Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo
¿Cómo bloquear en facebook a lo peor de las redes sociales?
Si alguien sabe –antes de pedírselo a Facebook-, cómo se bloquean o eliminan los elementos que me tienen hasta el último pelo en las redes sociales, que me lo enseñe, por favor.
Dichos indeseables que pululan en el ciberespacio son (por orden alfabético):
Censura (más destrucción de imagen)
Discriminación (incluyendo la positiva).
Extremismo (religioso, político, feminista, etc.).
Gravedad (más hiperseriedad, seudosolemnidad y tristeza)
Ignorancia (sobre todo cuando no se reconoce)
Odio (más resentimiento)
Oportunismo (más doble moral)
Racismo (más xenofobia y clasismo)
Violencia (física y psicológica)
Vulgaridad (más chusmería y grosería)
No soy perfecto, por supuesto, pero rodeado y/o atacado por esos elementos jamás mejoraré.
Y si alguien se siente aludido, que me bloquee o elimine, por favor.
El humor en la literatura infantil (No.5). Las situaciones
Analizar las “situaciones” es entrar “al área chica” en la creación de la narrativa.
Hasta aquí sólo hemos visto los puntos donde puede aparecer el humor, pero en aspectos bien generales. Así que es el momento de abordar lo más “concreto”.
Para crear una historia con humor, se deben cumplir ciertos pasos. Después de decidir la idea de la historia; es decir, el argumento, más decidir también qué formas de la narrativa usar, de escoger el género literario, el tratamiento del lenguaje y del contenido según las edades y también después de seleccionar el tipo de humor más conveniente, entonces y sólo entonces podemos pensar en crear las situaciones.
Veamos. Decidido todo lo anterior, hacemos una pauta, una escaleta, para guiar la creación y pasar claramente por la exposición, el desarrollo y el final, como sabemos.
Ahora, a trabajar la escaleta. Un ejemplo: en el libro Ada y su Varita, Adalberto, en su calidad de “investigador privado” del crimen de un gato:
Entra sigilosamente en una casa y dos hombres lo atacan.
Después de varios intentos logran atarles las manos y acostarlo en una cama.
De inmediato, pensando que con el niño vienen otras personas, aseguran la puerta de entrada.
Acto seguido interrogan al niño para sacarle información de para quién trabaja, etc.
Entonces terminan haciéndose amigos todos, los hombres se duermen y Ada se va.
En ese capítulo de la historia nos encontramos cinco situaciones (delimitadas y enumeradas). Como se ve, le llamamos “situaciones” a escenas dentro de una misma secuencia, usando términos cinematográficos.
¿Cómo entra el humor en este punto? En el ingenio y la creatividad que tenga el autor para “inventar” cada situación. Sin que se evalúe si es buena o mala la situación creada, tomemos uno de los ejemplos anteriores. El No. 4. Cuando a Ada lo van a interrogar. Hay muchas variantes para describir eso. O le pegan al niño, o lo amenazan y lo presionan mucho. Lo amarran más, o le enseñan un animal feroz, o le pasan un video de niños presos y puede haber cientos de ideas más para contar cómo logran que Ada hable. En el libro, en tono humorístico, aparece uno de los delincuentes pegándole un martillazo en el dedo a su compinche para hacer hablar al niño y amenaza con darle más, pero Ada no soporta ver eso y habla. Ojo, hay mil variantes para crear esa situación, se decidió por esa y puede que no haya sido la mejor, pero humortiene, ¿no es cierto?
Es obvio que al crear situaciones se puede usar todo tipo de humor, chistes, personajes caricaturizados, equivocaciones, exageraciones, absurdos, etc.
A continuación, un fragmento del capítulo que acabamos de analizar, extraído del libro Ada y su Varita, de la Editorial Alfaguara Infantil.
“… No veía nada, sin embargo noté dos bultos grises que pasaban por el aire, muy cerca de mí, en direcciones contrarias. Incluso sentí que me rozaron levemente. Acto seguido se escuchó un ruido como de objetos cayendo desde dos puntos opuestos de la habitación.
No podía moverme del miedo. Ni siquiera gritar para pedir ayuda, porque de mi garganta no salía ni un balbuceo.
Transcurrieron varios segundos, que para mí fueron horas. De pronto se encendió una lamparita en el suelo, que quizás estuvo sobre el velador antes de la caída de los bultos. Con el rabillo del ojo divisé a un hombre incorporándose y quitándose de encima algunos objetos y sacudiéndose polvo y telarañas. Sin mover la cabeza miré de igual forma hacia el lado contrario y vi, en la penumbra, a otro hombre saliendo, entre ropas y zapatos, de un ropero.
Como si se hubieran puesto de acuerdo, ambos saltaron sobre mí después de un grito intimidante. Uno siguió de largo y cayó, sin rozarme siquiera, en el mismo ropero. Pero el que venía desde allí logró asirme a duras penas por un brazo y caímos a la largo en la cama.
Todo había sido tan rápido que no sabía qué hacer ni qué pensar.
En cuanto se recuperó el que aterrizó entre las ropas y los zapatos, fue en auxilio de su compañero que se había dado un golpe en la cabeza contra el respaldo de la cama. Entonces ambos me metieron un trapo en la boca y me colocaron un casco de motociclista en la cabeza, dejándome acostado sobre una sobrecama algo sucia.
Encendieron todas las luces.
Entonces comenzaron a pasearse por el dormitorio.
-¿Qué hacemos, Chuncho? –dijo el pelado a rape. Un joven sin camisa y con los dos dientes de adelante parecidos a los de un castor.
-No sé, Indio –respondió el otro, también joven y rapado, pero solo hasta por encima de las orejas y con dos dientes de menos -. Quizás este chico es una avanzada, como un comando reconociendo el terreno.
-Entonces podemos estar rodeados, ¿no es cierto, Chuncho?
-Es posible, Indio. Tenemos que pensar urgentemente en algo –y el hombre fue hasta el patio trayendo a duras penas un pesado balón rojo, un extintor de fuego.
Se me ocurrió entonces aprovechar la distracción de mis captores para huir, pero realmente estaba paralizado de miedo. Me resigné a esperar a ver cómo podría salir de esa horrible situación.
-¿Y eso? –preguntó el llamado Indio, señalando el extintor que el otro traía en sus manos con dificultad por su gran peso.
