Los políticos de derecha y sus simpatizantes, piensan que los humoristas son de izquierda, porque se ríen de sus posiciones conservadoras ante el aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual y otros conceptos por el estilo; o porque defienden las posiciones de poder de empresarios corruptos y discriminadores, o de la rígida y retrógrada religión, etcétera.
Pero las cosas han cambiado y los políticos de izquierda y sus simpatizantes, ahora ven asombrados que son víctimas de la risa también, porque la corrupción los alcanzó públicamente o porque ahora son más totalitaristas, por ejemplo.