Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo

Humor de vida o muerte II

epi_0_0.jpgTres epigramas para reírnos de la vida y tres epitafios para reírnos de la muerte. Pero sin escarnio, sin sacrilegio.

EPIGRAMAS

1

Si sube el precio del agua y la luz,
cuidado, se acerca tu waterlú.
 
2

De un poderosísimo Bank me expulsaron

y tar-jeta non grata me declararon.

 

3

Tanto por las leyes del comercio

como las de la condensación,

por mucho que le suban su precio,

siempre el hielo está en liquidación.

 

EPITAFIOS

I

Aquí yace Juan Baeza.

Su carácter lo mató.

Le cortaron la cabeza

a la altura de los codos,

y él se indignó de tal modo

que se dio un tiro y se ahorcó.

 

II

Aquí yace Garmendía

que fumó y fumó hasta un día.

 

III

En este penoso panteón

descansa un muerto de hambre.

(Le hicieron una transfusión

y la pagó con su sangre).

 

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La pata coja de los artistas

aaaa1.jpegEscogiendo las fotos de la Barcelona de Gaudí que visitamos el año pasado para subirlas a mis redes, me vino a la mente algo que se convirtió en reflexión y deseo compartirla ahora con ustedes.
Disfrutando al gran Gaudí en su Parque Güell, en La Pedrera, en la Sagrada Familia, etc., me pregunté “¿Y si este gran arquitecto no hubiera conseguido financiación para hacer esas “orgías mentales” que son sus obras? Pues no podríamos gozar ahora esas maravillas.

Por lo tanto, no basta con ser un genio, con tener un enorme talento, para materializar las ideas, ¿no es cierto? No invento el agua tibio con esto. Pero que sea obvio el asunto no significa que no haya que pensar sobre ello.

Pues de ahí pasé a recordar la cantidad de pintores, escritores, actores, músicos, bailarines, escultores, guionistas, cómicos, y otros artistas, que se ha perdido La Humanidad por no contar ellos con esa otra parte que se necesita.
Pensé en la cantidad de actores y realizadores que han existido y existen en Latinoamérica, por ejemplo, que no han triunfado como se debe porque no nacieron cerca de Hollywood. Yo no tengo dudas de que muchos de ellos hubieran desplazado por su gran talento a unas cuantas “celebridades” que conocemos.
Conozco a genios en el campo de la composición musical que son desconocidos, o casi, porque nunca han encontrado un representante, un productor. Grandes cantantes e instrumentistas que terminan sus vidas en las discretas noches bohemias, o presentándose para élites nocturnas, en vez de estar sus nombres en marquesinas de grandes Salas, o sonando en la radio, saliendo en la TV, etc.
Conozco escritores que merecen tener un mayor reconocimiento que el que poseen muchos autores de best sellers y tienen que estar soltando el hígado con tal de publicar una de sus genialidades. Y cuando tienen la suerte de lograrlo, por mediocridades, o burocracias, o intereses malsanos, el libro queda dentro de una caja en una bodega, porque no se promociona o distribuye bien.
Conozco a varios excelentes humoristas en el mismo caso. Se consumen en lugares pequeños, o tiene que cambiar su ingenioso humor por el vulgar, o la agresiva burla con tal de tener un trabajo. Y cuando no, terminan sus vidas en otro oficio u ocupación. Y eso sucede mucho también en los que van a vivir a otro país. Yo he tenido mucha suerte, pero sé de colegas que por su calidad creativa han merecido un mejor trato. Y no olvidar a la buena cantidad de humoristas gráficos que no pueden publicar sus obras, porque no tienen un nombre conocido. Y lo loco es que para tener un nombre famoso tienes que publicar primero, ¿no?
Por otro lado, los artistas no sabemos vendernos, en su mayoría. Lo sabemos. Esa parte es producto de otro tipo de talento.
Y ojo, no estoy pensando en el artista mediocre, el populista, el populachero, que está bien que exista en su ámbito para cubrir otras necesidades sociales, quizás. Pero es injusto que esos malos creadores tengan más y mejores reconocimientos y los realmente buenos, no. (Quién define qué es bueno o malo en un campo tan subjetivo como es el del arte, es tema para otra reflexión).
En fin, para que un artista trascienda debe tener talento de sobra, sin duda alguna; pero sin alguien que le tienda la mano, en cuanto a promoción y financiación, etc., jamás podrá concretar sus increíbles y “locas” ideas, como hizo Gaudí.