-Es para ponerlo detrás de la puerta para que no entren si vienen a buscarnos. Pesa mucho porque es especial para fuegos de industrias, ¿te acuerdas de dónde lo sacamos?
-Claro que me acuerdo, pero eso solo no alcanza. Dámelo para colocarlo yo y tú traes más cosas.
-No, yo lo pongo, Chuncho y tú traes.
-No, Indio, dame acá…
Comenzaron entonces un forcejeo tirando cada uno para su lado, cuando de repente el extintor se les resbaló de sus manos y cayó al suelo en medio de los dos, provocando que se abriera la llave y saliera de un gas espeso y blancuzo, el cual envolvió a los dos hombres, que no pudieron evitar respirarlo profundamente.
-¡Cof! ¡Cof! –tosió el Chuncho-. ¿Qué hacemos, Indio?
-Nada, ¡cof!, vamos a reforzar, ¡cof! La puerta de entrada, ¡cof! Y atrincherarnos aquí, ¡cof!
Moviéndose con cierta lentitud, comenzaron a empujar sillas, mesitas y lo que encontraran de cierto peso hacia la puerta, en medio de caídas, pausas para toser y por mareos. Cuando terminaron con las cosas de adentro fueron al patio y trajeron varios cachivaches, otro extintor y hasta una escalera. Cada vez se notaban más afectados por respirar el gas. Yo no entendía nada y el terror me hacía transpirar a mares, aunque me alegré un poco por el trapo que tenía en la boca y el casco, los cuales evitaron que yo respirara el gas.
En un instante, el llamado Indio pareció perder el control definitivamente y haciendo pantalla con sus manos, gritó hacia fuera con toda la potencia de sus pulmones:
-¡Somos unos miserables canallas atrapados en nuestra madriguera! ¡Pero no nos vamos a rendir así como así!
Chuncho lo miró pacientemente y cuando Indio terminó su discurso, lo abofeteó. El agredido trató de defenderse y lanzó, con cierta lentitud, un par de puñetazos al aire. Después se fueron al cuerpo a cuerpo, perdieron el equilibrio y forcejeando rodaron por el suelo barriendo con todo, pero lo extraño es que todo lo hacían en cámara lenta.
En un momento de la pelea, en la que ambos se tenían agarrados por el cuello, el más rapado preguntó:
-¡Cof! ¿Por qué combatimos entre nosotros, Indio?
-Porque no te gustó mi discurso, Chuncho.
-¿Solo por eso, Indio? ¡Cof!
-No sé, Chuncho, ¡cof! También puede ser que este niño sea el culpable.
-Es cierto, Indio. ¡Cof! Esa debe ser su estrategia, hacernos pelear. Divide y vencerás, ¿no es así, Indio? ¡Cof!
-Claro, Chuncho. Por eso te propongo obligarlo a hablar. ¡Cof!
-¡Buena idea, Indio! ¡Estás claro! ¡Cof, cof!
Se acercaron a la cama donde yo estaba y me encararon, cada vez más vacilantes por el efecto del gas.
-¡A ver, chiquillo! ¡Cof! ¡Contéstame, chiquillo! –me interrogó al fin el cabeza rapada, afirmándose de la cama para no caer-. ¡Cof! ¿Cuál es tu misión, chiquillo? ¿Quién te envió, chiquillo? ¡Cof!
Entre el miedo y el absurdo de mi situación, yo no entendía nada, incluso llegué a pensar que todo aquello no era más que un sueño, o más bien una pesadilla.
-¡Cof, cof! ¡Responde, maldito chiquillo!
-Pero, Chuncho, si no le quitas el casco y el trapo de la boca no te podrá hablar nunca, ¡cof!
-¡Es verdad! ¡Cof! ¡Nos enfrentamos a un chiquillo muy listo, Indio! ¡Cof!
Me liberó entonces de todo, después de intentarlo varias veces, claro, porque sus manos no le respondían bien.
-¡Cof! ¡Habla ahora, chiquillo! ¡No te hagas el astuto conmigo! ¡Cof, cof!
-¡Y conmigo menos!
-¡Pero yo no sé nada, señores! ¡No entiendo de qué me están hablando! ¡Cof! –pude decir, comprobando también lo enrarecido del aire, cuando me liberaron del casco y del trapo.
-¡Ah, con que esas tenemos, chiquillo! ¡Cof! ¿Así que no vas a hablar? ¡Cof! ¡Pues vas a ver que en unos segundos más nos dirás todo lo que sabes y hasta lo que no sabes! ¡Cof!
-¡Te faltó decir chiquillo!… ¡Ja, ja, ja! ¡Cof! ¡Eres muy cómico, Chuncho! –se divirtió el otro. Pero al mirarlo serio su compañero, desapareció su risa de repente-. ¡Y eres muy responsable también, Chuncho!
-¡No, por favor! –grité desesperado-. ¡No me hagan nada! ¡Cof! ¡Yo no sé nada!
-¡Cof! ¡Ya verás, chiquillo malo! ¡Cof! –amenazó Chuncho, tomando un martillo del ropero con mucha dificultad.
-Tendrás que hablar, ¡cof!, ahora –se burló de mí Indio, asintiendo con una sonrisa malévola.
-¡Indio! ¡Cof, cof! ¡Pon tu mano en la cómoda, Indio! ¡Cof! ¡Ya verás cómo este infeliz no resiste y lo confiesa todo! ¡Cof!
El rapado hasta las orejas puso su mano abierta sobre el mueble y su amigo dejó caer el martillo, pero no dio en el blanco de tan mareado que estaba. Insistió, y la cuarta vez al fin golpeó el dedo índice de su amigo. Indio se quedó mirando un punto lejano fijamente, hasta que se le aguaron los ojos. Se puso muy colorado, comenzó a sudar y por último se mordió los labios, pero mantuvo la posición erguida de su cuerpo con dignidad.
-¡Cof! ¡Habla, chiquillo! ¡Habla o le aplasto el otro dedo a Indio! ¡Cof!
-Ese no va a confesar, Chuncho, por favor, créeme –masculló con rapidez Indio, pasándose la mano sana por el rostro.
-¡Por favor! ¡Cof! ¡Voy a hablar! –imploré, para que no siguieran con aquello.
-¡Cof, cof! ¡Vas a confesar, chiquillo! ¿No es cierto, chiquillo? ¡Cof!
