa es una frase muy usada, Orión. Es para subrayar otra cosa que le sucedió a la mujer.
-¿Qué cosa, Pipita?
- Que se lavó un poco la falda y al llevarla hacia el secador de manos que está al lado en la pared, el bolsillo quedó enganchado en la llave y se acaba de rajar la tela casi de lado a lado, Orión. Ella no puede creerlo. Está paralizada, congelada.
-Pobrecita, ¿y cómo va a salir de ahí ahora? No es fácil salir desnuda en público.
-¡Y con el peinado impecable con laca!
-¡Te estás burlando de ella, Pipita!
-Claro que no. Pero el contraste es… espera…
-¿Qué pasó ahora?
-Metió la falda también dentro del tarro de basura, buscó en su cartera una cajita de fósforo y lo está quemando todo, Orión.
-¡Lo que debe estar sintiendo esa mujer! Y el día de su compromiso matrimonial!
-Yo creo que está perdiendo el juicio.
-¿Pero quién la está enjuiciando, Pipita? Solamente estamos…
-¡Peor!
-¿Qué?
-¡Las llamas del tarro de basura activaron el riego automático contra incendios!
-Pero eso no es malo, Pipita, se podía haber incendiado el baño.
-¡Sí, es malo! ¡Peor! El rociador que está encima de su cabeza le está lanzando mucha agua encima y se le está yendo la laca y el maquillaje. ¡Es la imagen más triste que he visto en mi vida, Orión!
-¡Wao! ¡Qué mala suerte la de esa mujer! ¿Pero qué pasará ahora cuando salga empapada, con la laca y el maquillaje escurriéndole por todos lados ¡y con las nalgas al aire, Pipita!
-No sé. La mujer se paró frente a la puerta, como tomando fuerzas para poder salir.
-¿Qué hará el tipo cuando la vea?
-Es probable que se vaya corriendo al verla, como diciendo: “yo no tengo nada que ver con esa señora”.
-¿Tú crees? Bueno, hay que entenderlo, porque esas personas tan formales no se pueden dar el lujo de caer en esa vulgaridad de andar con el culo al aire por ahí.
-Yo creo que ella va a salir como una bala del baño, Orión. Y le va a pasar por el lado desconociéndolo para evitarle un mal rato.
-Estoy bastante expectante, Pipita. Hace rato no teníamos un suceso de esta dimensión.
-¡Va salir ya…!
-¡Ya la veo! ¡Wao! Es el símbolo de la infelicidad, Pipita. Mojada, despeinada, denuda para abajo, en zapatos de medio tacón embarrados y con mal olor…
-¡Sí, pero mira cómo cambió! ¡Qué dignidad, Orión! Va caminando con parsimonia, hasta con elegancia, la cabeza erguida. ¡Increíble!…
-¡Wao! ¡El tipo es el mejor también! Se quitó la chaqueta y la tapó un poco. ¡Pero saludándola con un beso en la mejilla, como si nada hubiera pasado!
-Y le dio el brazo y se van así, tan campantes, con tanta hidalguía.
-Son tal para cual, Pipita...
-Sí…

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¿Mis libros en Francia?

aaaaaaaaaaaa.jpgEstoy muy molesto. Sin mi permiso han colgado tres de mis últimos libros en el Museo del Louvre. Eso me perjudica porque mis lectores van a tener que ir a París en vez de adquirirlo en amazon.es, sólo poniendo "Pepe "Pelayo" al entrar en el sitio. Voy a tener que demandar a esa gente.
Tendré que repetir aquí lo que decía ese gran humorista Idalberto Delgado "¿Qué gente caballeros! ¡Pero, qué gente!".

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El humor en el Festival de Olmué 2020

descarga_34.jpegNo vi nada de ese Festival, por lo que no tengo idea del humor que hizo El Huaso Filomeno. Pero me enteré por los titulares de Google que me llegan, que “el público asistente lo aplaudió y en las redes sociales lo fusilaron”. También leí que una practicante del stand up comedy lo criticó.

Repito, no vi la rutina del Huaso Filomeno. Lo he visto a él varias veces y para mí es alguien con vis cómica, con trayectoria, con oficio y funciona bien su trabajo.

Pero en este Festival dicen que mezcló chistes sobre el acontecer actual, el feminismo, el comportamiento típico de los chilenos, el movimiento social, entre otros temas. Pero lo peor: alegan que hizo chistes machistas. Y leí que hubo risas en el público, pero en Internet comentaron que fue aburrida su presentación, que eran chistes viejos y lo del machismo, obvio.

Sobre todo lo anterior tengo dos puntos a reflexionar.

1-El Huaso Filomeno y cualquier otro humorista tiene la libertad de hacer el humor que le de la gana. Me da igual si hace chistes de humor negro, sobre el feminismo, o los gay, o sobre los políticos de derecha o de izquierda, etc., etc. Y no puedo comentar aquí si hizo chistes machistas o no, porque no vi su show. Sin embargo, no dudo que toda esa polvareda contra él, sea producto de ciertas personas fanáticas y extremistas que siguen la moda de ver todo el humor actual con una censura desmedida, y que no vale la pena ni entrar en ese debate, porque sabemos que lo que menos hacen es debatir, sino imponer a la fuerza su criterio.

Si a alguien no le gusta lo que cuenta él, tiene dos vías: una, cambia el canal, de emisora de radio, de sitio web, o se levanta y se va del Festival; y dos, si se siente muy ofendido por ese humor, va a los tribunales y lo demanda. Eso es lo que hace la gente civilizada, decente y que cree en la democracia y en la libertad de expresión. Por supuesto, es libre también de criticar verbal o por escrito lo que piensa y siente de la rutina del humorista y si éste desea defenderse, también tiene la misma libertad, el mismo derecho de hacerlo. Por supuesto, todo con respeto, tolerancia, decencia.

Ojo, yo no hago humor para ofender, para burlarme, para discriminar, ni me gusta consumirlo, pero no censuro nada. El humor no tiene límites para mí.

No crucifico a ningún colega, excepto que incite al odio y/o a la violencia. Pero si no me agrada el contenido de su rutina por una cuestión de gusto, de ideología, etc., no me siento con el derecho a destruirlo. ¿Por qué voy a creer que mi pensamiento, mi creencia, mi verdad es absoluta, la unica que puede existir, y que debo imponérsela a otros?

2- Este otro punto también es importante en este asunto: ¿por qué se la da tanta importancia a lo que dicen las redes sociales? ¿Por qué la mayoría de los periodistas viven pendiente de lo que leen ahí? No es obvio que los que opinan en las redes no necesariamente coincide con lo que piensa el resto del país que es -por número-, el verdadero pueblo? ¿No es evidente que la mayoría de los que cacarean en las redes son mediocresy vulgares muchos de ellos? ¿No es claro que los que ahí critican son cobardes y/o envidiosos y/o resentidos que no tienen “corazón” para dar la cara? ¡A nadie le debería importar el escándalo de los totalitaristas de las redes!

Por tal motivo, señor Huaso Filomeno, no disfruté de su presentación como ya dije, pero si usted vio que el público presente rió, usted triunfó (aunque sabemos que eso no significa que hizo humor de calidad, porque los públicos pueden tener menos nivel del adecuado, sobre todo en esos "festivales-circos romanos" de nuestros veranos. Yo no soy nadie para aconsejarle, ni siquiera creo que me leerá, pero igual le digo: si se convence de que algo puede mejorarse en su rutina, hágalo y si no, no (y no pasa nada). Y por favor, trate de limpiarse la nariz con la mayoría de los comentarios en las fétidas redes sociales.

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