Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo
El humor inteligente
En el título de los videos que estoy haciendo últimamente aparece “¿HUMOR INTELIGENTE? ¡NO ME HAGA REÍR!” (como se puede ver en la imagen sacada de mi canal de YouTube), antes del verdadero nombre del video. Evidentemente lo hago para darle unidad a esa serie y para burlarme de mí mismo.
Pero en realidad, ¿qué significa esa concepto?
Hay mucha gente confundida y piensa que “humor inteligente” es aquel que es muy “intelectual”, “profundo”, “culto”, etc., o es aquel que aborda temas “trascendentales” como la crítica política, la crítica social, o conceptos importantes que solo hacen pensar. Error (según mi criterio, claro).
El humor inteligente puede ser el satírico, el irónico, el costumbrista, el absurdo, TODOS!
En síntesis, para mí el humor inteligente es:
-El que hace sentir al consumidor que es inteligente.
-El que es capaz de hacer reír al intelectual y al iletrado a la vez.
-El humor ingenioso.
-El elaborado artísticamente, tanto en la forma como en el contenido.
youtube.com/c/pelayaserias
Cuentos serios de bufones #18
Érase una vez, hace poquísimo tiempo y en un lugar muy cercano, un bufón feliz y realizado de tanto hacer reír al Rey y sus Corte en los palacios, así como a los habitantes de las aldeas del Reino, con su forma inteligente de hacer humor. Pero su vida cambió cuando cierto día el Rey lo llamó a solas.
—Bufón, acabo de recibir a una delegación de sacerdotes, donde me piden que no hagas más chistes sobre ellos, ni sobre la iglesia. Me argumentaron que si el vulgo se ríe de la religión, después no temerán a dios, no obedecerán y se irán al infierno. Los entendí y ya ordené un bando donde prohibo ese tipo de chistes y no solo a ti, sino a todos mis súbditos.
Al bufón le dolió, porque nunca hacia humor para ofender a la iglesia, aunque sí le gustaba criticar los mal hecho por la Inquisición, la corrupción de algunos obispos, etc.. Pero tuvo que acatar, por supuesto.
Al otro día el Rey lo volvió llamar en privado.
—Bufón, hoy tuve una audiencia con los Caballeros de la Corte, porque al enterarse del bando que ordené, también exigen que no hagas chistes sobre ellos, porque si el vulgo se ríe de sus autoridades, no los respetarán y no podrán gobernar bien. Los entendí y ordené un bando donde prohibo ese tipo de chistes y no solo a ti, sino a todos mi súbditos.
El bufón se molestó, porque también dejaría de hacer su sátira a lo mal hecho por muchos de esos Caballeros, sus abusos de poder y otras cosas. Pero no dijo nada, por supuesto. Sólo acatar.
Al mediodía siguiente de nuevo el Rey lo llamó en solitario.
—Bufón, acabo de salir de una reunión con los altos mandos militares. Me pidieron que dejes de hacer también chistes sobre ellos, porque si el vulgo se ríe de la casta militar, nunca podrán imponer el orden, ni obedecerán cuando los enrolen en sus filas, etc.. Yo los entendí, ya que eso puede pasar. Entonces ordené un bando donde prohibo ese tipo de chistes y no solo a ti, sino a todos mis súbditos.
El bufón se enojó y también se entristeció. Cada vez se le achicaba más el campo para hacer su humor satírico. Pero no le quedó más remedio que acatar.
Esa tarde el Rey lo llamó a sus aposentos con urgencia.
—Bufón, los señores del gremio de los mercaderes vinieron a rogarme que dejaras de hacer chistes sobre ellos. Arguyeron que si el vulgo se ríe de ellos, no respetarán el comercio, el valor del dinero, el pago del diezmo, entre otras cosas. Les encontré razón, así que ordené un bando donde prohibo ese tipo de chistes y no solo a ti, sino a todos mis súbditos.
El bufón ni siquiera habló. Salió disparado a caminar para desahogar su ira, pero al final tuvo que acatar, como siempre.
Cuarenta y ocho horas después, el Rey una vez más lo llamó a solas.
—Bufón, he tenido unas cuantas audiencias. Los médicos con sus enfermos y lisiados, las mujeres del pueblo y de la Corte, las prostitutas, los jueces, los campesinos, los niños y las nodrizas, los criadores de animales, los artistas, los brujos y brujas, los magos, ¡hasta los borrachos y los amantes infieles! ¡Todos! Me pidieron que no hagas más chistes sobre ellos. Y argumentaron muy bien, te confieso. Así que he ordenado un bando donde prohibo todo tipo de chistes y no solo a ti, sino a todos mis súbditos.