-¡Les voy a contar solo la verdad! ¡Se los juro!...”
El humor y literatura infantil (No. 4). Los juegos de palabras
Imagínese un juego donde hay diferentes partes de animales. Usted agarra las patas de un gallo y se la pega al cuerpo del gallo. Después toma la cabeza del gallo y se lo pega a las patas y al cuerpo que tenía ya unido y así consigue armar un espléndido gallo. Todo bien. Pero si quiere hacerlo gracioso, toma las patas del gallo y se la pega a la cabeza y donde iba ésta pone el cuerpo. Resultará un animal absurdo y se reirá. Pero también puede hacer otra cosa. Tome las patas del gallo y le pega el cuerpo de una vaca y a eso le agrega la cabeza de un pez y obtendrá un animal extrañísimo que le podrá dar mucha risa. Entonces, mientras más creatividad y sentido del humor tenga, mejor será el juego; es decir, le dará más placer, se divertirás más.
Pues eso mismo pasa con las palabras si juega con ellas. Las partes de cada animal serán las letras que forman una palabra y entonces la cambiará formando nuevas palabras cómicas, eliminando o añadiendo letras, también intercambiando el orden de las palabras en frases y oraciones, o usando palabras con dos significados distintos. Pero no sólo palabras escritas, se puede uno divertir también jugando con los sonidos de las palabras.
Con el afianzamiento de la lectura a partir de los siete u ocho años, el niño domina en mayor medida los recursos lingüísticos que sustentan el humor. Si los fonéticos son los que primero producen regocijo, casi desde que se aprende a hablar (onomatopeyas, repeticiones, concatenaciones), en esas edades es cuando comienzan a disfrutar de irreverencias y situaciones absurdas. Y se pueden adentrar en los morfosintácticos, muy explotados por el nonsense (derivaciones, composiciones, acrónimos y más) y los semánticos (antítesis, hipérboles, metonimias, metáforas, entre otros), los de más difícil elaboración y comprensión. Pueden aventurarse sin problemas en la creación de un retruécano, ejemplo: No es lo mismo; en el río Misissipi, que me hice pipí en el río… es mover de su lugar las palabras en las oraciones; o un calambur, ejemplo: Yo loco, loco y ella loquita / Yo lo coloco y ella lo quita… es modificar sílabas; o una paronomasia, ejemplo: La mujer es para eso, paraíso, / para uso de los hombres… son palabras que suenan parecido; o un oxímoron, ejemplo de Quevedo: El amor es hielo abrasador, es fuego helado, / es herida que duele y no se siente…son dos conceptos opuestos en una sola expresión; o un palíndromo, ejemplo: Dábale arroz a la zorra el Abad… es leer lo mismo al derecho y al revés; o un anagrama, ejemplo: un amigo de Homero Simpson se llama Ray Magini, lo cual significa Imaginary, que es Imaginario en inglés… es trasposición de letras. Y así, un largo listado de ejemplos más. Todo en clave de comicidad, por supuesto.
Los libros de humor para niños que manejan bien lo anterior, pueden ayudar a crear más fácilmente el hábito lector, a causa del disfrute. El placer creativo, el estético y el placer humorístico son muy parecidos al placer lúdico, porque el arte y el humor son puro juego también, ¿no es cierto?
Les aseguramos que leer y gozar con frecuencia estos pasatiempos que se realizan con las letras y las palabras, les favorece muchísimo el desarrollo de la creatividad, las habilidades del lenguaje, la redacción, la ortografía y el vocabulario a los chicos. Pero no sólo eso, también les desarrolla la agudezade pensamiento, el sentido del humor y la imaginación.
A continuación, varios ejemplos donde se exponen distintas maneras de jugarcon las palabras. El primero, extraído del libro Rátata, un ratón de biblioteca de la Editorial Humor Sapiens.
“… El sanguinario pirata giró su cabeza hacia el lugar indicado, miró por el catalejo y por el asombro y el susto, se le erizaron los pelos de la cabeza. Pero con tanto ímpetu, que el típico pañuelo rojo de pirata que los cubría, se soltó y fue volando hasta caer sobre el rostro del musculoso Don Cella, que como siempre, permanecía detrás de su Capitán.
“El bergantín de Filiberto, el filibustero, está a menos de cuatro nudos de distancia. Si zafan cada uno de ellos en medio minuto, en dos minutos más los tenemos encima”, habló para sí El Malo Grado antes de gritar: “¡No hay tiempo que perder! ¡Suban las velas!”.
-Perdón, Capitán –susurró a su oído el asistente personal del pirata-, le sugiero que no suba todas las velas. Deje algunas abajo, porque los hombres que trabajan ahí se pueden quedar a oscuras.
El Capitán cerró los ojos con fuerza y apretó más la daga entre sus dientes. Iba a mostrar su ira, cuando vio que ya casi tenía encima al bergantín de su enemiguísimo. Entonces gritó a todo volumen:
-¡¡Suelten amarras!!
-¡Señor! –otra vez le habló en voz baja el robusto Don Cella, bien pegado a la oreja-. Si soltamos al grumete Marras del calabozo, es probable que robe comida de nuevo. Además, dejarlo sin castigo será un mal ejemplo para el resto de los marineros.
La cara del terrible pirata se enrojeció, las venas de su cuello se hincharon y levantó su catalejo con el objetivo de descargarlo sobre la cabeza del recio Don Cella…”
El segundo ejemplo, extraído del libro Juegos de palabras, de la Serie Pepito, lee, juega y ríe de la Editorial Humor Sapiens. Son chistes creados con distintas maneras de jugar con palabras.
“a) No es lo mismo: “Unos sesos tirados a la plancha”, que… “Una plancha tirada a los sesos”.
b) Nombres: Elena Nito, Armando Esteban Quito, Alan Brito, Kena Arizona Tevez.
c) Apellidos: García come huevos de gallina y Montes de Oca; Alejandro de cayó del puente y Alberto de La Torre; González baja del cerro y Horacio de La Peña; Julio come del plato y Oscar de La Hoya; Eva Mendez cuanta horas y Cameron Díaz.
d) Enredos: Se me lengua la traba; decir una costra por osa; en menos que galla un canto.
e) Como se dice: ¿“autobús” en alemán? Subanempujen estrujenbajen; ¿”100” en chino? Cachi Chien; ¿”ascensor” en árabe? Ali ba bá.
f) Cruzas: ¿qué se obtiene de cruzar un reloj y un gallo? Un despertador; ¿qué se obtiene de cruzar un gato y un gallo? Un kikirimiau…”
El humor y literatura infantil (No. 3). Las versificaciones
Titulo así este punto, porque me gusta hacer versificaciones lúdicas, humorísticas, infantilonas. No soy poeta, ni pretendo serlo, pero confieso que me hace feliz rimar, versificar. Y sé que a los niños les puede encantar también y si lo combinamos con humor, el producto se hace muy placentero, sobre todo para motivar a leer.
