Sé que en Chile, en Estados Unidos (en español), en Turquía y en Asia en general, por solo poner algunos ejemplos que conozco bien, muchas editoriales están publicando libros infantiles muy malos. Y no se trata de calidad literaria pura, porque entonces quizás hasta mis libros podrían caer en esa clasificación. No, me refiero a libros de narrativa sin dramaturgia ninguna; es decir, contando una historia sin desarrollo ni final.
Pero lo que es peor, con mucho didactismo, con la moraleja directa al pulmón, con la enseñanza valórica como único objetivo y a flor de piel. Es una tendencia fuerte, en serio. Y si a eso le sumamos esas editoriales que publican textos de libros de historia, por ejemplo, y contratan a un(a) buen ilustrador(a) para que sea más “vendible” el libro, es terrible, de verdad. ¡Están menospreciando la creatividad literaria, artística!