Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo

Racismo y xenofobia

discriminacion-racismo-y-xenofobia-on-line.jpgPara mí, el racismo y la xenofobia –entre otras mala yerbas-, es fruto de la ignorancia. Cuando veas a una persona odiar a otra porque el color de su piel no es el de ella, o su nacionalidad no es la de ella,  estamos ante la presencia de un total ignorante, aunque se haya leído mil libros o haya visitado mil museos. Se puede ser ignorante y culto a la vez. Porque conceptos como razonamiento, ética, etc., no corren por el mismo carril del saber quién es el director de tal película, en cual género escribe tal autor, o quién descubrió tal invento, o qué sucedió en 1879, etc., etc. No es lo mismo ser sabio que ser culto. Culto puede –o pudo -, ser algún dictador que conocemos, un asesino que conocemos.

Así como también se puede ser al mismo tiempo un neurocirujano, ganador del Premio Nobel y Gran Maestro de Ajedrez y ser además un ignorante para la vida, por ejemplo: nadie lo ama, tiene problemas con los hijos, todo el dinero que gana lo pierde, le hace daño a sus amigos porque es avaricioso, tacaño, o envidioso, o celoso, etc., ¿no es cierto? Son las inteligencias distintas que hay que tener y que no todo el mundo tiene en conjunto muchas veces.

En fin, los ignorantes, como los opuestos a los sabios, son entonces los racistas y xenófobos.

No entienden que nacer en este país, a dos metros de la frontera del país vecino, no le hace distinto al que nació cuatro metros más allá y su nacionalidad por eso sea otra. Y en el caso de las razas sucede lo mismo. He visto que un blanco se casa con una indígena y le ha salido un hijo con las facciones de un blanco y entonces todos lo tratan como de raza blanca y no es discriminado. Pero después le nace un hermano más inclinado a las facciones indígenas y no lo tratan como blanco como al hermano, y lo discriminan. ¿Y no es la misma sangre? ¿Qué los hace distintos?

Lo que argumentan esos ignorantes es que tal grupo étnico, o los ciudadanos de tal país, tienen características que no comparten y desprecian.

Como son ignorantes no se dan cuenta de que cada ser humano, individualmente, es diferente. Dentro de los blancos, los negros, los indígenas, los chinos, los indios, etc., o los chilenos, los cubanos, los estadounidenses, los rusos, los franceses, etc., encontramos personas buenas, personas malas y personas regulares. No se puede ser absolutista y decir que los argentinos son petulantes, por ejemplo, cuando sabemos que existen millones de argentinos que no lo son. O que los chilenos son chaqueteros, o que cubanos son buenos nada más que para bailar y para el sexo (ojalá), o que los nórdicos son fríos, o que los franceses son pesados, o que los chinos son pacientes, o que los indígenas son taimados, o que a los negros no les gusta trabajar, etc. Eso no es cierto. Son mitos que se forman con características superficiales que alguien destacó por el actuar de unos cuantos y por carencias de ellos mismos.

Nadie es mejor que nadie ni por el color de la piel, ni por lo que dice el pasaporte, ni por tener dinero, ni por tener un árbol genealógico diferente, ni por vivir en tal o más cual barrio, ni porque uno es de izquierda y el otro de derecha, ni que una sea mujer y el otro hombre, ni que uno sea gay y el otro hetero, ni por haber estudiado en tal o más cual universidad, ni por haber estudiado o no, ni siquiera que uno sea sabio y el otro ignorante.

Eso no quiere decir que todos somos iguales. Eso es imposible, y sería un horror. Pero todos tenemos que tener las mismas oportunidades, los mismos derechos y los mismos deberes. A partir de ahí que vengan las diferencias.

Lo demás es odio que nace de la ignorancia.

No sé si todo lo dicho aquí es cierto, pero es mi opinión.