“La poesía infantil es experiencia, encuentro, participación, alegría, y las fábulas, los poemas del absurdo o humorísticos, también constituyen un capítulo importante y atractivo para las apetencias infantiles”, asegura Sylvia Puentes de Oyenard, la reconocida escritora infantil uruguaya.
Existen formas donde tradicionalmente se vincula el humor con la poesía. Está el Limericks, que son historietas en verso. Un ejemplo inédito:
¡Diga el animal que tiene dos patas,
y no camina ni con alpargatas,
dos alas y no vuela
y un gran pico sin muelas!
¡Para mí es un ave turulata!
También el humor está presente mucho en las Jitanjáforas, que son combinaciones de palabras inventadas con otras que sí existen. Ejemplo inédito de una versión conocida:
Tin Marín de dos pingué
cúcara mácara títere fue.
Tin Marín de cuatro té
ánfora jáfora Jitan lo ve.
El humor se campea como perro por su casa en las Jerigonzas, que son formas de comunicación con lenguaje secreto. Ejemplo inédito, donde hay que eliminar las “chi” y los “cho” para entenderla:
Dichi ceschi tuchi quechi
haycho uncho percho rocho
echo chacho docho encho
unchi granchi banchi cochi
Encho micho vicho dacho
yochi hechi vischi tochi
achi unchi perchi rochi
concho pancho tacho lóncho
nichi corchi bachi tachi
achon tencho diencho docho
enchi unchi mechi sónchi
decho uncho bancho cocho.
Por supuesto que las rimas con ritmo y humor, repitiendo fonemas parecidos, al leerlas en voz alta producen mucha risa. Son los trabalenguas. Ejemplo: fragmentos del libro inédito El Pingüino Ningüino:
Come un coco el mandríl
y col el cocodrilo.
Va loco el cocodríl
y le come el mandrilo.
Luce bello el cabello
de ese bayo caballo.
Huye del rayo el gallo
y del callo el camello.
Otra forma donde está muy presente el humor es conocida como Versos con eco. Y se trata de repetir la última sílaba de algunas palabras. Ejemplo: una variante de Versos con eco es este fragmento del libro inédito El Pingüino Ningüino.
Llama que llama la llama.
¿Para dormir en mi cama?
Chicha que chicha chicharra.
¿Para tomarme esa jarra?
Ave que ave avestruz
¿Para prenderme la luz?
Leo que leo leones.
¿Para buscarme lectores?
Y faltan más formas como las adivinanzas, chardas, epigramas, romances, y otras, donde abunda en el humor en las versificaciones infantiles.
A continuación, tres ejemplos de rimas humorísticas, adivinanzas, piropos, trabalenguas, etcétera. El primero de versificaciones extraídas de los libros de la Serie Lee, ríe y juega con Pepito, de Humor Sapiens Ediciones y de la SeriePepito. Chistes para niños de la Editorial Humor Sapiens, en co-edición con Liberalia Ediciones. El segundo ejemplo, extraído del libro El enigma del huevo verde, de la Colección Barco de Vapor, Editorial SM., y el tercero del libro Sipo y Nopo, un cuento de luna, de la Editorial Alfaguara Infantil, en co-autoría con mi hijo Alex, bajo la firma de Pelayos.
Primer ejemplo:
a) Ayer pasé por tu casa y me tiraste un revólver / no te lo voy a devólver.
b) En el cielo las estrellas / en el campo las espinas / en el centro de mi pecho / una caca de gallina.
c) Tus ojos son dos luceros / que iluminan mi camino / anoche los cerraste / ¡y choqué contra un pino!
d) Te la digo y no me entiendes / te la repito y no me comprendes / te la diré otra vez / y sabrás qué es.
e) Lado, ledo, lido, lodo, ludo / De decirlos al revés, yo dudo: / ludo, lodo, lido, ledo, lado / ¡Qué trabajo me ha costado!
Segundo ejemplo:
a) Corrieron una carrera / señor búho y doña abeja / cuando la pasaba el búho / le dijo: ¡fea!, en la oreja.
b) Lorri, bilorri / zorro, I´m sorry / Lorri virín / contrazorrín / Huevo zorrambre / ¡quítame el hambre!
Tercer ejemplo:
Sipo fue a felicitar
a Nopo por su proeza.
(Le prometió una fineza:
¡medialunas con manjar!).
-Dime, Sipo, sin reproche:
¿Luna o Sol? ¿Cuál es más grande?
-La Luna, digo al instante.
¡La dejan salir de noche!
El humor y literatura infantil (No. 2). Los chistes
El chiste es algo que produce risa o sonrisa, que tiene las características de ser breve, con la mayor economía de elementos y es indivisible. Muchos le agregan la sorpresa como otra característica, pero ¿qué pasa con esa sorpresa cuando uno escucha o lee el mismo chiste varias veces y siempre se ríe? Bajo la anterior definición de chiste cabe desde una caída, la expresión de un rostro, una acción, un sonido y por supuesto, un hecho contado en lenguaje oral o literario. En nuestro caso, el chiste tiene además una intención: va dirigido a niños, con lo que eso significa. Que no es otra cosa que el niño lo pueda comprender. Pero a nosotros nos gusta agregarle: que tenga un contenido positivo implícito, para evitar así los chistes de contenido vulgares y groseros, etc., que a veces les gusta tanto a los adultos y que los chicos repiten incluso sin entenderlos, para orgullo de sus familiares, pero que en nada ayudan a su formación integral.
Los chistes aparecen en la literatura oral infantil en abundancia. Sólo hay que poner atención en los recreos de sus escuelas para darse cuenta de ello. Varios interesados nos hemos encargado de recopilarlos y hasta crearlos, porque estamos convencidos de su importancia en la educación de los niños.
