Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo
Cuentos serios de bufones #16
Érase una vez, hace poquísimo años y en un lugar muy cercano, un bufón bailando solito en medio de muchísimas parejas en medio del Gran Salón de Palacio, celebrando el cumpleaños del Príncipe Heredero. De pronto anunciaron la llegada de una joven preciosa y el Príncipe, al mirarla, quedó hechizado por la mágica, resplandeciente y hermosa sonrisa de la muchacha. Enseguida la invitó a bailar y así estuvieron toda la noche. Bueno, nada más hasta las 12 en punto de la noche, ya que en ese momento la joven se retiró corriendo. El Príncipe trató de detenerla y ella sólo le sonrió antes de desaparecer, con la misma sonrisa que lo había cautivado.
La tristeza del Príncipe fue enorme. Ni las bromas del bufón pudieron animarlo.
—¿Sabes lo que sí puedes hacer por mí para endulzar mi ánimo, querido bufón? —le dijo el Real Heredero—. En cuanto amanezca ayúdame a encontrar esa sonrisa y cuando le encontremos, me casaré con su dueña.
Así se hizo. Fueron visitando en la Carroza Real, cada casa de cada villa del Reino. El bufón se bajaba a investigar —ya que era experto en risas y sonrisas—, y el Príncipe lo esperaba ansioso en el carruaje. Varios días pasaron de infructuosa búsqueda, hasta que en una bochornosa tarde el bufón entró a una casa, donde vivían tres hermanas con la edad y la altura parecida a la chica de la mágica sonrisa.
El bufón se reunió con ellas por separado. A la primera, le contó varios chistes y en uno la joven sonrió. Entonces recordó en algo la sonrisa que buscaban. Le preguntó por qué había sonreído así con ese chiste y ella le respondió que le encantaban los chistes bien elaborados intelectualmente. Enseguida el bufón captó que su sonrisa era falsa, porque el chiste no eran tan profundo como ella decía.Le fue evidente que deseaba hacerse la “profunda” para deslumbrar al Príncipe.
Con la segunda sucedió algo parecido: se le dibujó en su rostro una sonrisa casi igual a la que buscaban, cuando el bufón le contó un chiste bien vulgar y obsceno. “Es que me encantan los chistes bien populares”, le confesó. “Yo adoro y me identifico con el pueblo”. De inmediato el cómico de Palacio notó la falsedad de la sonrisa, hecha sólo para congraciarse y dar una imagen de ser humano sensible. Ella había confundido lo popular con lo populachero.
Por último, llamó a la tercera y antes de contar los chistes y bromas que tenía preparado, la muchacha sonrió exactamente como la maravillosa sonrisa de la noche anterior.
—¿Por qué sonríes así? ¡Incluso antes de darte motivos! —quiso saber el bufón extrañado y sorprendido—. ¿Deseas impresionarme?
—¡No! —respondió la joven—. Disculpa. Sonreí porque estoy contenta y feliz de tener al Príncipe tan cerca.
El bufón no dudó. La tomó por el brazo y la llevó hasta la Carroza.
Cuando ambos jóvenes se vieron frente a frente, la sonrisa de ella volvió a brotar, desplazando el bochorno de la tarde; volviéndose ésta luminosa, colorida y acogedora de repente.
En silencio, el bufón se sentó arriba, junto al cochero, para no molestar a la pareja.
…Y la Carroza Real se fue perdiendo a lo lejos, por el camino… (escuchándose solamente la incontenible risa del cochero, por supuesto).
Humor y Virus
Mi querido amigo Yin Pedraza Ginori subió un post a su muro de FB relacionado con el humor y la pandemia. Ahí menciona a varios humoristas españoles que dan su opinión al respecto. Después de leer el escrito de Yin me quedé reflexionando y quiero dar mi opinión sobre algunos puntos que creo importante en este polémico tema humor-coronavirus. Trataré de ser breve (lo dudo, porque me cuesta mucho) en aras de los que se aburren cuando tienen que leer más de un párrafo. Por eso sintetizaré ideas en cápsulas.
* El humor no tiene límites. El límite es de quien lo consume. Por lo tanto, se puede hacer humor de esta tragedia y el que le gusta que ría y el que no, que no lo consuma. Y si se ofende, que por las vías que ofrece la democracia proteste y hasta demande si así lo estima.
* Por lo anterior, sin dudas todo depende entonces del humorista, del tacto y el buen o mal gusto que tenga, sin contar el talento, claro. Se puede hacer un chiste que ofenda, es legal pero no ético quizás. Por lo tanto, el público inteligente irá valorando a cada humorista que aborde el tema, para continuar siguiéndolo o no. Con las redes sociales, ahora cualquiera puede hacer humor y ese es el peligro, porque sí lo pueden hacer y tienen derecho hacerlo, pero por ello les damos la posibilidad que se expresen los mediocres, los malaleches, los sin talento, los ignorantes, los confundidos y todos ellos son los que les dan mala fama al humor. Hay que saber distinguir entre ese producto fallado y el de los buenos profesionales. Y a veces el público no está capacitado para ver esas diferencias.