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Cuentos serios de bufones #7

bufo_0.jpg“Érase una vez, hace poquísimo tiempo y en un lugar muy cercano, un buen bufón que hacía divertir siempre a aquella Villa. Salía de su labor ordinaria en Palacio y se subía en el anfiteatro a un costado de la plaza principal y compartía con todos los villanos su repertorio. Eso al Soberano no le agradaba. Quería el bufón sólo para él. Además, decía que se le pegaban ciertos chistes anti monárquicos bastante peligrosos para él y su Corte. Quizás por eso, un día los guardias de palacio llevaron de madrugada y en silencio al bufón hasta el anfiteatro. Tuvieron que amenazarlo mucho, porque no paraba de reír y tenían orden de no despertar a nadie en la Villa.

Después, llamaron a un Mago. Pero no a uno cualquiera. Se consiguieron al más poderoso por su manejo y dominio de la Magia Negra. Obligaron al bufón a entrar a una caja, de esas que se usan en los espectáculos de magia y entonces el Mago, dando varios pases, hizo desaparecer la caja con el bufón adentro.
Cuando los habitantes de aquella Villa se enteraron de lo sucedido (todo en este mundo se sabe siempre), fueron hasta el anfiteatro y al escuchar las risas del bufón, sin saber de dónde provenían, desarmaron el escenario y destruyeron a continuación todo el anfiteatro. Jamás apareció el bufón, aunque siguieron oyéndose sus risas. Cavaron profundamente en el sitio, revisaron cada centímetro de tierra a un kilómetro a la redonda, pero tuvieron que rendirse ante lo imposible de la búsqueda.
Desde esos días, nunca nadie ha vuelto a saber del bufón. Incluso las autoridades prohibieron el paso por ese sector, para que no se escuchara la risa del pobre hombre. Por último, el Soberano mandó a sembrar pinos y abedules en el lugar.
Ha pasado mucho tiempo de aquello. Aquel bosque se taló entero. Después construyeron ahí mismo una iglesia, pero en pocos años un terremoto la destruyó totalmente. Después erigieron en ese mismo sitio un Museo del Ejército Real; sin embargo, duró poco por traslado a la Capital.
Actualmente es un bonito parque.
Lo más extraño de esta historia son los comentarios de muchas personas que pasan por ese parque, donde afirman que escuchan, exactamente en el centro del parque, unas risas bien claritas y contagiosas (sobre todo de madrugada), pero nadie puede asegurar de dónde vienen.
Si usted pasa por ahí algún día, estoy seguro de que escuchará también la risa. Y ahí se acordará de este cuento serio de bufones.

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Cuentos serios de bufones #6

bufo.jpgÉrase una vez, hace poquísimos años y en un lugar muy cercano, un negocio de lavado de ropa, orgullo de aquella Villa.

Entrando, en un primer espacio –el más limpio-, se veían colgados en perchas los elegantes trajes para caballeros, barones, marqueses, etc., y los vestidos vistosos de color negro con ribetes dorados de las damas. 

En un rincón de ese agradable salón, estaba la ropa de los niños y niñas de la nobleza.

En un segundo espacio -mucho más pequeño que el primero-, se veía un bulto en el piso formado por la ropa de los comerciantes, curas, jueces y demás distinguidos miembros de la Villa.

Y aún más atrás, se encontraba una tercera pieza -angosta y oscura-, antes de llegar al patio enorme por donde pasaba un riachuelo, lugar en que las lavanderas trabajan con sus manos. Pues en ese diminuto espacio colgaba de un clavo en la pared un camisón a colores y unos pantalones abombados. Debajo, tirados en el piso, un par de zapatones con cascabeles y al lado de éstos, un sombrero de tres picos, también con cascabeles en sus puntas. 

Lamentablemente esa noche, después de marcharse la última de las lavanderas, una vela mal apagada provocó un fuego en el salón principal. Las llamas crecieron rápidamente. Pero enseguida los vecinos, con baldes de agua del riachuelo del fondo, lograron apagarlo, no sin esfuerzo. 