En forma de libros para niños, los chistes podrían encontrarse en antologías o dentro de alguna historia. En cualquier caso, preferimos los de forma fija; es decir, los chistes que mantienen una forma constante para que los niños esperen el final con más expectación y para que los entiendan mejor y los cuenten y se dispongan a crear nuevos al ser más breves y sencillos. Nos referimos a chistes como: “los colmos”, “los qué le dijo”, “los cómo se llama la obra”, “los ayer pasé por tu casa”, “los cómo se dice”, “los tantanes”, etc.
Pero los chistes pueden tener muchas clasificaciones, por ejemplo, por temáticas: de animales, de escuela, de abuelos, y otros. Y podemos encontrarlos dentro de un diálogo, en una descripción, en una situación, etc.
A continuación, dos ejemplos. El primero son chistes sueltos seleccionados de la Serie Lee, ríe y juega con Pepito, de la Editorial Humor Sapiens y el segundo es un fragmento extraído del libro Pepito, el señor de los chistes, de la Editorial Alfaguara Infantil. En este libro se narra una historia del personaje Pepito, “el niño que se sabe muchos chistes y si no los inventa”, enfrentándose a Juanito, su mejor amigo-enemigo, en una competencia de chistes, donde sus compañeritos de clases hacen de jurado y decidirán quién es “El señor de los chistes del año”. Pero la competencia se extiende a otras situaciones como un terremoto, una operación clínica, etc., sin contar el uso que le dan para conquistar a dos niñas del curso.
Primer ejemplo:
a) ¿Cuál es el lago más dulce? / Lago Losina.
b) 1er Acto: Aparece un enanito diciendo groserías. 2do. Acto: Aparece ese enanito diciendo malas palabras. 3er. Acto: Aparece ese enanito diciendo garabatos. ¿Cómo se llama la obra? / ¡Vulgarcito!
c) ¿Cuál es el colmo de un carpintero? / Tener una hija cómoda.
d) Era un tipo tan feo, pero tan feo, tan feo, que un día mandó su foto por Internet ¡y lo detectó el antivirus!
e) Ayer pasé por tu casa y me tiraste una flor… para la otra, ¡sin macetero, por favor!
f) ¿Qué le dijo el oído al dedo meñique? / Entra, pero con cuidado porque está todo encerado.
Segundo ejemplo:
“Del colegio, Gretel se fue corriendo a su casa. Venus la siguió, pero no podía alcanzarla. Su disgusto la hacía no querer hablar con nadie. Ni siquiera con su mejor amiga.
A unas tres cuadras de su casa (ella vivía en una zona poco poblada), Gretel tenía su “rinconcito”. Un lugar donde le gustaba estar a solas, pensando, sin que nadie la molestara. Era una casucha abandonada, en ruinas. Así que decidió pasar un rato allí, antes de llegar a su casa, para que se le pasara aquello. Entró corriendo y sin fijarse, tropezó con un palo que servía para apuntalar el techo, y ocurrió el accidente. La casucha cayó estrepitosamente y Gretel quedó atrapada. Por suerte, Venus venía a media cuadra y lo vio todo. Se asustó mucho. Entonces voló, más que corrió, hacia el colegio a pedir ayuda. Ya se habían marchado todos. Solo quedábamos Juanito y yo jugando y discutiendo, como siempre. Cuando nos contó la tragedia, Venus y yo salimos a buscar socorro y Juanito fue enseguida hacia la casucha.
Cuando llegó, se puso a llamarla a gritos. Después de unos instantes escuchó su débil voz que decía: “¡Aquí, estoy aquí!”. Juanito apartó varias maderas y casi pudo llegar hasta donde estaba la niña. Pero más allá le fue imposible.
-¿Estás bien?
-...Sí... no sé... –respondió Gretel-. Tengo un chichón en la cabeza y muchos arañazos. Pero lo peor es que estoy atrapada debajo de una viga. No puedo moverme.
-Vas a tener que aguantar un poco –le contestó Juanito-. En cualquier momento vienen a sacarte. ¡Ten paciencia! ¿De acuerdo?
-... No sé... me estoy desesperando... quiero irme a casa... ¡quiero estar con mi papá y mi mamá!... –gritaba la niña.
Juanito no sabía qué hacer. No podía rescatarla porque pesaban mucho los escombros. Por tanto, solo podía consolarla. Pero, ¿qué le decía? De pronto tuvo una idea...
-¡Gretel! –la llamó-. ¿Me escuchas bien?
-¡Sí, pero ayúdame! –respondió la niña llorando.
-¡Cálmate! –le dijo-. Mira, tú eres una niña muy pequeña, por lo que va a ser fácil y rápido. ¿Cuánto mides?
-No sé, no me acuerdo –y añadió ella entre sollozos-: ¿Por qué tardan tanto?
-¡Ya vienen a sacarte! No te preocupes... Oye, ¿te imaginas que tú fueras tan chica que pudieras pasar a través de las hendiduras? ¡Ahora te podrías salvar!
-¡Pero no lo soy! –se lamentaba Gretel.
-¡Si tú fueras como una mujer que yo conozco! –insistió Juanito-. Oye, Gretel, imagínate que ESA MUJER ES TAN CHICA, PERO TAN CHICA... ¡QUE PARA ENCERAR EL PISO TIENE QUE SUBIRSE EN UNA SILLA!
-¡Ya, bruto! –dijo la niña, aguantando el llanto-. ¿Cómo se te va a ocurrir hacer chistes en la situación en que estoy?
-De verdad. Bueno, te digo que ESA MUJER ES TAN CHICA, PERO TAN CHICA... ¡QUE SIEMPRE TIENE OLOR A PATA EN LA CABEZA!
-¿Tú no entiendes cómo me siento? –repetía la niña
-¿Tú no sabes que también conozco a UNA MUJER QUE ES TAN FLACA, PERO TAN FLACA... QUE EL OTRO DÍA SE COMIÓ UNA ACEITUNA, Y TODOS DICEN QUE ESTÁ EMBARAZADA?
-¡Basta, Juanito! –se quejó la niña, pero menos enérgica que la vez anterior.
-Y también sé de UNA MUJER QUE ES TAN FEA, PERO TAN FEA... ¡QUE CUANDO MANDÓ SU FOTO POR CORREO ELECTRÓNICO LA DETECTÓ EL ANTIVIRUS! –continuó el niño.