* El humor negro es sano, es terapéutico si se hace bien. En tiempos de crisis, de tragedias, tiene que existir para sanear nuestra mente, para evadir, porque vivir más de lo normal con emociones negativas es muy dañino. Y el humor te “desconecta” de esa realidad. El humor desdramatiza, se enfrenta a los miedos, es una medicina para el dolor.
* Pero hay que tener tacto, como dije. Miren esto que publiqué en mi libro “El chiste”: un estudio ha mostrado que los chistes sobre la tragedia del Challenger surgieron unos 17 días después del accidente. El autor del estudio, Bill Ellis, de la Universidad del Estado de Pensilvania, clasificó los chistes sobre el Challenger por fecha y lugar de aparición. También estudió otros, por ejemplo, los surgidos después de la muerte de la princesa Diana de Gales, los cuales tuvieron un periodo de latencia más corto. Y el de los ataques terroristas del 11-S, que comenzaron a hacerse públicos en un tiempo mucho más largo. Eso significa que cuando la tragedia aun está fresca, es muy difícil reírse, por razones lógicas. Ante el drama, lo emocional (la compasión, por ejemplo), predomina, e inhibe la risa. Eso lo dijo Henri Bergson en su libro “La Risa” en 1900. Pero pasado un tiempo prudencial el ser humano necesita evadir, “desconectar” del asunto o se enferma. Resumen: el humor sobre la pandemia que vivimos es básico, fundamental que exista.
* Pero, ojo, no todo el humor que necesitamos es el que tiene como tema central la tragedia del virus en este caso. Para funcionar como terapia no es imprescindible que nos riamos de lo relacionado con lo que produce este flagelo. Está muy bien que nos riamos del uso de las mascarillas, del acaparamiento de papel higiénico, del trauma de la prolongada cuarentena, etc., pero también es positivo reírnos con los Hnos. Marx, con Chaplin, Monty Phyton, Cantinflas, etc., por poner algunos ejemplos muy conocidos de otros tipos de humor y otros contenidos. Es que muchos humoristas y críticos se confunden y piensan que sólo existe el humor de burla ácida, o el humor contingente, o el humor de crítica, o como quieran llamarle. Amigos, el humor que sólo divierte y el que divierte y hace pensar, también lo encontramos en el humor irónico, el costumbrista, el absurdo, el blanco, etc., etc., y que son tan o más importantes que el que nos ocupa. En este punto toco también a los que plantean que el humor de estos tiempos ha cambiado. ¡Falso! El humor no ha cambiado, el que ha cambiado es el ser humano (¿o sólo han cambiado algunos sectores?). Este punto es dudoso y debatible, porque manipular principios de moda o no consumir tal humor “porque así lo dictan los ideólogos”, no es un real cambio. Por eso digo que el humor no ha cambiado. El humor es bueno o malo en cualquier época. Por eso la gente sigue repletando los teatros a ver a Les Luthiers, Tricicle, etc.., que no hacen ese humor que desean algunos.
* Y por último, a los detractores del buen humor: en la inmensidad del mar, en el infinito de los cielos y en las tinieblas y luces de los tiempos y los espacios, siempre estará presente el humor. El hombre muere, el humor es inmortal. Va a durar más que las cucarachas, así que no se hagan ilusiones.
* No necesariamente tengo la verdad, así que pueden contradecirme. Gracias.
Mi opinión: La Parca no entiende de chistes últimamente
No deseo alarmar a mis colegas, pero me acabo de dar cuenta de lo siguiente: Con mi hijo Alex llevamos varios años trabajando las efemérides en nuestro Boletín Humor Sapiens que sale mensualmente y en ese tiempo hemos cuantificado con pena, los fallecimientos de los humoristas. Por esa razón, estoy tristemente sorprendido con lo que está sucediendo en este mes de abril. Sólo llevamos un tercio del mes y ya han muerto 6 colegas. Esa es la mayor cifra que hemos tenido en un mes entero y se ha dado una sola vez en estos 6 años y medio de vida de humorpaiens.com
Esperemos que no se rompa el record mensual.
Y aclaro, no todos los miembros del gremio fallecidos ha sido a causa del coronavirus.
Homenaje póstume entonces a:
Quique, humorista grafico colombiano
Mago Montty, humorista escénico español
Lucero Gómez, humorista escénica y audiovisual colombiana
Francisco Antonio Munguía, humorista gráfico costarricense
Mort Drucker, humorista gráfico estadounidense
Gus Rodríguez, humorista escénico y audiovisual mexicano
Nota 1: Si ven a la Pelona por ahí, por favor le dicen que no se moleste en venir a buscarme, porque no pienso irme con ella por ahora.
Nota 2: La foto es de mi libro “Humor de vida o muerte”. (Aprovecho para agradecerles a los amigos que lo han adquirido y agradecerles también por sus mensajes comentándomelo).