Al final del siniestro, los presentes observaron boquiabiertos, cómo los trajes elegantes y vistosos estaban inservibles por el fuego y en el mejor de los casos desteñidos por el agua. Pero lo increíble fue ver que las ropas de las niñas y los niños estaban intactas. Se podían ver impecables, debajo del traje de bufón que los cubría. Éste lucía algo chamuscado, sí, pero con sus vivos colores aún.

Una sonrisa cómplice unió a los presentes.

 

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¿Admirar al artista o a la persona?

rosita.jpgRosita Serrano (1914-1997) fue una cantante y actriz chilena de gran éxito en la Alemania Nazi, llegando a ser conocida como Die chilenische Nachtigall (El ruiseñor chileno). Mantenía una muy buena relación con la prensa nacionalsocialista, participando en varios recitales y ceremonias del Tercer Reich. Se ganó el afecto de Adolf Hitler y fue la musa del ministro de propaganda Joseph Goebbels y otros dignatarios. Después de la Guerra siguió cantando por el mundo. Hasta que en 1991 volvió definitivamente a Chile. En el aeropuerto fue recibida por Pinochet, quien confesaba ser un gran admirador suyo.

Dicen que era muy buena cantante. No lo dudo, pero no creo que yo, si hubiera vivido en su época, hubiese sido su admirador, su seguidor.

Y ese es el punto sobre el que quiero reflexionar.

Cuando un o una cantante (pueden ser artistas de cualquier modalidad, pero prefiero usar el ejemplo de cantantes, ya verán por qué) a uno le agrada, pero se entera de que como persona ese o esa cantante es pedófilo(a), es fascista, es terrorista, es asesino(a), o apoya a una dictadura, o incita al odio, etc., ¿uno sigue consumiendo, disfrutando, sus canciones?

No es fácil. Por ejemplo, no soporto a Silvio Rodríguez por su historial como persona y en parte como compositor, pero sus canciones de amor me gustan, aunque jamás compraré un disco de él o pagaré para verlo en un recital.

Tampoco iría a ver Los Huasos Quincheros, a Patricia Maldonado, ni a otras figuras que apoyaron abiertamente a Pinochet. No puedo, se me revuelve el estómago.

Lo mismo me sucede ahora al ver una cantante famosa incitar al odio y la destrucción, porque una cosa es apoyar a las demandas sociales como lo hacemos casi todos, pero otra cosa es decir públicamente (cito textual, sin sacarla de contexto): “si tengo que ir a quemar un supermercado que me ha robado toda la vida, para exigir lo que me ha correspondido por un derecho básico, yo lo hago”.

No mencionaré lo otro que dijo, solo me referiré a esa frase que revela un profundo odio. Y tampoco vale la pena analizar la frase, porque es tan obvio, por ejemplo, que si cree que un supermercado le “roba”, lo mejor es no ir a comprar ahí. Y entonces que vaya a comprar a locales más chicos, pero, ¡oh! ¡También sus amiguitos incendiaron y/o saquearon esos locales chicos! ¿Dónde comprará entonces sus alimentos la cantante? Pues a los supermercados de México, etc., la pobre.

En fin, yo me perjudicaré de nuevo en ese aspecto, porque nunca jamás asistiré a uno de sus conciertos.

No puedo con las personas (sean cantantes o no) que incitan al odio. Ya estoy hasta el último pelo de los terroristas-delincuentes que destruyen mi país.

 

Nota: por favor, si no está de acuerdo conmigo, comente con argumentos y respete y no sea vulgar. Y otro favor: ésta reflexión es sobre esta cantante y el problema de gustarte un artista, pero no la persona, así que no me hablen de derechos humanos (yo estoy en contra de la impunidad de los que lo cometen), de la Constitución (estoy de acuerdo que hay que cambiarla), de las demandas sociales (yo las apoyo), o de otros temas que son para otras reflexiones. Gracias.