-¡Por Dios! ¿No vas a parar?
-En serio. Si cuando niña ¡ESA MUJER ERA TAN FEA, PERO TAN FEA... QUE UNA VEZ LA LLEVARON A UN CAMPAMENTO EN LA MONTAÑA, Y LAS MISMAS FIERAS ENCENDÍAN FOGATAS PARA QUE LA MUJER NO SE LES ACERCARA!
-¡No sé qué puedo hacer contigo!
-¿Ahora me vas decir que no conoces al esposo de ella? ¿Al flaco? –agregó él -. Oye, ¡ESE HOMBRE ES TAN FLACO, PERO TAN FLACO... QUE SE DEDICA A LIMPIAR MANGUERAS POR DENTRO!
-¡Es increíble! – logró decir la niña esbozando una sonrisa.
-Tú no lo creerás –volvió el muchacho a la carga-. Pero ¡UN TÍO DE ESE HOMBRE TIENE TAN GRANDES, PERO TAN GRANDES LOS HUECOS DE LA NARIZ... QUE PARECE QUE TIENE LOS PULMONES A LA INTEMPERIE!
Él no la podía ver, así que no supo que con ese chiste, ella había mostrado los dientes con una gran sonrisa. Pero de todas maneras Juanito insistió, porque ella ya no protestaba y eso era una buena señal.
-Oye, Gretel, esto que te voy a decir es en serio. Mira, el otro día me enteré que ¡UNA MUJER ERA TAN GORDA, PERO TAN GORDA... QUE CUANDO SE CASÓ EN VEZ DE VESTIRLA DE LARGO, LA VISTIERON DE ANCHO!... ¿Me escuchaste? – le preguntó para saber, por su tono de voz, cómo estaba.
-Sí, te escucho.
La voz le dio confianza y prosiguió.
-Imagínate, que ¡LA MUJER ERA TAN GORDA, PERO TAN GORDA... QUE ERA MEJOR SALTARLA QUE DARLE LA VUELTA!
Con ese chiste, se oyó la risa de Gretel y el niño se envalentonó.
-Bueno, imagínate con quien se casó... ¡UN TIPO QUE ERA TAN TORPE, PERO TAN TORPE...QUE SI LE TIRABA UNA PIEDRA AL SUELO, LE ERRABA – y Juanito, al percatarse de la risa más alta que salía de donde estaba su amiga, continuó casi sin respirar -.Y tuvieron un hijo que cuando creció se hizo músico. Pero ¡ERA UN MÚSICO TAN MALO, PERO TAN MALO... QUE DECÍAN QUE NO TENÍA OÍDO NI PARA TOCAR EL TIMBRE!...
Ya las carcajadas de la niña las escuchaba Juanito con claridad.
-Y, ¡EL TIPO CANTABA TAN MAL, PERO TAN MAL... QUE SE ACOMPAÑABA DE UN PIANO, DOS VIOLINES, TRES GUITARRAS Y OCHO GUARDAESPALDAS!...
-La estruendosa risa de Gretel, coincidió con la llegada de los bomberos.
El rescate fue fácil y sin problemas.
El jefe del Cuerpo de Bomberos congratuló a Juanito por lo que hizo. Pero un solemne y grave político de Villarrisa aprovechó la oportunidad para sobresalir, pero según nuestra opinión, lo que hizo fue demostrar su ignorancia y rechazo hacia el humor.
-“Felicito a este niño –expresó, a manera de discurso, a la concurrencia que se había formado allí, y ante los periodistas-, por la idea de hacerla reír todo el tiempo para levantarle el ánimo. Pero me gustaría que un erudito me confirmara si no fue casualidad. Porque sabemos que la risa sólo abunda en boca de tontos...”
De todas maneras fue sensacional el éxito de Juanito. Él estaba feliz. Yo no.
-Oye, Pepito –me dijo al otro día-. Voy a confesarte una cosa: en esa situación me pasó una cosa extraña. Sentí que me enamoraba de nuevo de Gretel. ¡Y no fue lástima! Era su voz, su llanto, su risa... Y después cuando la sacaron se veía tan tierna... ¡Quédate tú con Venus!
-Lo siento, Juanito.
-¿Qué pasa ahora, Pepito?
-Nada, que eso mismo estaba pensando y sintiendo yo –respondí-. Mira, cuando ella corrió del colegio al llegar del zoológico, me fijé en su figura y me impactó. Después, cuando nos enteramos del accidente sentí una cosa por ella, que nunca me había pasado por alguien. Y, por último, como tú bien dices, cuando la sacaron se veía tan linda y tierna... ¡Que me enamoré de ella otra vez, Juanito!
-¡¿Qué?!
-Lo que escuchaste. ¡Tú eres el que se va a quedar con Venus!
-¡Eso vamos a verlo! –me gritó al irse para su casa.
La guerra continuaba.
El humor y literatura infantil (No.1). La historia a contar
Es el punto principal para un creador de humor en narrativa para niños. Es común entre los autores que le pongan más interés al argumento que las situaciones, los diálogos, los personajes y demás elementos del lenguaje narrativo.
Por supuesto, saber si tiene calidad humorística un determinado relato es fundamental, sobre todo para recomendárselo a un niño. Pero para tener una idea real y concreta sobre el asunto, uno debería leer el libro y no hojearlo; así que si está ante él y la síntesis de la contratapa dice algo de situaciones “delirantes”, “cómicas”, “ingeniosas”, “chistosas”, etcétera, lo mejor es leer el libro, o preguntarle a alguien confiable que lo haya leído, porque esas calificaciones a veces son engañosas, ya que se basan en “ganchos” comerciales.
En el caso del humor infantil, los argumentos no deben ser muy enredados o complejos, aunque cumplan con los requisitos del clásico inicio, desarrollo y final. También deben cumplir que el interés vaya in crescendo; que haya sorpresas; que veamos exageraciones y demás herramientas del humor.
Pero entremos en materia. Lo primero es saber que la diferencia entre la literatura humorística y la literatura en general son las intenciones del autor, que en nuestro caso son las de hacer reír o sonreír.
El cuento infantil es una narración breve, con un sencillo argumento fantástico o en tono realista, donde se plantea un conflicto, se desarrolla y se le da un final, ojalá inesperado, pero de manera lineal. Y todo con relativamente pocos personajes. ¿Dónde podría estar presente el humor? Debemos empezar por los temas de las historias a contar.