El bufón quedó paralizado, boquiabierto. Incluso se sintió enfermo. Ya no podía hacer sátira, tampoco ni siquiera humor blanco. Pero no había nada que hacer.
En poco tiempo, en todo el Reino se formaban largas filas de cortesanos en los palacios y de pobladores en las plazas de las aldeas, para que el bufón les hiciera cosquillas. Una nueva necesidad que surgió debido a lo aplastante de la vida en esos lugares
Y desde esa época, los nacidos y criados en ese Reino se les distingue por su pequeño cerebro y su alma simplona.
No se puede complacer a todos
No conozco la clave del éxito, pero se que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo"... Woody Allen.
Exactamente eso me ha sucedido y aún me pasa.
* Cuando comencé a actuar en "La Seña del humor", en Cuba, gente muy cercana me aconsejó que abandonara eso, que me desprestigiaba, que yo era un ingeniero, no un payaso. Pero cuando La Seña tuvo éxito, recibí opiniones de los mismos de que ese era mi camino, que la actuación cómica era lo mío, que lo supieron desde siempre,porque yo era cómico desde la cuba, etc.
* Cuando logré trabajar establemente en la televisión chilena, varios me dijeron que me pusiera a escribir humor más "popular", que bajara mucho el nivel porque eso era lo que el público consumía. Me negué siempre. Y cuando pude "colar" el humor que siempre he hecho, y subió el rating del programa "Pase lo que pase" de TVN, me ascendieron a Director de humor del Área de Entretención y los mismos que me decían aquello, ahora me felicitaban y me sugerían que siguiera ese camino, que ese humor hacía falta en la TV, etc.
* Cuando renuncié a la TV y me puse a escribir libros de humor para niños, varios me dijeron que lo que hacía no era literatura y que escribir para niños era "rebajarse" al ser un género menor y otras cosas. Cuando llegué a ser uno de los escritores infantiles más leídos en Chile y se internacionalizó mi carrera, esos mismos me expresaron su alegría por mí, porque el humor es muy importante para los niños y otros halagos por el estilo.
* Cuando creé los Conciertos Lectores, donde junté mi experiencia teatral con la literaria, más música, chistes, etc., con el objetivo de motivar a leer a través del humor, me dijeron en mi cara que eso era un engendro sin pie ni cabeza, que no podía hacer un show para niños con mis libros, que nadie me contrataría. Incluso me aconsejaban que hiciera una obra de teatro si quería y me presentara como autor "serio y formal aparte, como hacen casi todo los escritores". Los hechos demostraron lo contrario y con creces.
* Cuando comencé a crear fotomontajes humorísticos, más de una persona que también me admira y me quiere incluso, me aconsejó que no perdiera mi tiempo en eso, que no era caricaturista, que eso que hacía era más o menos un meme, no algo elaborado artísticamente y que me sería difícil publicarlos. Pues salen en publicaciones en el extranjero y ya he expuesto en Chile, Miami, Portugal de forma individual y en otros países de forma colectiva. Ahora me dicen que no deje eso, que tengo un estilo, incluso que me dedique solo a eso.
* Cuando comencé a publicar libros para adultos, me cayeron encima esos bien intencionados para decirme que era una disparate desperfilarme tanto, porque ya creé una imagen de escritor para niños. Ahora, al leerme, me felicitan por mi decisión.
* Y por último, cuando comencé hace casi dos meses a subir breves videos donde estoy disfrutando de mi humor actoral y aprendiendo el lenguaje audiovisual para aprovecharlo en función del guión, me está pasando lo mismo.
Ya sé que no tengo que demostrarle nada a nadie. Mi carrera está hecha y me siento realzado. Me refiero al concepto en sí y si lo hago público ahora, es porque sé que le va a suceder a todo el que se lance a la creación, no solo humorística, sino artística en general.
Recordé entonces esa frase con la que comencé.
Así es Woody, no se puede complacer a todos en este mundo.
Y ojalá le sirva a alguien esta reflexión.
Orión y Pipita. Cuento No.5
Cuatro patas para una mesa
—Acaban de entrar a mi baño dos jovencitas, Orión.
—Parecen que vinieron juntas con los dos muchachos que entraron al mío, Pipita.
—¿Vemos qué dicen y hacen?
—¡Mira que te gusta el chisme, Pipita!
—¿Y a ti, no?
—¡Oye, Cómo me dices eso…! ¡Sííí! ¡Vamos a mirar!
—Dale.
—¿Qué ves tú?
—Nada, Orión. Están dentro de los cubículos y en silencio.
—Pues aquí veo a los hombres haciendo fútbol y hablando de pipí.
—Viceversa.
—¿Las mujeres hacen lo contrario?
—No, Orión, te dije que no hablan.
—¿Están peleadas, Pipita?
—No, Orión… ¡dejemos eso!