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Humor de vida o muerte I

epi_0.jpgTres epigramas para reírnos de la vida y tres epitafios para reírnos de la muerte. Pero sin escarnio, sin sacrilegio.

EPIGRAMAS

1
Sembrar unos metros de trigo
no quiere decir que sabes trigonometría.

2
En este papado, las monjas avanzan
convento a favor.

3
Hay quien cree que puede humillar
con hunmillar de dólares.

EPITAFIOS

I
No sé por qué piensas tú
que te odio tanto yo.
Yo sólo pienso que tú
debes estar donde yo.

II
Lo peor de mi cuerpo yace aquí,
porque en vida di lo mejor de mí.

III
No pise el huésped

 

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Efecto Dunning-Kruger

aaaasqw.jpgSi una persona ignorante es peligrosa, peor es la ignorante y creída.
Hoy estuve leyendo sobre el efecto Dunning-Kruger.
David Dunning y Justin Kruger ganaron en el año 2000 el Premio Nobel por sus investigaciones sobre esta parte de la psicología.

Ellos se dieron cuenta de cómo abundan las personas que creen saber más de algo, cuando en realidad saben menos. Gente que no están conscientes de la cantidad de cosas que no saben, ni en las que se equivocan.
Sus investigaciones se basaron en ámbitos muy relacionados entre sí, como la gramática, el razonamiento lógico y el humor. Precisamente por el humor es que llego a este estudio.
Por experiencia, me he fijado tanto en ciertos públicos, como en ciertos humoristas (o supuestos humoristas) que tienen este efecto (o defecto, más bien).
No sabe usted cómo me duele ver a esos colegas pararse ante un micrófono o ante una cámara a mostrarle al resto de la Humanidad que él sí sabe de lo que habla, que hay que seguirlo, que su destino en esta vida es abrirles los ojos a todo el mundo incauto que no están a su altura.
Sin dudas, estos supuestos humoristas “padecen” el efecto Dunning-Kruger. Porque están convencidos de que todo lo que saben es lo que realmente hay que saber.

Y lo que realmente hacen –lo respalda esta investigación científica-, es convertirse en personas con pensamientos muy cerrados, que rechazan nuevos conocimientos e imponen ideas erróneas. En otras palabras, se creen liberales y en el fondo son muy conservadores.
Por ejemplo, es muy fácil decir en público que tal político es pésimo y recibir la risa y el aplauso fácil, porque sabemos que eso casi siempre es cierto. Y es muy fácil también decir una solución burda, o tonta, naif o absurda para resolver un problema social que existe de verdad. Y el público reirá y aplaudirá apoyando esa aparente buena o ingeniosa idea.
Pero esos humoristas son incapaces de estudiar a fondo los reales problemas, que son mil veces más complejos que lo que aparentan ser. Sin embargo, a esos colegas no se les puede decir nada, porque se creen dioses omnisapientes y jamás admitirán su ignorancia.
Y con los distintos públicos sucede igual. Para la mayoría un chiste es malo porque no le dio gracia a ellos. Pero no se preguntan por qué el mismo chiste hace reír a otra gente. ¿No significa entonces que debemos dudar de nuestro sentido del humor? ¡NO, ATRÁS SATANÁS!!! Casi nadie es capaz de admitir que no tiene sentido del humor, ni que su sentido del humor no está tan desarrollado. Muchos creemos que el humor que me hace reír es el único humor que existe, o que es el único realmente bueno. Según esas personas, los otros tipos de humor no valen la pena, es para gente… y ahí comienzan las descalificaciones para los que no consumen el humor que les gusta a ellos.
La investigación de estos dos laureados científicos también dieron resultados palpables al estudiar a gente con este efecto y que poseía poca comprensión lectora. Otro punto que me interesó, porque todo está relacionado como dije. Gente que no entiende lo que lee y comienza a opinar sobre el escrito como si supiera más que cualquiera del asunto.
Son patéticos. ¡Y cómo abundan!, repito.
Para eso el único antídoto es la humildad, pero escasea demasiado.
Las personas deben de estar conscientes que todos cometemos errores y que eso no es algo negativo. Los errores nos sirven para que se conviertan en aprendizajes y así tener menos probabilidades de equivocarte y seguir en lo mismo.
Hay que estar conscientes del efecto Dunning-Kruger y dejar siempre un espacio para la duda y para dar lugar, a admitir y abrirse, a diferentes maneras de pensar y hacer las cosas. Asimismo, siempre respetar a los demás y aunque estés muy seguro de tu opinión, no debes de intentar imponerla.
¿Por qué es tan difícil practicar eso? Que mis amigos psicólogos opinen (también mis "amigos Dunning-Kruger" que pasen por aquí).