Es muy importante en la narrativa infantil humorística que el argumento de la obra por lo menos sea graciosa y con un final que provoque risa o sonrisa. Claro, la obra será mejor si además de producir risas, hace pensar.
Muchos autores deciden crear contenidos donde se critica, se satiriza algo mal hecho, para lograr una enseñanza a partir de la risa. Eso es muy válido si se hace bien. Pero ocurre muy pocas veces.
El argumento puede tener un tratamiento realista (una historia graciosa en una sala de clases, por ejemplo) o fantástico (una historia graciosa en otro planeta, por ejemplo). Pero también el humor puede estar en un relato de terror, de acción, romántico o de cualquier género. Incluso el humor es frecuente encontrarlo en libros de géneros mezclados de ficción (humor con aventura y terror, por ejemplo).
Es frecuente que se use mucho la exageración, para “inventar” el tema de un libro: un rey se deja crecer el pelo dos cuadras de largo (libro Ni un pelo de tonto); o el absurdo: un volantín se eleva y queda enganchado en la luna y el personaje sube caminando por las nubes para alcanzarlo (libro Sipo y Nopo, un cuento de luna); o lo incongruente: un personaje tiene un diálogo con otro hablando de una cosa y el otro de otra, sin escucharse (libro Lucía Moñitos, corazón de melón); o muy fantástico: Un rey es soberano de un país en cuyo territorio apenas él cabe acostado (libro Trinos de colores); y lo extraño: que una niña se despierte, vea el día gris y triste, entonces para alegrarlo lea un libro y que la historia de ese libro sea la misma en la que ella se levante y vea el día gris y triste (libro Lucía Moñitos).
Muchos autores, para asegurarse de tener un argumento cómico, escogen las llamadas comedias de enredos o equívocos, por ejemplo, alguien le da una carta muy íntima a otra persona que jamás debía dársela y se provoca un conflicto y se enreda el asunto, hasta el desenlace feliz; o las llamadas temáticas “costumbristas”, por ejemplo, en un funeral que se realiza en una casa de campo comparten personas que ni se conocen y aunque no se debe hacer, cantan, pelean, se hacen chistes, etc..
A continuación, un ejemplo de un argumento donde el humor está presente en la historia misma y en cierta exageración de pensamiento, típico de niños. Se trata de un monólogo extraído del libro Cuentos de Ada, de la Editorial Alfaguara Infantil.
“…Ese día me preparé el sándwich más rico y grande que se haya visto jamás. Tenía la boca hecha agua. Me lo serví en un plato para comérmelo con tranquilidad en el patio. Pero, de pronto, recordé que estaba solo en casa con mi hermano Yoyito. ¿Y si me veía y se le antojaba la mitad del sándwich? Decidí entonces comérmelo encerrado en el baño... Sólo contemplarlo era una locura. Dos tapas de pan apretaban una hamburguesa doble, hojas de lechuga, cebollas, pepinillos, dos capas de rodajas de tomates, un huevo frito, varias lascas de queso, y sobredosis de mayonesa, mostaza y ketchup... De nuevo se me hizo la boca agua. Pero había un problema. O me comía uno a uno los ingredientes por separado, o aplastaba los panes y me lo comía todo a mordiscos, abriendo la boca lo más posible. Sí, porque el sándwich medía unos centímetros más que una estiradísima boca promedio. Y la mía no era tan grande... Dudé. Y en esa vacilación estaba cuando, Yoyito, al no encontrarme por ningún lado, comenzó a llamarme a gritos. No lo pensé dos veces. Que me perdonara el enano, pero no podía compartir aquella delicia. Abrí tan desmesuradamente la boca que sonaron los huesos de mi mandíbula. Sentí un dolor agudo, pero enseguida se me pasó. Sin embargo, una sensación de parálisis me invadió la cara. Tocándola con mis dedos lo pude comprobar: ¡se me había trabado la quijada! ¡No podía cerrar la boca! ¡Era increíble! ¡Tenía que ir al médico lo más pronto posible! Pero sentí miedo. ¿Y si salía y se burlaban de mí en la calle? Era muy fácil reírse si me comparaban con un buzón, por ejemplo. O si un gracioso me metía un papelito arrugado como si mi boca fuera un basurero. ¿Y qué diría Cary si me viera así? Nunca más se interesaría por mí. ¡Y lo que era peor! ¡Si el pesado de Orco me llenaba la boca con agua sacada de cualquier lugar! ¡O un hombre, sin darse cuenta, me apagaba un cigarrillo en la boca confundiéndola con un cenicero! No, no podía salir así... ¿Pero qué podía hacer? Intenté cerrarla a la fuerza, con una mano en la cabeza y otra debajo de la mandíbula. Nada. Entonces se me ocurrió una idea estrambótica, pero era mi única oportunidad: me golpearía la quijada con el puño cerrado. Comencé suavemente. Nada. Continué con más fuerza. Nada. La tercera vez, me concentré pensando en que golpeaba la cara de Orco.
El knock-out fue fulminante...
Percibí un fuerte olor a alcohol. Poco a poco se me fue aclarando la vista y comprobé que me encontraba en un hospital. Reconocí a mis padres parados delante de mi camilla. Entonces escuché el tono alto y agudo de la voz de mi hermanito:
-... y sentí un estruendo. Empujé la puerta y vi que era Ada. Entonces llamé a la ambulancia, como ustedes me enseñaron, y lo trajeron para acá. Ah, y también recogí su sándwich...
-Pues cómetelo tú, hijo mío –dijo mi madre-. Te lo mereces.
En ese instante sentí que se me hacía la boca agua. Y sentí también un profundo odio por mi hermanito...”
Para un libro humorístico para niños, sin dudas el tema, el argumento, es fundamental, ya que eso es lo que queda después de la lectura, y más en los niños. “¿Ya te leíste el libro donde pasa esto y lo otro? ¡Es comiquísimo!”, se informan unos a otros.
En fin, encontrar un argumento cómico no es fácil, pero sólo hay que ponerle atención a lo que sucede a tu alrededor o dentro de tu imaginación, para que aparezcan ideas que hagan reír.
Sobre el nacionalismo.
El otro día mi amigo Pedraza Ginori mencionó, a raíz de mi largo viaje actual, la frase adjudicada a Pío Baroja: “El nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando”.