—¿Dejaremos de ver?
—¡No! ¡Uf!... ¿Pasó algo ahí?
—No, Pipita.
—Parece que hoy no tendremos nada interesante que presenciar, Orión… ¡Espera! La chicas salieron y están lavándose las manos.
—¿Y eso es interesante?
—No, pero sí lo que comenzaron a conversar.
—Aquí los muchachos terminaron y también se están lavando las manos. ¿Y qué dicen ellas, Pipita?
—Algo extraño, Orión.
—¿Hablan en otro idioma?
—Claro que no. Dije extraño porque la rubia le contó a la morena que no está cómoda con Luis.
—¿Querrá que Luis le guarde cosas dentro de ella?
—¿Hablas en doble sentido, Orión?
—No, Pipita. Lo digo porque si quiere estar cómoda y la cómoda es un mueble con gavetas…
—¡Ah! ¿Fue chiste?
—Sí, ji, ji…
—Pues la chica sigue insistiendo que no quiere seguir la velada como compañera de Luis.
—¿Cuál de estos dos será Luis?
—Mencionó que la barbita que se está dejando no le queda bien.
—¡Ah, Luis es el más flaco! Oye, esto se pone bueno, porque el más fuertote le pidió al Luis ese que cambiaran de pareja, porque la suya no le gustaba.
—¡Qué casualidad! ¿Y dijo por qué, Orión?
—Sí, Pipita, dice que es medio beata, que estudió en colegio de monja.
—¿Y eso es malo?
—Y dijo que sin dudas es virgen.
—¿Y eso es tan malo?
—Y dijo que él no está para eso, que él es un macho alfa y lo de él es el sexo.
—Eso sí es malo.
—¿Que lo de él sea el sexo?
—No, que se crea macho alfa.
—¿Es mejor ser macho beta?
—¡No fastidies, Orión!
—¿Sabes? A mí me gustaría ser dominante y viril.
—Me alegro que no lo seas.
—¡Nadie sabe nada en este mundo! Y yo que creía…
—¡Oye! ¡Qué cómico esto, Orión!
—¿Qué pasó?
—La morena le está diciendo a la otra que la gente se equivoca con ella y su pinta de que “no mata una mosca”.
—¿Qué habrá querido decir? ¿Es animalista?
—Bueno, la rubia, como tú, también quiso saber a qué se refería y la morena le confesó que había perdido la virginidad hacía tiempo y había tenido una pila de hombres, que ella era muy liberal.
—¡Mira, tú! ¡Y el fortachón queriendo cambiar!
—¿Y Luis aceptó el cambio, Orión?
—Sí, parece… Espera… Luis no está muy seguro. Bueno, ni de cambiar ni de nada.
—¿Por qué?
—Porque el fuerte le preguntó si le gustaba Margarita, que supongo es la rubia que dices y Luis dijo que no mucho, pero enseguida le dijo que tampoco le gustaba tanto la otra.
—Qué raro, ¿para qué habrá salido con ellas entonces?
—No sé, Pipita, pero el atlético le preguntó si era gay, pero Luis dijo que no creía.
—¿No creía?
—Sí, dijo que en la secundaria le había tocado el pene a un compañero de clases en una medición, a ver quién la tenía más grande y no sintió nada especial.
—¡Pues por aquí se complica también la cosa, Orión!
—¿Por qué, Pipita?
—Es que la rubia acaba de confesarle a su amiga que es hombre.
—¿Quién?
—Ella.
—¿Ella es travesti?
—Así es, Orión. Y dice que le gusta más Luis que Rudy, que debe ser el nombre del fortachón, ¿no?
—Ja, ja…
—¿De qué te ríes?
—Ay, Pipita, el Rudy ese acaba de confesarle a Luis que su alarde de macho dominante y viril era porque le da vergüenza que la gente sepa que nunca ha tenido sexo.
—¿El macho alfa, beta, sigma dijo eso?
—Sí y dijo también que está seguro de que Margarita es tan femenina que le será más fácil ser y parecer bien macho en la cama.
—No se imagina que Margarita es hombre, ¿no?
—Claro que no, Pipita.
—Ni ellas saben que Rudy es virgen ni que Luis es indefinido.
—Ni ellos que la morena es liberal… ¡Ya van a salir los chicos!
—¡Y las chicas también, Orión!
—¿Qué bueno se puso el chisme! ¡El baño nunca nos defraudará!
—No lo parecía al principio.
—Bueno, ¿y…? ¿Qué me dices de esto, Pipita?
—No está fácil ser joven en estos tiempos.
.¿Por qué dices eso, Pipita?
—¡No ves que bien bailan estos cuatro!
—Sí, no dudo que terminen en un pas de quatre ensemble.