#quedateleyendoencasa
¡¡Atención!! ¡Se agudiza la crisis en el mundo debido al confinamiento!
* Desde que se anunció la cuarentena, miles y miles de personas se lanzaron a las librerías y bibliotecas para abastecerse de libros. Por tal motivo el gobierno tuvo que tomar medidas con los acaparadores, racionado las compras o préstamos a solo 5 libros por personas.
* Entre las ordenanzas emitidas por las autoridades destacan que sólo se permitirá circular por las ciudades, durante la cuarentena total y los toques de queda, a los esenciales trabajadores relacionados con el libro.
* Solamente se emitirán salvoconductos para visitar librerías y bibliotecas una vez al día y por 2 horas.
* Se puso en práctica la polémica medida de aplicar altas multas y hasta penas de privación de libertad a los que pillen viendo programas de reality en la TV o escuchando reguetón en vez de leer.
¡Salgamos más sabios y cultos de esta crisis!
#quedatencasalenyendo
Ministerio de RIsalud
De nuevo una reflexión sobre lo que nos ocurre
Hoy hablando con mi hijo reflexionamos sobre lo que nos están pasando. Mueren miles de seres humanos a diario. Claro, alguien podría decir que también mueren más por accidentes, por infartos, o cáncer, etc. diariamente. Es cierto. Pero no podemos hacer mucho más de que lo que hacemos para evitar estas últimas muertes o es muy difícil hacer algo, porque lleva más tiempo y esfuerzo. Sin embargo, sí podemos hacer más para evitar las muertes por coronavirus.
A mí me aterra cuando leo o escucho expresiones de alivio cuando las cifras bajan en un país de 700 a 500 muertos por día. ¿Cómo es posible eso? ¿Nadie dimensiona lo que significa la muerte de una sola persona? ¿No les provoca nada que en un país mueran 500? Amigos, es una masacre, estamos sufriendo un tipo de holocausto. Por eso…
-Me indigna que haya autoridades irresponsables en el mundo que no se preocupen y ocupen de proteger a los suyos. No importa que tomen decisiones estratégicas equivocadas, ya que nadie tiene la verdad de cómo enfrentar esta pandemia, pero que demuestran que trabajan y se esfuerzan por cuidarnos y salvarnos.
-Me duele que haya autoridades que priorizan lo económico sobre lo humano, sólo con el objetivo de mantenerse en el poder.
-Me molesta que los políticos de oposición obstaculicen lo que hacen los gobiernos. Y hablo del color político que sean, porque así está pasando en el mundo. (En España la oposición es de derecha y sólo se ocupa de acusar y no de ayudar. En Chile sucede lo mismo, pero con políticos del otro bando). Amigos, es fundamental que dejen sus peleas mierderas de poder para después y ahora nos unamos todos para armar frentes comunes en esta guerra contra el virus. Es importante que no pierdan tiempo y esfuerzos en temas políticos que sólo les interesa a ellos y ocupen todo su tiempo en combatir este flagelo.
-Me enoja que los civiles no obedezcan las medidas que implementan para nuestro beneficio y cuidado. Que haya gente que siga haciendo fiestas en sus casas o en otros lugares, que haya gente que salga a la calle sin autorización, o guías espirituales que siguen oficiando con sus feligreses (de cualquier religión), etc., para mí deben enjuiciarlos por posible homicidios, porque sabemos que pueden contagiarse y llevar a sus casas el virus y contagiar a sus familiares, quizás de alto riesgo. Pero peor es ver cómo hay gente desquiciada y/o mala leche, que aún sabiendo que están contaminados salen a la calle sin importarles contagiar a otros. Y “más peor aún” he visto a gente contagiada que les escupe a trabajadores de salud o a agentes del orden con la intención de contagiarlos. A esas personas las enjuiciaría por intento de homicidio, y si después se verifica que hizo real daño, enjuiciarlos por homicidio derechamente, porque son asesinos sin duda.
-Es doloroso y frustrante ver cómo en ciertas comunidades (edificios, etc.), se discriminan a los trabajadores de la salud, porque “pudieran estar contagiados y traen el virus a sus vecinos”. En vez de tomar medidas sanitarias y apoyar y agradecer a esos trabajadores que arriesgan sus vidas por nosotros, les hacemos daño. Es increíble. Se pierde el sentido humano. Estas situaciones extremas sacan lo mejor y lo peor de nosotros. Sabemos que es parte del diseño humano y eso no va a cambiar nunca.
Pero no quiero ser pesimista, por tal motivo deseo sensibilizar a los que me rodean para que hagamos las cosas correctas.
Anoche a las 9 pm salimos a nuestros balcones a aplaudir a los trabajadores de la salud y a cantar la versión de “Sobreviviré”. Fue emocionante, como siempre. Quiero quedarme con esa imagen.
Por favor, cuidémonos más entre todos.
NOTA: Ojo, no abandone la salud mental en las cuarentenas. Es muy peligroso eso también.
Como saben, yo creo en el humor como terapia. Es mi mejor consejo. Hago lo posible por colaborar.