 

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Dibujos y mensajes de Pelalectores de Iloca, Chile

aaaaaaaaaaa.jpgEn la visita y presentación de mi Concierto Lector en el Colegio Dr. Manuel Avilés de Iloca, de la Región del Maule, entre tantas cosas lindas que vi y viví, estuvo esta: el profesor de arte del Colegio les entregó a cada alumno de segundo y tercero básico, un dibujo de mi personaje Pepito (imagen creada por mi hijo Alex), para que las colorearan y a la vez escribieran una nota para mí (algunos le escribieron al personaje Pepito ¡qué ternura!), o simplemente un chiste de los libros que les haya gustado mucho, ya que la gran motivadora y bibliotecaria Verónica Canales, les había leído mis libros y ellos los habían sacado entusiasmados de la Biblioteca y así compartieron también en familia con los chistes de Pepito.
Pues me regalaron un libro anillado con esos dibujos y los acabo de fotografiara para subir aquí. También saqué algunas de sus notas (porque no se pueden leer bien).

Mil gracias a todo esos Pelalectores y sus profes y padres!!
Estoy feliz!!

"Como familia estamos muy agradecidos de que desde pequeños a nuestros niños les inculquen el inmenso valor que tiene la lectura en nuestras vidas". Familia Gamboa.

"Querido Pepito. te quiero mucho porque eres lindo y tus cuentos también Me gustaría poder escucharte tocarla flauta y también que me enseñes a usarla". Maximiliano.

"Hola, Pepito: ¿Cómo estás? ¿Estás bien o estás mal? ¡Quiero que hagas otro libro, por favor!" Leandro.

"Darle un gran saludo al gran escritor Pepe Pelayo por sus lindas y entretenidas escrituras". Jorge.

"Buenos días, Pepe Pelayo. Me gustaron mucho tus cuentos, tus historias y tus gracias". Thiare.

"Hola, Pepe Pelayo, te digo que tus libros son muy chistosos, los leo en familia, solo, lo malo es que voy a estar ausente el día que vienes a nuestro colegio. Pero mis amigos te van a dar una cálida bienvenida". Abraham.

"Pepe Pelayo, quiero conocerte".Leandro David.

"A mí me gustan los libros de Pepe Pelayo porque son chistosos y divertidos". Pascal.

"Hola, Pepe Pelayo,tus libros son muy divertidos y espero que sigas haciendo más libros.Suerte, eres divertido". Trinidad.

 

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Cuentos serios de bufones #5

descarga_32.jpegÉrase una vez, hace poquísimos años y en un lugar muy cercano, un Reino enfrentado a otro, a punto de comenzar una guerra por unas tierras limítrofes.
Defendiendo a su Rey, miles y miles de soldados de infantería con sus armaduras, blandiendo ballestas, escudos y espadas, se colocaron en formación de cuadros sobre una colina y detrás, la caballería con lanzas y sables. Del otro lado del valle, casi a modo espejo, se ubicó el otro ejército enemigo de igual poderío.
A una señal, ambos comenzaron a avanzar para encontrarse en el mismo centro del valle. A unos metros de distancia las vanguardias se detuvieron para esperar la orden de los respectivos Generales y lanzarse finalmente a la batalla mortal.

Pero para sorpresa de los miles de guerreros y sus jefes, se adelantaron los bufones de cada Corte y comenzaron, a viva voz, a discutir falsamente e ironizar, burlándose de los defectos de cada Reino y de esa manera develar las estúpidas razones que llevaron el conflicto hasta ese punto. Y aquellos miles de rudos hombres comenzaron a reír a carcajadas de las palabras de los bufones.
Fue tanta la risa que a los soldados se les fue el odio que le inculcaron sus jefes para «levantar la moral», como siempre hacen, decidiendo que no valía la pena luchar y menos arriesgar sus vidas por cosas tan risibles. Entonces los Reyes se vieron en la necesidad de suspender el estado de guerra y usar las tierras del litigio en beneficio común.
Y desde aquel día, a causa de los bufones, reinó la paz por lo menos hasta ayer, según supe de uno que vino de allá.

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