Para mí, el racismo y la xenofobia –entre otras mala yerbas-, es fruto de la ignorancia. Cuando veas a una persona odiar a otra porque el color de su piel no es el de ella, o su nacionalidad no es la de ella, estamos ante la presencia de un total ignorante, aunque se haya leído mil libros o haya visitado mil museos. Se puede ser ignorante y culto a la vez. Porque conceptos como razonamiento, ética, etc., no corren por el mismo carril del saber quién es el director de tal película, en cual género escribe tal autor, o quién descubrió tal invento, o qué sucedió en 1879, etc., etc. No es lo mismo ser sabio que ser culto. Culto puede –o pudo -, ser algún dictador que conocemos, un asesino que conocemos.