Yo le agregaría: “y para el que esté imposibilitado de viajar, la cura está en leer libros y asimilarlos”.
Pero me quedé enganchado en el tema. Es que todos los colores ideológicos usan el nacionalismo para llegar al poder y mantenerse en él. Así que me zambullí en el tema y encontré esta frases de Albert Einstein (1879-1955): “El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad”. Frase bastante similar a la de Pío Baroja (1872-1956). Como se fijarán, ambos nacieron y murieron en años muy parecidos ¿Quién le copió a quién? ¿Fue coincidencia? Da igual.
También encontré esta otra de Johann W. Goethe (1749-1832): “El orgullo más barato es el orgullo nacional, que delata en quien lo siente la ausencia de cualidades individuales de las que pudiera enorgullecerse”.
Pero la que me llamó más la atención fue esta frase de Pepe Pelayo (1952-2052): “El nacionalismo de muchos es la manipulación de un sentimiento cultivado en la fértil ignorancia”.
Singapur: una Isla rodeada de costas y costes.
Un país ideal para juntarse a conversar. Un lugar para Un y Trump.
Ya estaba casualmente en Singapur como turista, cuando me entero de que los presidentes escogieron esta Isla para reunirse. Esperando ese día histórico me puse a aprender norcoreano del norte. Por ejemplo, supe que Kim Jung-Un se llama así, porque “Jong” significa “uno” y “Un” significa “dos”, entonces él es “dos + uno”; es decir, el tercero de la dinastía. Su padre era Kim Jong-Il. Entonces tenemos que “jong” significa “uno”, como ya dije, e “Il” significa “uno” también (quizás en números primos o romanos, no sé). Por lo tanto, era “uno + uno”, por ello era el segundo, obvio. Y por último tenemos al abuelo Kim Il-sung, donde “Il” ya vimos que es “uno” y “sung” no es un número; es lo que en inglés se denomina “zoom” y en este casi es zoom in, porque es para agigantar que él era el número “uno”, el primero de la nepocracia norcoreana. Fue difícil el aprendizaje, pero improductivo. Por otro lado, también aprendí que Trump se llama Donald, pero no por el Pato Donald, como muchos creen, sino por el pariente de éste, Tío Rico Mc Pato. Otro dato intrascendente si se quiere, pero no por ello trivial.
Lo único realmente sustancial era la oportunidad de entrevistarlos. Así que me preparé. Empezando: ¿por qué Singapur? Me respondí: No se puede negar que este país tiene edificios con diseños futuristas, que es muy limpio y moderna, tecnologizado, con transporte público supereficiente, que no se ve pobreza; en fin, un lugar físico intachable para el encuentro de dos personas que viven al más alto nivel del mundo mundial.
Claro, yo disfruto más el barrio indio, el barrio árabe y el barrio chino de esta isla-ciudad-país. A propósito, es algo extraño ver un barrio chino cuando más del 90% de los singapurenses son de origen chino. Imagínese toda New York habitada solo por un 90% de gringos y que la actual Chinatown fuera el barrio norteamericano de la ciudad.
Decía que me gustan más esos barrios étnicos, porque los encuentro menos plásticos, fríos. Hay más vida a escala humana. Pero no me hagan caso, soy de origen humilde y a veces tengo estos abruptos sociales. Pero ya se me pasó, así que considérelo un exbrupto.
Se me olvidó mencionar que en Singapur hay un mall bien occidental cada cien metros, algo importante para los dos mandatarios según me han contado. No voy a criticar la densidad de mall en este país, porque yo me considero estar entre Bien y el Mall.
Continúo. La cosa es que pensé que como estos señores tienen sus políticas a la deriva, iban a hospedarse en el barco que está en la terraza, que une tres altos edificios. Sin embargo, no fue así y perdí la oportunidad. Corrí al hotel en que estaban y me imaginé lo difícil que sería atravesar el tumulto protestando, pero no había nadie. Me informaron que aquí prohibieron protestar hace tiempo. Si uno deseaba hacerlo, había una plaza (chica) destinada a ello, salvo que la protesta fuere contra el gobierno. Encontré que era una idea democrática maravillosa para implementar en muchos países como Venezuela, Cuba (por solo mencionar diez). Y entendí entonces otra razón más para que hayan preferido Singapur.
Claro, tenían otra cosa en común: en Singapur toda la prensa le pertenece al gobierno y sabemos que Kim es dueño de la de su país y Trump lo quisiera, según el desprecio a los periodistas que muestra.
Y, por qué no decirlo, me imagino que ambos desean importar la educación singapurense, tan elogiada en todo el universo. Hay que explicar que aquí el sistema público educacional es de excelencia. Eso se traduce en que las escuelas tienen un altísimo nivel de instrucción y exigencia (más encima casi gratis). Pero no se preocupe por los niños. Si no les da la cabeza para ser superinteligentes o superhiperestudiosos, los chicos pueden ir a colegios especiales (escuelas para “niños con otras capacidades”, para decirlo políticamente correcto), lo que les garantiza que no entrarán en las universidades (los que pueden estudian en el extranjero) y tampoco accederán a los mejores puestos de trabajo. En fin, una educación bien competitiva y exitista, como hecha para estos tiempos. Otra idea democrática a proponerle a Venezuela y Cuba (para seguir con los mismos quince ejemplos).
Bueno, debo despedirme. No me disculpo por gastar todo el espacio hablando de Singapur y no de la reunión cumbre, porque no pude hacerla.
Eso sí, me enteré de que al final intercambiaron peines, tintes, champú, etcétera, para mejorar lo más emblemático que los une y que casualmente está en la parte de afuera de sus cabezas.
Para los que necesiten este llamado de atención.
Por favor, hagan consciencia de las diferencias entre ser religioso y querer obligatoriamente que los que no lo son, vivan bajo sus dogmas y creencias; entre sentir orgullo de tu cultura y ser nacionalista; entre luchar por las injusticias contra la mujer y ser feminazi; entre tener ideas políticas propias y ser manipulado por los políticos; entre lo que es popular y lo populachero y lo populista; entre usar Internet y sus redes para aprender, consultar, comunicarse y usarla para atacar, herir, ofender y vomitar vulgaridades. Lo digo, porque hay una diferencia entre ser humano, humanista, humanitario y ser humanoide.