Lo fundamental que distingue a los humanos, de un ser vivo cualquiera que no piensa, es estar consciente del valor de la vida, del valor del ser humano, sea éste blanco o negro, atleta o discapacitado, hetero u homosexual, pobre o rico, ignorante o genio, de izquierda o derecha, creyente o ateo, etc., etc.
Por lo anterior, los terroristas, en cualquier variante como los ecoterroristas que se adjudicaron el envío de una bomba al presidente del Metro, con ese desprecio a la vida humana, que por el solo hecho de pensar distinto a uno merece la muerte, deben estar recluidos –para mí-, con cadena perpetua y duros trabajos que paguen su encarcelamiento y no tengamos que pagarlo los contribuyentes (no estoy por la pena de muerte, para no ser como ellos).