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Videolectura de "Dos posibilidades"

 

 

A todos los profesores de enseñanza básica (sobre todo a los que están impartiendo teleclases); a las bibliotecarias también y sin dudas, a los padres y demás adultos que están en contacto con niños.

En este video leo uno de los cuentos que aparecen en el libro "Cuentos de Ada". Se me ocurrió hacerlo porque un buen número de profes me escriben por tener ese libro en los Planes Lectores en sus centros educacionales. Espero que les guste a ustedes, pero -por supuesto-, principalmente a sus chicuelos. Suerte, éxitos y a seguir cuidándose!!

 

Cuentos serios de bufones #19

aaabcbcaaa.jpgÉrase una vez, hace poquísimo tiempo y en un lugar muy cercano, un bufón haciendo reír a todos en Palacio, cuando de repente entra al Salón el Ujier para informarle al Rey que frente al escenario de la plaza pública destinada a obras de teatro, estaba punto de desencadenarse una gran reyerta entre dos familias nobles de la Villa, ambas con sus respectivos siervos bien armados. Enseguida el Rey envió a un Mariscal con sus hombres a resolver el conflicto.  Con la seguridad de que conseguiría la paz, el Rey le pidió al bufón que siguiera deleitándolos con sus ocurrencias. Y eso hizo el aludido. Volvió a hacer reír a todos con sus chistes, imitaciones, monerías, sus sátiras e ironías.

Pero al rato fue interrumpido con la abrupta llegada del Mariscal para informarle al Rey que hizo lo posible, pero ambos bandos en disputa se les enfrentaron, ya que querían pelear de todas formas. Y él y sus hombres se vieron superados.
Entonces el Rey mandó a llamar a su General y lo envió con la Guardia Real a disolver como fuera aquella grave situación.
El bufón fue de nuevo requerido para hacer disfrutar de su repertorio a los presentes. Y en eso estaba cuando de pronto las puertas del Salón se abrieron con violencia, haciendo su entrada el General. Su noticia, como su expresión, era sombría: no pudo convencer a los contrincantes. Y cuando decidió usar la fuerza, fueron superados por ellos.
El Rey no podía creerlo. Además de reprender con dureza a su Mariscal y a su general, solo se le ocurrió ir él en persona y tratar de disolver el conflicto.
En ese momento el bufón pidió ir él a solucionar el problema y que nadie lo acompañara. Se produjo una explosión de risa. Y el Rey le respondió que si el mariscal y el general con sus hombres no habían podido, cómo un simple cómico podría hacerlo. Pero el bufón insistió, dio con firmeza que rea en serio y el Rey tuvo que ceder y permitir que fuera.
El bufón llegó a lugar de la inminente batalla, situado frente al escenario donde momento antes se iba a representar una conocida obra.
El ambiente estaba denso. Es que ambas familias rivales se odiaban a muerte desde hacía mucho tiempo y algo había sucedido con un hijo de uno y una hija de otro.
El bufón entonces comenzó a conversar con los dos cabecillas en discordia. Se produjo un profundo silencio, porque se sabía que si no funcionaba esa mediación ya era el momento del sangriento enfrentamiento.
Pero de repente se produjo algo inesperado. Los enemigos mortales comenzaron a reír y a reír. Eso contagio a todos y ya fue imposible controlar un ambiente festivo, llegando incluso a la camaradería.
Los actores de la obra se subieron al escenario a aplaudir y el director-escritor gritó: “Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada”.
Al bufón le encantó la frase y se acercó al hombre con su mano extendida. “¿Cómo te llama?”, le preguntó. “Williams Shakespeare”, le respondió el artista. “Te veo un gran futuro”, dijo el bufón, entre la risa de todos.

Foto: Hap Henriksen - Smack Thickwit

 

 

 

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